Domingo, 28 de abril de 2024

Oppenheimer: el destructor de mundos

Autor:

Fátima Cárdenas

Actualizada:

28 Jul 2023 - 5:54

Robert J. Oppenheimer, el hombre que guio el desarrollo de la bomba atómica, es el personaje central de la película dirigida por Cristopher Nolan.

Oppenheimer

Autor: Fátima Cárdenas

Actualizada:

28 Jul 2023 - 5:54

La película del padre de la bomba atómica está basada en el libro "Prometeo americano". - Foto: Archivo Mundo Diners

Robert J. Oppenheimer, el hombre que guio el desarrollo de la bomba atómica, es el personaje central de la película dirigida por Cristopher Nolan.

Esta nota está basada en el artículo "El destructor de mundos" publicado en la revista Mundo Diners.

Oppenheimer es una producción catalogada como un imprescindible del cine. El guion es una adaptación del libro "Prometeo americano" (2005). Esta fue una biografía a cuatro manos y veinticinco años que a sus autores, Kai Bird y Martin J. Sherwin, les mereció el Pulitzer en 2006.

Sin embargo, pese a que fue alabada tanto por el público como por la crítica especializada, la primera traducción al español no se publicó sino hasta enero de 2023.

Después de su lectura, le contamos los detalles más apasionantes de la vida del “destructor de mundos”, para que vaya al cine con los deberes hechos.

La bomba de Oppenheimer

El 6 de agosto de 1945, a las 08:14, el bombardero estadounidense Enola Gay descendió a seiscientos metros de altura y, antes de ser detectado por los radares japoneses, arrojó a 'Little Boy'. Se trataba de un artefacto nuclear de 4,4 toneladas de peso y tres metros de longitud, que reventó en el corazón de la ciudad de Hiroshima.

En milésimas de segundo la temperatura se elevó a más de un millón de grados centígrados. Además, el aire ardiente generó una bola de fuego que superaba los doscientos metros de diámetro. En un parpadeo, "Little Boy" incineró a más de 60.0000 personas.

Al día siguiente, en Estados Unidos, el general Leslie Groves, al mando de la misión, llamó por teléfono a Robert Oppenheimer. "Estoy orgulloso de usted y de toda su gente", dijo. "¿Ha ido bien?", preguntó Oppenheimer. "Por lo visto, pegó una explosión tremenda", respondió el general. "Ha sido un camino muy largo", se despidió el físico.

"Prometeo americano"

'Prometeo americano' rescata el hecho de que Oppenheimer es considerado el padre de la bomba atómica, aunque él no hizo ningún descubrimiento importante. Su gran rol fue el de encaminar los hallazgos de los investigadores que le antecedieron.

Oppenheimer supo cotejar y sintetizar el trabajo de muchos otros genios y dirigirlo hacia un solo objetivo: un arma tan poderosa capaz de dejar inhabitable a la Tierra.

En las primeras doscientas páginas, el libro recoge su vida de niño que, como el mismo 'Oppie' confesaba en una carta, no lo preparó para saber que "el mundo estaba lleno de cosas crueles y amargas".

La secundaria la hizo en un instituto de élite, donde fue víctima del escarnio adolescente. Luego, ya en la Facultad de Química de Harvard, tuvo pobres interacciones sociales y un comportamiento autoalienante. Así se ganó la etiqueta de extraño, neurótico y deprimido.

Brillante, ingenuo y cautivador

Cada detalle de su biografía sirve para comprender la complejidad de Oppenheimer. Es todo a la vez: brillante e ingenuo, cautivador, prepotente, inflexible y brusco.

Resulta algo torpe para la física experimental, con esos ojos azules igual de profundos que su comprensión de la física teórica: el punto fuerte de su erudición que se reveló mientras cursaba el doctorado en la universidad alemana de Gotinga.

Su reputación como catedrático en la Universidad de California en Berkeley y en el Instituto Caltech de Pasadena lo colocó como el candidato ideal para liderar el Laboratorio Nacional de los Álamos. Ese laboratorio fue el epicentro científico del Proyecto Manhattan, que marcó dos puntos clave de la historia: el punto final de la Segunda Guerra Mundial y el punto de partida para la era nuclear.

En pocos meses, alrededor del laboratorio, se levantó una ciudad. Se trató de "la ciudad que nunca debió existir". Su fin era ser habitada por las más de 6.000 personas que, directa o indirectamente, participarían en la liberación de una energía atroz, cuyo poder de destrucción era hasta entonces desconocido.

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