Con poco o nulo armamento, los agentes de seguridad penitenciaria (ASP) deben lidiar diariamente con las bandas delictivas más peligrosas.
Luego de recibir un impacto de bala en la cabeza, el agente Danilo Cisneros permanece en un hospital de Quito con pronóstico reservado.
La Policía Nacional maneja dos hipótesis sobre este atentado.
Una es que se trató de una represalia de las bandas criminales por el traslado de varios de sus cabecillas a la cárcel de La Roca en Guayaquil. Los cinco jefes criminales fueron enviados desde la Cárcel de Turi, en Cuenca, donde el 3 de abril de 2022, sucedió la última masacre.
El primer enfrentamiento del año en las cárceles del país dejó 20 reclusos asesinados.
La segunda hipótesis, en cambio, señala a Cisneros como una víctima colateral. El agente era el encargado de receptar las firmas de los sentenciados que gozan de prelibertad y que deben presentarse periódicamente ante el SNAI.
El 6 de abril de 2022, día del atentado, presuntamente asistió a firmar un integrante de una de las bandas y una organización rival intentó aprovechar su vulnerabilidad dentro de una dependencia pública para asesinarlo. Todavía no hay detenidos por este caso.
No se trata de un caso aislado
Aunque las cifras oficiales sobre agentes de seguridad penitenciaria heridos o asesinados no son públicas. El propio SNAI y la Policía Nacional ha reportado cuando algunos de estos eventos han sucedido.
Solo en lo que va de 2022, por ejemplo, se ha informado el asesinato de tres guías penitenciarios:
- 5 de enero de 2022: Ese día, el agente de Cristian Llerena de 27 años fue asesinado en el kilómetro 12 de la vía a Daule, cuando viajaba en moto junto a su padre. Dos hombres en moto lo interceptaron y le dispararon, al menos cinco veces.
- 30 de enero de 2022: Dos agentes fueron objeto de un atentado mientras viajaban, en un vehículo, por la vía San Vicente-Chone, en Manabí. Luis Montesdeoca, un agente de 39 años, murió a causa de varios disparos. Su acompañante, Martha Zambrano, resultó herida.
- 8 de marzo de 2022: El agente Leonardo Rentería, quien laboraba en la Cárcel de Esmeraldas y gozaba su día libre fue asesinado en el sur de esa ciudad. En el sitio se encontraron al menos 15 restos balísticos.
Pero, los agentes no solo son víctimas. También hay varios reportes de que los guías son reclutados por las bandas para ingresar objetos prohibidos a las cárceles.
Por esta razón, desde que se desató la crisis carcelaria a mediados de 2020, los filtros de acceso a las prisiones están a cargo de la Policía y de las Fuerzas Armadas. Los uniformados revisan a los agentes cuando entran y salen de las cárceles.
Déficit de guías penitenciarios
En Ecuador, un guía custodia a 62 personas privadas de la libertad, según datos del Servicio de Nacional de Atención a Privados de la Libertad (SNAI). Esa cifra es el doble a los 30 detenidos por cada guía que recomienda la norma internacional.
¿La razón? Desde 2010, la población penitenciaria se multiplicó por cuatro, pasando de 9.000 detenidos a los 36.000 actuales.
Sin embargo, el número de miembros del Cuerpo de Vigilancia y Seguridad, al que pertenecen los guías penitenciarios, ha mantenido su promedio de 1.650 integrantes.
Para empeorar el panorama, no poseen ningún tipo de armamento, letal o disuasivo, para controlar a los presos al interior de las cárceles.
En su reciente informe sobre la crisis carcelaria ecuatoriana, la CIDH solicitó al Gobierno reforzar el cuerpo agentes penitenciarios. El Gobierno espera iniciar un proceso para reclutar 4.000 nuevos guías en mayo.
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