Miércoles, 08 de mayo de 2024

Ben Affleck se luce en medio de una guerra de videntes

Autor:

Alejandro Ribadeneira

Actualizada:

4 Nov 2023 - 10:29

La película 'Hipnosis: Arma invisible' se estrenó en Ecuador. El director Robert Rodríguez une fuerzas con Ben Affleck.

Ben Affleck en una escena de 'Hipnosis: Arma invisible'.

Autor: Alejandro Ribadeneira

Actualizada:

4 Nov 2023 - 10:29

Ben Affleck en una escena de 'Hipnosis: Arma invisible'. - Foto: Solstice Studios

La película 'Hipnosis: Arma invisible' se estrenó en Ecuador. El director Robert Rodríguez une fuerzas con Ben Affleck.

Con Ben Afleck ya no sabemos qué opinar. Somos incapaces de decidir si es un actor sobrevalorado o más bien, subestimado. Tampoco si es un gran director o alguien con demasiada suerte.

Ni siquiera es posible encasillarlo totalmente como protagonista de la prensa rosa, pese a su relación con JLo y el historial de sus adicciones. Algo nos detiene a ser tan severos con él. O, para ser precisos, ya nadie cree que estamos ante el actor de la vergonzosa 'Gigli' (2003).

No importa. Esa ambigüedad ha permirtido que Ben Affleck siga apareciendo en proyectos interesantes como 'Hipnosis: Arma invisible', su nueva película que se acaba de estrenar en los cines de Ecuador.

En esta ocasión, Affleck no dirige sino que se pone al servicio del director Robert Rodríguez, otro espécimen inclasificable del cine, quizás algo lastrado por el éxito de 'Machete'.

Pero su 'Hipnosis: Arma invisible', también conocida como 'Hypnotic', funciona bien. Cuenta los esfuerzos de un policía que busca a su hija y que recibe la ayuda de una psíquica. Sin pretederlo, el protagonista queda en medio de una guerra de videntes.

La primera sensación es que no parece que estamos ante una película típica de Robert Rodríguez: no hay atmósferas sucias ni sangre ni guiños a Tarantino. Más bien, hay referencias a Christopher Nolan, en especial a su fabulosa 'Origen'. Eso ya es raro.

Ben Affleck se luce en su papel. No es para Óscar, pero logra tansmitir las emociones necesarias que exige la escena y maneja bien tanto la sensibilidad de un padre frustrado como la de un confundido policía que pasa de cazador a presa.

Pero mejor están las trampas que tiende el director a la audiencia a lo largo de la trama. Pese a estas redes y giros del argumento, la película fluye y no se detiene hasta el final menos adivinable de la filmografía de Robert Rodríguez.