Lunes, 06 de mayo de 2024

"Curar el alma con las manos", deseo de artista DelGuasmo con su taller en el sur de Guayaquil

Autor:

Diana González

Actualizada:

16 Oct 2023 - 19:35

El artista DelGuasmo lidera 'El taller de los abuelos', donde crea piezas de cerámica e imparte talleres para que el público general pueda vivir la experiencia de conectarse con el presente a través del barro. Una terapia de arte.

Taller de cerámica del artista Del Guasmo.

Autor: Diana González

Actualizada:

16 Oct 2023 - 19:35

Alfonso Ponce Reyes es Del Guasmo. Aprendió el arte de hacer cerámica de sus abuelos maternos, que abrieron el taller en 1986. - Foto: Cortesía de Del Guasmo

El artista DelGuasmo lidera 'El taller de los abuelos', donde crea piezas de cerámica e imparte talleres para que el público general pueda vivir la experiencia de conectarse con el presente a través del barro. Una terapia de arte.

El Guasmo, barrio del sur de Guayaquil, se asocia desde hace años a noticias de inseguridad

Pero allí, a pocas cuadras del límite sur del área urbana de la ciudad, hay un pequeño espacio artístico de creación de cerámica a cargo, precisamente, del artista llamado DelGuasmo (su nombre artístico).

Alfonso Ponce Reyes es DelGuasmo. Aprendió el arte de hacer cerámica de sus abuelos maternos, que abrieron el taller en 1986, aunque "mi abuela era la que más se dedicaba esto", detalla.

En 'El Taller de los Abuelos' se dan cursos de cerámica a manera de terapia, para conectar con el presente.

En 'El Taller de los Abuelos' se dan cursos de cerámica a manera de terapia, para conectar con el presente.  Cortesía de Del Guasmo

La cerámica requiere paciencia. Al crear, Alfonso mueve meticulosamente sus manos: mezcla, amasa, estira, mide, corta, esculpe, golpea, hornea, pinta.

Son muchísimos pasos y existen varias técnicas que aún no domina completamente, pero tiene la convicción de perfeccionarlas.

¿Por qué dedicarse a trabajar con cerámica?

Porque... ¿por qué no?, responde riendo.

Hace casi una década, Alfonso estudiaba Derecho y Administración de Empresas en la Universidad de Navarra, en España. Al mismo tiempo, trabajaba en el museo de esa entidad. Fue allí donde se dio cuenta de que el arte era lo suyo.

Entre 2015 y 2016, empezó un proyecto como 'art dealer' en Pamplona, en el que distribuía y promocionaba, junto con algunos amigos, arte africano. Pero tuvo que volver a Ecuador. Aquí se dedicaba a otros trabajos, pero siempre visitaba a su abuelo en el taller.

Hasta que llegó la pandemia.

Cambios por la pandemia

La pandemia por COVID-19 trajo cambios para todos y para Alfonso no fue la excepción.

Su abuelo falleció a causa de esta enfermedad y, como el taller era parte de la herencia familiar, decidió renovarlo. 

"Mi abuelo trabajó hasta pocos días antes de enfermarse (...) el taller quedó con piezas sin hornear, moldes llenos, canecas con material... Quedó en pausa. Tuvimos que limpiar, arreglar, y retomar el trabajo luego de esa pausa", explica el artista de 28 años, que tuvo la colaboración de su familia para poner el lugar en marcha.

Lo rebautizó como 'El taller de los abuelos', y es el lugar donde funciona Del Guasmo.

Reviviendo una herencia peninsular

Los abuelos de Alfonso eran de San Pedro, comuna de la provincia de Santa Elena. Aunque ambos se dedicaban a elaborar cerámica en la comuna, pues lo aprendieron de sus padres, su abuelo, Juan Reyes, cambió de profesión durante muchos años y fue Bella Iglesias, su abuela, quien montó el taller y hacía la mayoría de creaciones.

Crear una pieza de cerámica requiere mucha paciencia y enfoque en el presente.

Crear una pieza de cerámica requiere mucha paciencia y enfoque en el presente.  Cortesía de Del Guasmo.

"(En Guayaquil) Mi abuela tuvo una boutique, vendió batidos y mariscos en el mercado en el Guasmo, con lo ahorrado invirtió en un horno y en sus primeros moldes (…) sus hijas se unieron, mi tía y mi mamá pintaban y ayudaban a sacar piezas. Luego vino el abuelo…", cuenta sobre esta herencia familiar que retomó y que ahora quiere llevar más allá.

En las 'épocas doradas' del taller, recibían compradores de Azuay, El Oro, y otras partes de Ecuador, por su "bien hacer", cuenta Alfonso.

Pero en una de las crisis de este oficio, en el año 2.000, dejaron de vender cerámica finalizada por la llegada de producto chino a bajo costo. Entonces decidieron vender la cerámica en bizcocho (sin hornear).

Cuando Alfonso reabrió el taller, decidió que sí vendería productos finalizados. Decidió arriesgarse a "hacer cerámica de verdad", recalca, y como le enseñó su familia, busca en el mercados distintos tipos de ingredientes para los productos.

Utiliza barro de distintas calidades y texturas, de laboratorio y más natural (de río), que tengan varios colores en su resultado final, sean locales o e importados.

Investiga técnicas de todo el mundo y realiza estudios antropológicos de la cerámica ecuatoriana, para plasmarla en sus creaciones. 

La que más aplica es la técnica de plancha: con un rodillo aplana la masa de barro y "como los niños -cuenta usa la geometría para 'jugar'". Crear formas tridimensionales da golpes en el barro para eliminar vertices

Así, trabaja al mismo tiempo, piezas a pedido, y otros diseños que surgen como parte de esa investigación, como platos, sellos, bandejas y chinescos con motivos precolombinos.

Actualmente está trabajando en una exposición para un museo, que se encuentra en etapa de investigación.

Talleres de cerámica como terapia

Al hacer cerámica, la mente se concentra en los detalles, en el presente.

Por eso, los talleres que organiza Alfonso son una especie de terapia. Además, no es un arte 'instantáneo' como todo lo que estamos acostumbrados en la actualidad.

DelGuasmo cuenta que la gente en ocasiones llega a las clases pensando que será algo corto y "para la foto del Instagram", pero una vez que utilizan sus manos, se dan cuenta de que es un arte que requiere, enfoque, tiempo y paciencia, y que vale lo que vale. Son, para el "pequeños momentos de desdigitalización".

Los talleres de cerámica son para niños y adultos.

Los talleres de cerámica son para niños y adultos.  Cortesía de Del Guasmo.

También ha organizado clases en fiestas privadas, pues la gente, más que nunca, busca hacer cosas dentro de casa, por motivos de seguridad.

¿Cómo te sientes en el barrio? No puedo decir que no tengo miedo, que se escuchan cosas, pero aquí nunca he visto nada malo, hasta ahora.

Con Guayaquil, comenta, tiene "un amor-odio", como tantas personas con su ciudad de origen.

"Mi oficio es burbuja, no puedo decir que me va de maravilla, pero decidí aportar a este lugar, la cerámica tiene, para mí, una función social", dice.

"Básicamente, explica, el barro es lodo, tierra mezclada con agua. Son las personas las que hacen el trabajo y hacer cerámica es una forma de curar el alma con las manos".