Sábado, 27 de abril de 2024

El cambio climático está frenando la rotación de la Tierra, lo que afecta la medición del tiempo

Autor:

EFE / Redacción Primicias

Actualizada:

27 Mar 2024 - 17:16

Muchas actividades en el mundo, desde Internet hasta los mercados financieros, necesitan una escala de tiempo coherente, que se podría alterar por el cambio climático.

Toma aérea de la Antártida en febrero de 2024.

Autor: EFE / Redacción Primicias

Actualizada:

27 Mar 2024 - 17:16

Toma aérea de la Antártida en febrero de 2024. - Foto: AFP

Muchas actividades en el mundo, desde Internet hasta los mercados financieros, necesitan una escala de tiempo coherente, que se podría alterar por el cambio climático.

El aumento del deshielo polar, por el cambio climático, está haciendo que la Tierra gire de forma más lenta, es decir, está afectando su rotación. Lo dice un reciente estudio publicado en la revista académica de ciencia Nature.

Exactamente, lo que está pasando es que las masas heladas de Groenlandia y la Antártida al transformarse en líquidas se redistribuyen hacia los océanos, elevando el nivel del mar. En pocas palabras, hay una transferencia de masa desde los polos al ecuador, lo que estaría frenando el giro del planeta sobre su eje.

Y el cambio en la rotación de la Tierra tiene impacto en la forma en la que se miden los minutos y horas.

Cambios en el tiempo

Muchas actividades en el mundo, desde Internet, los móviles o los mercados financieros, necesitan una escala de tiempo coherente, normalizada y precisa, la que proporciona el Tiempo Universal Coordinado (UTC), respecto a la que se calculan todas las otras zonas del mundo.

La UTC viene fijada por los relojes atómicos (TAI), pero teniendo en cuenta el ritmo del ángulo de rotación de la Tierra -UT1-, el cual varía.

Los relojes atómicos, más de 400 en el mundo, ayudan al planeta a definir qué hora es con una precisión de nanosegundos. Lo hacen a través del cálculo del tiempo de los cambios de energía que se dan por la alteración de los átomos de cesio mediante un bombardeo de microondas.

Para ajustar los relojes UTC y TAI ha sido necesario, en varias ocasiones desde 1972, añadir un segundo intercalar, es decir, hacer que un minuto en concreto dure 61 segundos.

Aunque un segundo pueda parecer poca cosa, en la actualidad son muchas las actividades en la red que dependen de servidores con tiempos muy exactos. Por eso, el código que lleva la cuenta del tiempo en cada ordenador suele estar diseñado para manejar ese segundo extra ocasional.

Hasta ahora, la rotación de la Tierra se había ido haciendo gradualmente más rápida, de forma que el tiempo UT1 corría más rápido que el de los relojes atómicos.

Perder un segundo

Esto implica que con los años la hora UTC tendría que perder un segundo para mantener la sincronía, es decir, el último minuto de un año determinado tendría 59 segundos.

La idoneidad de seguir usando segundos intercalares es algo que aún discute la comunidad internacional, que tampoco se ha pronunciado sobre si uno en sentido negativo sería necesario.

De decidirse, sería la primera vez en la historia que se aplicaría un segundo intercalar negativo, por lo que será difícil asegurarse de que todos los ordenadores interconectados del mundo puedan permanecer sincronizados.

La investigación de Duncan Carr Agnew, para la que empleó modelos matemáticos, indica que ese segundo negativo podría haber sido necesario hacia 2026, pero que la influencia del deshielo de los polos en la velocidad de la Tierra lo retrasará unos tres años.

La ralentización de la rotación de la Tierra causada por el deshielo y por cambios en el movimiento de su núcleo, ha retrasado el momento de tomar la decisión de si es necesario o no incluir un segundo intercalar negativo y da más tiempo para prepararse.

En todo caso, que el cambio climático haya sido capaz de modificar la velocidad a la que gira toda la Tierra es -destaca- “otro indicio más de que estamos teniendo un efecto sobre el mundo como nunca antes se había visto”. 

"Estamos teniendo un efecto sobre el mundo como nunca antes se había visto".

Duncan Carr Agnew