Viernes, 26 de abril de 2024
Con Criterio Liberal

Contra los jacobinos y en defensa de Don Juan Carlos I

Luis Espinosa Goded

Luis Espinosa Goded

Luis Espinosa Goded es profesor de economía. De ideas liberales, con vocación por enseñar y conocer.

Actualizada:

24 Ago 2020 - 19:00

El Rey Emérito abandona España pues ya ha sido sentenciado por los tribunales de la opinión publicada. Sin un juicio condenatorio, sin tan siquiera estar imputado ante ningún tribunal, ni en España ni en Suiza ni en Inglaterra ni en ningún lugar.

Pero ya es declarado culpable por quienes opinan contra todo y linchan a quien ven débil (más si otrora fue fuerte y entonces no se atrevían ni a criticar).

Creo en la libertad de expresión y en el cuestionamiento permanente a nuestros líderes y políticos, pero no en las cacerías mediáticas ni en las sentencias sumarias sin juicios ni oportunidad de escuchar a las partes.

Se cuestionan las acciones del Rey Emérito, tanto de su vida privada como del manejo de fondos, teniendo como única fuente las declaraciones de una cortesana despechada.

De hecho es muy extraño que la principal acusación sea el supuesto pago de USD 100 millones de Arabia Saudí al Rey por conseguir la contratación para empresas españolas de la obra del tren AVE que va de la Meca a Medina, y nadie parece cuestionar que una comisión la pague el adjudicador de la obra, lo que es un absurdo. 

Esperemos a ver cómo evolucionan los juicios, con un principio de ponderación y prudencia que todos nos merecemos, incluidos los reyes. Ni más ni menos.

Surgen ahora muchos jacobinos que emulan el famoso discurso de Saint-Just ante la Asamblea Nacional francesa el 13 de noviembre de 1792, donde dijo sobre el juicio a Luis XVI que “nadie puede reinar de manera inocente” y que el rey debe ser condenado por el hecho de serlo.

Por eso no es sólo un cuestionamiento a las acciones del Rey Emérito lo que vivimos, se cuestiona la monarquía, confundiendo democracia y forma de Estado, signo político del gobierno con las reglas del juego, y obviando que gran parte de las mejores democracias del mundo son monarquías constitucionales, otorgando a la figura del Rey un papel institucional de contrapeso de poderes y de visión a largo plazo que ha sido y es muy relevante pues “el rey reina pero no gobierna”.

La monarquía es una piedra angular del orden constitucional español, uno de los principales acuerdos entre la izquierda y la derecha moderadas, una garantía de la defensa de la democracia (como demostró don Juan Carlos ante el intento de golpe de Estado el 23 de febrero de 1981), una de las principales garantías de la preservación de la unidad de España (como quedó demostrado con las acciones de Felipe VI el 3 de octubre del 2018, ante el reto independentista catalán) y un referente internacional.

Yo no sé qué ha ocurrido entre don Juan Carlos y Corinna, y creo que nadie lo sabe pues sólo conocemos una versión y un Rey Emérito no tiene la oportunidad de explicar la suya.

Sí sé lo que ha hecho Don Juan Carlos por España e Hispanoamérica, liderando el proceso de transición democrática de manera ejemplar, la incorporación de España en la Unión Europea, promocionando la unidad hispanoamericana y las cumbres Iberoamericanas, siendo el mejor embajador de España. 

Y también sé que su hijo, Don Felipe VI, continúa el legado de una monarquía constitucional, adaptada a los tiempos con una exigencia de ejemplaridad y servicio admirables. Y que quienes quieren deponer a la monarquía no proponen ni una alternativa viable, ni un procedimiento legítimo, ni suscitan un consenso nacional.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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