Lunes, 29 de abril de 2024
Columnista Invitado

Ecuador: Ahora Sí, de Verdad, un Cambio – Parte I

Javier Justicia

Javier Justicia

Máster en Política Pública en la Universidad de Calgary y director de Operaciones e Investigaciones de Latin American Initiative, en coautoría con José Paredes, estudiante de Economía de la Universidad Católica (PUCE).

Actualizada:

19 Ago 2023 - 5:56

Aunque las dos partes de este artículo son fundamentalmente apolíticas, aquí pretendo demostrar que la única opción para lograr finalmente la gobernanza de Ecuador es que se dé una unión política de los representantes de los pueblos indígenas con el binomio que mejor represente la opción democrática para el país en las elecciones de 2023.

A estas alturas pocos nos habremos recuperado del shock que produjo el asesinato del candidato Fernando Villavicencio. La mejor forma de honrar su memoria, así él no haya sido el candidato de nuestra preferencia, será trabajando juntos para tener un mejor país. 

Y para esto hay que ofrecer soluciones y no solo análisis y apreciaciones.

La primera parte de este artículo propone la implementación de un programa de desarrollo focalizado para las naciones indígenas y afros de Ecuador. La segunda parte propone alterar fundamentalmente a la sociedad ecuatoriana dominando la geografía tan difícil que ha hecho de Ecuador un país muy difícil de gobernar.

Para todo esto hay una herramienta indispensable que pocos políticos ecuatorianos han usado para buscar alternativas para el progreso y ese es el conocimiento académico. No es que en el país no haya académicos preparados, todo lo contrario, pero a propósito o por costumbre no se ha permitido que la academia ecuatoriana aporte en la dirección que toma el país. 

Es vital lograr la concepción de un programa de desarrollo consensuado por la mayoría de los ecuatorianos, que examine las características tan peculiares de nuestra tierra usando un lente académico. 

La implementación de los conceptos globales que se presentan aquí tiene que ir de la mano con la implementación de políticas razonables, necesarias para el funcionamiento del resto del país, y que de hecho forman parte ya del baúl de ofertas de algunos de los candidatos para estas elecciones de agosto 2023. 

La misión de la presentación de estos conceptos es la de ofrecer a los líderes políticos del país una visión diferente de como orientar al Ecuador. 

Lo primero a considerar en cualquier análisis del país, que pueda usarse en la elaboración de un plan de desarrollo nacional, es que Ecuador es en realidad un país multiétnico y plurinacional. Esto se menciona hasta en la Constitución, pero ¿qué significa en realidad? 

La primera característica particular de Ecuador, como país multiétnico y plurinacional, es que este es un país con una sociedad desigual.

Durante los famosos más de 500 años desde que llegaron los españoles, en Ecuador ha habido mejores y peores gentes categorizadas simplemente según su etnia. Esto ha creado un racismo estructural a través de la historia del país. Este racismo estructural es una de las principales razones por las que no existe unión entre los habitantes de Ecuador. La diferencia ha sido tan marcada entre etnias, y el complejo de los dominados y conquistados tan fuerte, que casi tres cuartas partes de los ecuatorianos no se identifican en absoluto con ser indígenas, a pesar de que el ecuatoriano promedio tiene un 60% de esa genética. 

La desigualdad social y la desunión que hay entre ecuatorianos son sin duda causa de muchos de los problemas que existen en el país. La delincuencia, la inseguridad, el subempleo, etc. son el reflejo de una sociedad dispareja, en donde muchos carecen de oportunidades y por eso viven inconformes con la estructura social, económica, política y en cierta medida incluso histórica del país.

El primer concepto entonces es el de la necesidad urgente y fundamental de revalorizar a la sociedad ecuatoriana. Y para esto primero se debe revalorizar primordialmente a la cultura indígena. El revalorizar a la cultura indígena va a permitir que la sociedad mestiza, que hoy conforma la mayoría de la población ecuatoriana, deje de negar o avergonzarse de sus raíces

Como ya se dijo, la desigualdad entre etnias en Ecuador, producto del abandono de las culturas indígenas y afros por más de medio milenio, crea problemas muchísimo más graves y complejos que tan solo la pobreza de algunos. El desequilibrio de la sociedad comienza por la percepción de que en el país hay los unos y los otros. La gran desconfianza que existe cuando una sociedad se divide entre grupos de unos y otros puede llegar a ser el caldo de cultivo perfecto para que el crimen organizado, por ejemplo, eche sus raíces dentro de una sociedad de por sí ya convulsionada. 

Por otra parte, la falta de autoestima comunal que existe en una parte de la población; aquella que rechaza su linaje indígena, también crea un grupo de gente cuyos principios son más fáciles de quebrantar. Por ejemplo, es más fácil de sobornar cuando se encuentran en un puesto de mando, o su autoridad no se respeta al estar en un cargo. Este círculo vicioso permite el incremento de la corrupción en todas las esferas de la sociedad.

Por último, y lo más grave, al existir dentro de una sociedad grupos que son considerados inferiores, la vida de algunos comienza a perder valor, y posteriormente la de todos, con las consecuencias de violencia que estamos viendo ahora. 

Estos círculos viciosos que se dan no permiten que la institucionalidad se consolide dentro del país. Como hemos comentado en artículos anteriores, en la academia existe el concepto, desarrollado por el premio nobel en economía Douglass North, que considera instituciones no solo a las organizaciones formales dentro de la sociedad, sino también a las costumbres y tradiciones que controlan y limitan al individuo sin necesidad de la participación de un gobierno o del estado.

Un punto importante sobre las instituciones informales es que un individuo respeta y sigue estas normas solo si es que se siente parte del grupo social que las mantiene; en Ecuador existe un importante segmento de la población que ha perdido la capacidad de adherirse a las instituciones informales que cada cultura posee porque se rehúsa a aceptar sus raíces. Esto agrava en mucho la situación del país cuando el estado es frágil y no tiene la capacidad para imponer a cabalidad las normas de las instituciones formales que existen.

Para revalorizar a la cultura indígena, Ecuador necesita implementar un programa de desarrollo focalizado que apunte específicamente a las comunidades indígenas y afros que viven en el campo. Este plan debe contener un componente clave: el rescate de las culturas de los pueblos originarios.

Para implementar un programa de desarrollo focalizado para las comunidades indígenas y afros, Ecuador bien podría solicitar, y conseguir, ayuda por parte de la comunidad internacional, argumentando de que se trata de mejorar el destino de etnias y minorías que han vivido sometidas históricamente. 

Los problemas de una sociedad heterogénea no son únicos de Ecuador; países como México, Perú o Colombia tienen también sociedades con problemas similares; la diferencia con Ecuador es que el nuestro es un país pequeño en donde es todavía factible implementar un plan así. Un plan bien ejecutado pudiese ser un ejemplo para los países que viven las secuelas del colonialismo. 

Desde el punto de vista económico, todo el país se beneficiaría con la implementación de un plan focalizado de desarrollo, ya que crearía empleos para profesionales de todas las ramas. Por otra parte, al invertir en un plan de desarrollo que ayude a las provincias en donde viven mayorías indígenas y afros, se liberaría una importante parte del presupuesto nacional que pudiese ser destinada a atender a otras regiones del país.

Revalorizar a la cultura indígena, a través de la implementación de un plan de desarrollo focalizado específicamente para ellos, es una deuda que todo el país mantiene consigo mismo. Y solo junto con los indígenas y los afroecuatorianos, aquellos grupos que respetan a la institucionalidad del país por el orgullo que sienten de sus antepasados, podrán implementar un programa tan ambicioso como ese.

Por último, la unión política de estos dos segmentos de la población permitirá también desbaratar al sistema político corrupto que tiene paralizado al país. 

Solo unidos se logrará de verdad, ahora sí, un cambio.  

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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