Sábado, 20 de abril de 2024
Leyenda Urbana

Lasso desafía a las mafias ¿Podrá acabar con ellas?

Thalía Flores y Flores

Thalía Flores y Flores

Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC de España.

Actualizada:

3 May 2021 - 20:05

La iconografía alrededor del traspaso del poder suele ir acompasada por una suerte de apuesta colectiva silenciosa, deseosa de que lleguen tiempos mejores.

Una suerte de sinergia positiva recorre el país, ahora, y todos parecen visualizar una hoja en blanco en la que se escribirá una nueva historia de Ecuador.

Con enorme expectativa, los ecuatorianos han escuchado los primeros anuncios del Presidente electo, Guillermo Lasso, que ha designado a algunos ministros y funcionarios, así como a quién estará al frente de la desafiante apuesta de vacunar a nueve millones, en los primeros 100 días de gobierno, para frenar el avance devastador de la pandemia.

Tres anuncios adicionales, que le han merecido reconocimiento, pero que también han dejado interrogantes, hizo Lasso, durante el feriado.

1.- Dijo que cerrará la antigua Senain, hoy llamada Centro de Inteligencia Estratégica (CIES), porque sirvió para perseguir a adversarios y periodistas. Las actividades de inteligencia irán a las FF.AA y a la Policía Nacional.

2.- Liquidará Seguros Sucre, "de un solo tajo", por ser un foco de corrupción, y abrirá el mercado de seguros en un proceso público internacional, para que empresas privadas ofrezcan servicios de seguros al Estado.

3.- Va a "romper las cadenas de la corrupción en el sector petrolero ecuatoriano", en cuya área de comercialización dijo tener "puesto el ojo".

Tras escuchar estos anuncios del Presidente electo, tuve la sensación de que Lasso ha decidido hacer un gobierno serio. Y que, en el tema de la corrupción, no tendrá contemplación con quienes se han alzado con las riquezas del país.

Acabar con la Senain, la perversa estructura de persecución que montó Raafel Correa, en 2009, con la cual aterrorizó, espió y persiguió a sus contradictores, es una obligación moral.

Hizo bien Lenín Moreno al desmontar parte de su siniestra estructura, en 2018. Pero al igual que ahora, haberlo anticipado, implicó la quema de documentos, el saqueo de costosos equipos y la desaparición de valiosa información.

Nada se ha sabido, por ejemplo, de una auditoría de Gastos de la Senain, catalogados como "secretísimos" que, por USD 310,9 millones, hizo la Contraloría, del período 2012-2018.

¿Cómo soportó la sociedad tanta maldad?

Historia aparte es el colosal entramado de corrupción de Seguros Sucre.

El falaz argumento de que, si las instituciones púbicas contratan con empresas del Estado, los recursos se quedan en el mismo Estado, durante el gobierno de Correa, llevó a convertir a Seguros Sucre en una empresa poderosa. Y corrupta.

Obligar a que la infraestructura petrolera, eléctrica, vial, Seguridad Social y la de las FF.AA fuera 'asegurada' por Sucre. Y que esta impusiera condiciones, supuso graves riesgos y cuantiosas pérdidas para el país; pero millonarios ingresos para la empresa.

Juan Ribas, expresidente de la aseguradora, ha sido condenado en Estados Unidos a cuatro años y tres meses de prisión.

El Departamento de Justicia lo declaró culpable de un cargo de conspiración para cometer lavado de dinero.

La trama tiene que ver con ayudar a tres compañías de reaseguros del Reino Unido a obtener y retener negocios de reaseguros.

Por el mismo delito, en Ecuador están acusados el exgerente general de Seguros Sucre, José Luis Romo Rosales y su esposa. También fue inculpada la esposa de Ribas.

Entendidos calculan en USD 1.000 millones la corrupción que provocó Seguros Sucre y las reaseguradoras. Su cierre clamaba al cielo, pero anticiparlo, sin que la orden provenga del despacho Presidencial, puede implicar la desaparición de evidencias y la fuga de funcionarios.

¿Por qué lo hizo Lasso? Seguro, debe tener una explicación.

Durante años, como voz que clamaba en el desierto, el hoy asambleísta electo Fernando Villavicencio denunció el saqueo del petróleo ecuatoriano, auspiciado por parte de personajes que operaban desde la mismísima 'mesa chica' del poder.

Hoy, Villavicencio ha felicitado a Lasso por el anuncio de poner coto al entramado de corrupción de la preventa del petróleo, que comenzó en 2009, y que se usó como intermediarios a empresas como Gunvor, Castor Petroleum, Taurus, Core, como pantalla de Petrochina, Unipec y Petrotailandia.

La intermediación petrolera fue la fórmula para expoliar al país. El diferencial, promediado en USD 4, una lotería continua para un grupo de gangsters.

El crudo no iba a China, sino a Perú, Panamá o Estados Unidos. Las pérdidas serían de alrededor de USD 2.200 millones.

Los nombres de Enrique Cadena y Jaime Baquerizo Escobar fueron citados, incluso, en los Papeles de Panamá.

La persecución desde el Estado y la corrupción aupada desde las más altas esferas del poder, en los seguros y en el petróleo, muestran el poder de las mafias, a las que Guillermo Lasso desafía al anunciar que les cortará las alas. Pero es insuficiente.

Hay que acabar con la omertá; para hacerlo, se tiene que propiciar que la justicia imponga un castigo ejemplar y los despoje de lo mal habido. Es lo que esperan los ecuatorianos.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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