Domingo, 05 de mayo de 2024
Efecto Mariposa

¿El mundo es (in)justo?

Yasmín Salazar Méndez

Yasmín Salazar Méndez

Profesora e Investigadora del Departamento de Economía Cuantitativa de la Escuela Politécnica Nacional EPN. Doctora en Economía. Investiga sobre temas relacionados con pobreza y desigualdad.

Actualizada:

3 Abr 2024 - 5:57

Para iniciar este artículo, me permito poner en consideración de los lectores un pequeño cuestionario. A todas las preguntas, les pido responder si consideran que los escenarios hipotéticos son justos o injustos.

Si usted escogió la opción “es justo” para las preguntas 1, 3, 4, 7 y 8, probablemente cree que las personas deben recibir su merecido por sus acciones. Es decir, considera que, como ley de la vida, las personas buenas tienen un final feliz y que las malvadas reciben su castigo.

Esta tendencia a creer en que toda acción bondadosa tiene un premio y que toda mala acción genera una punición se conoce en psicología como Hipótesis del Mundo Justo (HMJ).

La HMJ es considerada como un sesgo cognitivo.

Los sesgos cognitivos son maneras distorsionadas e inexactas de percibir o comprender el mundo. También se dice estos son “atajos cognitivos” que minimizan el esfuerzo que conlleva pensar, pues permiten encontrar respuestas y soluciones fáciles a los problemas.

Estos sesgos no deben confundirse con los prejuicios, aunque sí pueden influir en la formación y perpetuación de estereotipos.

Existen algunos tipos de sesgos cognitivos, de confirmación, de ilusión, de control, de optimismo, de disponibilidad, entre otros. Sin embargo, en este artículo me centraré exclusivamente en el de la Hipótesis del Mundo Justo.

La HMJ fue descrita por el psicólogo Melvin Lerner en la década de 1960, y se resume en que los individuos tienen la necesidad de creer (erróneamente) que viven en un mundo justo, en el cual las personas obtienen lo que merecen.

De este modo, según esta hipótesis, el mundo es un lugar seguro, justo y predecible.

Lerner observó que, a pesar de las contradicciones que existen en la vida real, hay personas que tienen una visión compatible con el mundo justo y esta creencia puede tener algunas implicaciones.

  1. Este sesgo puede influir para que las personas actúen de manera justa, esperando ser tratadas con justicia ellas también. Esta actitud fomenta la confianza interpersonal y la cohesión social.
  2. Creer en la noción del mundo justo ayuda a entender lo inexplicable y dar un significado a las circunstancias de la vida que no tienen lógica. Si bien esta actitud puede disminuir la ansiedad, puede contribuir a que se adopten comportamientos pasivos porque todo está como tiene que ser.
  3. En efecto, es posible que creer en la HMJ ayude a disminuir los niveles de ansiedad, porque esta actitud transmite una sensación de previsibilidad y orden.
  4. Por último, la creencia en el mundo justo permite conservar dosis de optimismo, a pesar de cualquier situación adversa.

Estos efectos parecen beneficiosos, sin embargo, también pueden dejar espacio para consecuencias negativas.

  1. Creer en que el mundo es justo ayuda a justificar las desigualdades políticas, económicas y sociales, ya que quienes están bien es porque lo merecen, y quienes están mal de igual manera.
  2. La HMJ permite entender por qué en ocasiones se culpa a las víctimas, bajo la premisa de que, si el mundo es justo y equitativo, algo habrá hecho una persona para pasar por algún mal. Si una mujer es violada, algo debe haber estado haciendo. Si alguien se enferma, es porque tiene que pagar alguna maldad.
  3. Considerar que el mundo es naturalmente justo puede fomentar la falta de empatía hacia los desfavorecidos, puesto que, si alguien está sufriendo, alguna falta habrá cometido.

Las investigaciones sobre este tema sugieren que el desarrollo del sesgo cognitivo del mundo justo se produce en la infancia, debido a que en esta etapa los niños aprenden las nociones del bien y el mal, así como las normas y los valores de una sociedad.

Asimismo, los niños, a través de la interacción con los adultos, desarrollan un sentido de justicia y asocian las buenas acciones con recompensas y las malas con castigos.

La creencia en un mundo justo es de carácter universal, según diversos estudios. En otras palabras, esta está presente en todas las culturas.

La idea de escribir sobre este tema nació la semana pasada, después de escuchar los testimonios anticipados de los coprocesados Mayra Salazar y Helive Angulo (alias Estimado), dentro del caso Metástasis.

Las pasiones que desataron estos dos procesados fueron intensas, deben recibir el máximo castigo porque cometieron muchas maldades, se pronunciaron algunos ecuatorianos en las redes sociales.

Esta postura es un claro ejemplo del sesgo del mundo justo, pues pensar que el desenlace judicial de Mayra y Helive será indudablemente en la cárcel, en un país como Ecuador, puede estar alejado de la realidad.

El fin de las personas mencionadas no dependerá de la fuerza de nuestras creencias, sino de un sistema de justicia, en el que las más turbias e insospechadas posibilidades pueden tornarse realidad. Los casos Metástasis y Purga lo confirman.

Que los sesgos cognitivos no nos intoxiquen de optimismo y nos abstraigan de la realidad, dejándonos pasivos e inoperantes, mientras descansamos sobre la ilusión de que estamos retomando el orden.

El camino para que eso suceda es largo, ya que los desafíos sociales, morales, políticos y judiciales que enfrentamos son enormes. Es fundamental reconocer el sesgo del mundo justo y no permitir que este nuble nuestra comprensión de la complejidad de la realidad.

Además, es nuestro deber, como ecuatorianos, exigir que, en estos casos de corrupción generalizada, ya no haya espacio para triquiñuelas y que brille la justicia. Es lo mínimo que merecemos.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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