Viernes, 03 de mayo de 2024
Canal cero

El milagro económico de Guyana

Enrique Ayala Mora

Enrique Ayala Mora

Doctor en Historia de la Universidad de Oxford y en Educación de la PUCE. Rector fundador y ahora profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador. Presidente del Colegio de América sede Latinoamericana.

Actualizada:

21 Abr 2024 - 5:56

Poco se sabe de Guyana. Quizá porque es pequeño, su idioma es el inglés y es muy pobre. Pero las cosas han cambiado rápidamente en ese país de poco más de 800.000 habitantes. Fue colonia holandesa y luego británica hasta 1966, año de su independencia.

Su economía se basaba en la agricultura de subsistencia, la minería de oro y diamantes y la explotación forestal, hasta que en 2015, la Exxon Mobil anunció el descubrimiento de gigantescos yacimientos de petróleo en las costas del país. 

Con la nueva riqueza de Guyana es el “Dubái de Sudamérica”, según un reportaje de Leandro Prazere, de BBC. Se han descubierto reservas de aproximadamente 11.000 millones de barriles de petróleo, pero estimaciones sugieren que llegarían a 17.000 millones. Más que las reservas de Brasil, estimadas en 14.000 millones de barriles.

Ante esta situación, el presidente Maduro de Venezuela convocó un referéndum para reforzar su reclamo de la región El Esequibo, con aproximadamente 160.000 kilómetros cuadrados (el 70% del territorio de Guyana). Es una región rica en oro, cobre, diamantes y  enormes yacimientos de petróleo y otros hidrocarburos.

El conflicto está latente, pero no despojará a Guyana de sus recursos.  

El Fondo Monetario Internacional estima que, entre 2019 y 2023, el PIB del país pasó de USD 5.170 millones a USD 14.700 millones, un salto de 184%. En 2022, el crecimiento del PIB fue de 62%. El PIB per cápita pasó de USD 6.477 en 2019 a USD 18.199 en 2022.  Más del doble del PIB per cápita en 2022 de Brasil y más del triple del de Guatemala. Según el FMI, el crecimiento del PIB no relacionado con el petróleo en 2022 fue del 11,5%.

El efecto es visible en ciudades como la capital Georgetown. Se construye conjuntos de vivienda, hospitales, autopistas, puentes, puertos y hoteles de lujo de las cadenas internacionales. Proliferan las tiendas y se abren nuevos centros comerciales, como el Amazonia Mall.

Guyaneses que viven en Estados Unidos o Canadá invierten en propiedades o tierras en Guyana. Las zonas donde se cultivaba caña de azúcar y arroz ahora dan paso a casas de lujo y urbanizaciones cerradas en los suburbios de Georgetown.

Empresas extranjeras buscan contratos para construir obras y países como China, India, Estados Unidos, Canadá y Brasil ofrecen préstamos para las obras. China es la más agresiva y ha obtenido varios contratos, como también firmas de India y Austria.

Pero el crecimiento tiene sus peligros. Guyana es un país de población diversa con una división social y de clases muy marcada. El 39,8% de la población tiene origen indio, el 30% son de ascendencia africana, el 10,5% son indígenas y el 0,5% tienen otros orígenes, como chinos, holandeses y portugueses.

Los descendientes de indios y portugueses forman parte de la élite económica de Guyana. El auge está beneficiando a los poderosos y agudizando las diferencias sociales.

La riqueza, cuando se acumula con corrupción y sin correcta inversión social, puede ser una maldición. Guyana sería un “un nueva Dubai”, pero puede convertirse en una nueva Venezuela.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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