Viernes, 19 de abril de 2024
Una Habitación Propia

No podemos dejar ganar a Scrooge

Maria Fernanda Ampuero

Maria Fernanda Ampuero

María Fernanda Ampuero, es una escritora y cronista guayaquileña, ha publicado los libros ‘Lo que aprendí en la peluquería’, ‘Permiso de residencia’ y ‘Pelea de gallos’.

Actualizada:

24 Dic 2020 - 17:00

Dicen que suena a sarcasmo desear feliz Navidad este año. 

Dicen, y parece que hablara Ebenezer Scrooge, el viejo amargo de Un cuento de Navidad de Dickens, que en medio de una pandemia tan espantosa pensar en algo que celebrar es cosa de idiotas. Dicen que estas serán las fiestas más tristes que haya tenido la humanidad. 

Puede que en parte tengan razón: abres un periódico o escuchas las noticias y te quieres echar a llorar para no parar nunca más. 

Yo, que suelo tomar el lado de Scrooge en casi todas las cosas de la vida, este año he decidido que voy a ser más optimista que el Papá Noel de Coca Cola. Jo, jo, jo.

Tal vez desear feliz Navidad sea ridículo, sí, pero si usted está leyendo esto que yo estoy escribiendo eso es porque estamos vivos.  

En un año en el que millones de personas murieron por un virus global, usted y yo logramos mantenernos a salvo. Gracias a quién sabe qué, pero gracias. 

En un año en el que billones de personas sufrieron la muerte de sus familiares más cercanos, yo puedo marcar el teléfono de mi mamá y decirle, qué sé yo, que estuvo muy rico el pavo. Mi mamá está al otro lado de un teléfono, puedo escuchar su voz, puedo escuchar que me quiere cuando dice "te guardé un poco para el calentado". 

Gracias a quién sabe quién, pero gracias, gracias, gracias.

En un año en el que casi todo el planeta sintió el cataclismo de la economía, en el que millones de millones no pueden desarrollar su actividad porque requiere aglomeraciones y libre tránsito, yo estoy aquí escribiendo, con toda la gratitud del mundo, estas líneas que me permiten vivir. 

De rodillas, gracias. 

A quién sea, gracias. 

Con todo mi corazón, gracias. 

He decidido pelearme con el Scrooge que vive en mí porque no es un año para añadir más malos vientos a los huracanes que nos golpean y arrancan los árboles de nuestra estabilidad de raíz. No podemos, los que estamos vivos, más que agradecer que la casita resistió.

He decidido ser como la estrella de la historia de Belén e intentar iluminar a tantos viajeros de la desgracia porque quizás el que una mujer depresiva, oscura y pesimista se haya decidido a mantener viva la llama significa que la llama existe, calienta y da luz. 

He decidido, por resumir, que si nos hundimos dejamos ganar a la oscuridad.

Y eso, lectores queridos, sería una ofensa a todos los que han muerto en este año terrible. 

Salud para ustedes, salud por ustedes. 

Salud, amigos, salud y, desde el fondo de mi espíritu, Feliz Navidad.   

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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