Miércoles, 24 de abril de 2024
Contrapunto

Pérez-Reverte ahora nos cuenta una historia de mar y de guerra

Fernando Larenas

Fernando Larenas

Periodista y melómano. Ha sido corresponsal internacional, editor de información y editor general de medios de comunicación escritos en Ecuador.

Actualizada:

26 Nov 2021 - 19:03

'El italiano', una historia de amor, mar y guerra es la novela que Arturo Pérez-Reverte publicó en 2021 y que está basada en hechos reales, ocurridos entre 1942 y 1943, que involucraron a un comando de buzos de combate italianos que hundieron barcos ingleses en Gibraltar.

No es la historia de la Segunda Guerra Mundial y todos sus horrores, sino apenas uno de tantos episodios protagonizados por una fuerza naval especializada en hundir barcos, mediante cargas explosivas transportadas por buzos.

'El italiano', Alfaguara 2021, es también una sorprendente historia de amor entre uno de los integrantes del comando, Teseo Lombardo, y la librera española Elena Arbués, una viuda que se convierte en espía.

La historia romántica de la novela comienza cuando en un paseo temprano de Elena con su perro encuentra el cuerpo agonizante de un hombre en la playa, era el 'secondo capo' de la Regia Marina, Teseo Lombardo.

Eso lo sabría después Elena, que un año antes había quedado viuda de un marinero mercante que murió por un ataque, precisamente, de la marina inglesa. Motivos para odiar a los ingleses le sobraban a la librera.

Similar a otros de sus libros, el autor se convierte en narrador de la novela que se remonta cuarenta años atrás, cuando el periodista y reportero de guerra Pérez-Reverte publicó reportajes sobre ese episodio ocurrido en Gibraltar.

El mar lo ha marcado con pasión, dijo recientemente a diario El País, desde que leyó de niño en su natal Cartagena a Herman Melville y su clásico Moby Dick. En la misma entrevista Pérez-Reverte dice: "no soy un gran escritor" y sí "un tipo que cuenta historias".

La historia no la había narrado completa, le faltaban las claves para desarrollar una investigación que ahora revela pausadamente, con abundantes diálogos con los personajes reales o testigos directos del episodio.

En total fueron 14 barcos, entre cruceros y petroleros que el comando italiano hundió en la bahía que comparten Algeciras y Gibraltar, un territorio rocoso donde comienza el mar Mediterráneo y de propiedad de Inglaterra desde los primeros años de 1700.

El método de sabotaje tenía desconcertada a la marina inglesa, que en un principio creyó que los ataques se realizaban desde submarinos que ingresaban a la bahía y no eran detectados.

Ignoraban por completo que los miembros de la Regia Marina de Italia salían del buque Olterra, que pasó anclado y sin moverse de un muelle en Algeciras. Solo por la noche o en las madrugadas abrían las escotillas para que los comandos salieran.

Con audacia, soportando las frías aguas del mediterráneo o a veces la falta de oxígeno, los marinos atacaban a bordo de un 'maiale', una especie de torpedo humano propulsado por un motor eléctrico, en el que se montaban dos buzos para dirigirse hacia los objetivos.

Ataban las cargas explosivas debajo del casco de los barcos, junto a las hélices y con un sistema de cuenta regresiva, que programaba la detonación para alcanzar a salir y evitar las ondas expansivas de las explosiones.

La marina británica descubriría muy pronto que los comandos de la Regia Marina salían por las noches en busca de los objetivos y lanzaban a ciegas potentes explosivos al lecho marino, varios marineros murieron por esa acción militar.

Recién con el rescate de un marino muerto se dieron cuenta de que eran italianos o 'macarronis', como los denominaban despectivamente. Harry Campello, un inglés a cargo de la seguridad en Gibraltar describía así a los italianos:

"Resisten sin derrumbarse, aunque están deshechos de fatiga. No consiguen quebrarlos. Solo repiten nombre, grado y número de identificación, pero brillan sus ojos cuando se les menciona al crucero hundido". Además, conocían bien sus derechos como prisioneros de guerra.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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