Viernes, 26 de abril de 2024
Economía y Desarrollo

Una radiografía de la pobreza en Ecuador después de la pandemia

Andrés Mideros Mora

Andrés Mideros Mora

Doctor en Economía, máster en Economía del Desarrollo y en Política Pública. Director general académico de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.

Actualizada:

16 Mar 2021 - 19:00

La pobreza se relaciona con una situación de carencia o privación, en términos de bienestar. Sin embargo, establecer a qué dimensión de la vida vincularla y cuál es el umbral o límite que identifica a una persona en situación de pobreza, es una discusión normativa y un debate abierto.

En Ecuador, la pobreza se mide utilizando distintas metodologías. Las dos más relevantes y permanentes son las que permiten identificar a hogares en situación de pobreza por ingresos (carencia monetaria coyuntural) y, desde 2015, el índice de pobreza multidimensional (carencia de derechos estructural) que responde a una perspectiva de ejercicio de derechos económicos, sociales y culturales, como una evolución de las mediciones anteriores de necesidades básicas.

Cada una de ellas responde a realidades diversas, por lo que analizarlas de manera conjunta permite un mejor entendimiento. Una opción es la tipología de Katzman, que organiza la pobreza en cuatro niveles: crónica (carencia coyuntural de ingresos y estructural de derechos), reciente (carencia coyuntural de ingresos), inercial (carencia estructural de derechos, pero no de ingresos) y no pobre.

En el gráfico observamos la evolución de cada una de estas tipologías de pobreza, en Ecuador, entre los años 2019 y 2020, la pobreza crónica aumentó de 19,3% en 2019 a 22,5% en 2020, mostrando un incremento de 16,8%.

El sector urbano fue el más impactado, con un incremento del 28,8%, así como lo las mujeres, con un aumento del 17,3%.

La pobreza crónica es, sin duda, la más precaria: en esta categoría las personas no cuentan con ingresos o activos para poder garantizar la vida y refleja, además, la vulnerabilidad ante los efectos de la pandemia de Covid-19 y de la crisis económica.

En cuanto a la pobreza reciente, podemos decir que muestra el mayor incremento relativo: un 70,9% a nivel nacional entre 2019 y 2020, al pasar de 5,8% a 9,9%. Los grupos más empobrecidos fueron las mujeres con una variación de 77%.

Y en cuanto a la identificación étnica, los pueblos y nacionalidades indígenas son los más golpeados (213%) y también los afrodescendientes (102%).

La pobreza reciente identifica a las personas que están en proceso de empobrecimiento, ya que, si bien cuentan con ciertos activos, la falta de ingresos genera procesos de desahorro y deterioro, de movilidad descendente, si no hay procesos de reactivación en el corto plazo.

Finalmente, la pobreza inercial cayó del 18,8% al 17,6%. Este es el grupo de personas en proceso de movilidad social ascendente, y con perspectivas de una eventual superación de condiciones de pobreza; y en los grupos dónde más cae es, nuevamente, entre las mujeres, los indígenas y los afrodescendientes.

La pandemia y la crisis económica golpean a la mayoría de las personas, pero de manera diferente. Quienes se encontraban en situación de pobreza fueron más afectados y empujados a la pobreza crónica, quienes eran vulnerables ahora son pobres, y son menos las personas que tienen expectativas de salir de la pobreza.

Las estructuras sociales machistas y racistas se hacen presentes. No es una casualidad que quienes hayan sido más afectadas sean las mujeres indígenas y afrodescendientes.

La reactivación económica requiere acciones urgentes de parte del Estado, y deben estar focalizadas hacia grupos de personas históricamente vulneradas.

Es por esto que indignan tanto los privilegios que el Gobierno permite impunemente.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

Comentarios

REGLAS para comentar 
Suscribir
Notificación de
0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos