Domingo, 28 de abril de 2024
Economía y Desarrollo

Reestructuración de la deuda: beneficios dependerán de ciertas decisiones

Andrés Mideros Mora

Andrés Mideros Mora

Doctor en Economía, máster en Economía del Desarrollo y en Política Pública. Director general académico de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.

Actualizada:

5 Ago 2020 - 19:01

El Gobierno ha anunciado la reestructuración de la deuda externa comercial, la que brinda ventajas en cuanto a mayores plazos y menores tasas de interés, de las que teníamos.

Los críticos señalan que el valor comercial de los bonos era aún menor que aquel al que se acordó la negociación. En cualquier caso, se logra un importante alivio a la presión fiscal y de liquidez de la economía ecuatoriana.

La reestructuración es un objetivo que ha mantenido el Gobierno, y que el contexto de la pandemia de Covid-19 facilitó. Hay que decirlo, no es una condonación es un aplazamiento en mejores condiciones de las que se tenía.

El principal beneficio es que permite destinar recursos a otros fines, y plantear una estrategia de mediano plazo para poder gestionar la deuda de mejor manera y con menos condicionamientos.

Es algo que, por ejemplo, los hogares y las empresas también requieren para sostener su bienestar y su producción, respectivamente.

Sería interesante, por ejemplo, que los recursos que se liberan, gracias a la renegociación, se usen para ampliar los mecanismos de protección social (transferencias monetarias y seguro de desempleo) en favor de los hogares más necesitados.

De la misma manera, para evitar reducciones de jornada y de salarios, que se subsidien el crédito y los gastos de nómina de las empresas gravemente afectadas por la crisis.

También, generar de forma masiva y obligatoria una reestructuración de deudas de hogares y empresas con el sistema financiero.

Es fundamental que los recursos liberados permitan la transferencia inmediata de los rubros adeudados a los Gobiernos Autónomos Descentralizados para garantizar los servicios básicos y el fomento productivo. Así como para el pago de salarios de funcionarios y el pago a proveedores para reactivar el consumo.

El espacio fiscal que se genera, por no tener que realizar pagos inmediatos de deuda, debe transferirse inmediatamente al sistema nacional de salud para atender la pandemia.

Se necesita, además, planificación para hacer inversiones que permitan una rápida reactivación de la economía, que a la larga será la única forma de hacer sostenible la deuda.

Llama la atención que desde el Gobierno el mensaje sea que la renegociación es el legado para el siguiente gobierno, y que ese nuevo gobierno será responsable de dar sostenibilidad.

Si en este momento no se aprovecha el alivio logrado para dar estímulos fiscales y, por el contrario, se usa la renegociación para insistir en las políticas de austeridad, la deuda la tendremos que pagar, más adelante eso sí, pero estaremos más pobres.

La reestructuración no es un logro en sí mismo, es buena porque genera un mejor contexto para la toma de decisiones, suaviza las restricciones fiscales. Que haya verdaderos beneficios dependerá de las decisiones que tomen en este nuevo contexto, y en este momento, no el próximo año.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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