Viernes, 19 de abril de 2024
Contrapunto

La Sinfónica está lista, solamente faltan los aplausos

Fernando Larenas

Fernando Larenas

Periodista y melómano. Ha sido corresponsal internacional, editor de información y editor general de medios de comunicación escritos en Ecuador.

Actualizada:

17 Jul 2020 - 19:00

En São Paulo, la mayor ciudad brasileña, había un receso de la música durante los meses de verano -diciembre, enero y febrero- y en los primeros días de marzo de todos los años comenzaba una promoción para difundir el reperotorio de la Orquesta del Estado con un eslogan que aún perdura en la memoria: “puede aplaudir, la orquesta es suya”.

La idea de pertenencia caracteriza a muchas orquestas en el mundo y especialmente a la nuestra, la más antigua de Ecuador, que no se detuvo con la pandemia, había continuado ofreciendo conciertos y recitales virtuales, sin embargo, dejó de sentir el calor de los aplausos, de las sonrisas del público, el contacto con la gente.

Bajo exigentes medidas por el distanciamiento social, la Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador (OSNE) vuelve oficialmente a los escenarios de Quito; los músicos están emocionados, ansiosos por tocar en vivo, sin la ayuda de la tecnología ni de Internet, en los escenarios, en las noches frías de la capital, pero calurosas de afecto.

PRIMICIAS conversó con tres músicos de la OSNE, que por primera vez revelan públicamente sus emociones durante el confinamiento por el Covid-19 y ahora con el regreso al escenario: Mónica Carrión, violista; Santy Abril, violinista;  Fernando Gallegos, trompetista.

Gallegos extrañaba la camaradería, compartir a diario con sus compañeros músicos las formas de interpretar las obras…

Mónica Carrión, que estudió música desde que tenía cinco años de edad, y con más de 17 en la OSNE, extraña subir al escenario y tocar para el público.

Mónica Carrión, violinista de la Orquesta Sinfónica desde 2007.

Mónica Carrión, violinista de la Orquesta Sinfónica desde 2007. Cortesía.

Santy Abril argumenta que al ser un artista la gente podría pensar que subirse al escenario se vuelve una simple costumbre; es en el momento de la ejecución en la sala de concierto llena donde “se crea una energía única que es imposible describir”.

En el contexto de la emergencia sanitaria, la Sinfónica Nacional ofreció a través de su plataforma de YouTube un total de 63 productos artísticos musicales de contenido académico, popular, ballet, danza, obras sinfónicas, recitales con música de cámara, que se pueden ver en este enlace:

www.youtube.com/user/osnecuador/

La Orquesta fue creada por el Congreso Nacional en 1949, pero sus actividades regulares comenzaron en 1959 con una presentación en el Teatro Nacional Sucre, bajo la dirección del maestro catalán Ernesto Xancó.

En la actualidad, con alrededor de 70 músicos profesionales, y después de varios años dirigida por el maestro Álvaro Manzano, la OSNE cuenta con el reconocimiento internacional de ser uno de los mayores referentes de la música clásica y también de la nacional.

Durante la pandemia Mónica Carrión pensaba que varios de los compositores de la música clásica y romántica murieron muy jóvenes por enfermedades tan comunes que ahora están controladas; “creo que estar en la casa encerrado te hace pensar cosas que antes uno ni las registraba”.

En las cabezas de Mónica como en la de Fernando Gallegos, durante los silencios del confinamiento, resonaba la Sinfonía 5, de Tchaikovsky, una de las obras más importantes del compositor ruso. Esto no solo por su complejidad y el grado de concentración que requiere interpretarla, sino también porque “fue la primera sinfonía que interpreté cuando inicié mi carrera profesional como trompetista”, anota Gallegos.

Fernando Gallegos, trompetista de la Orquesta Sinfónica desde 2014.

Fernando Gallegos, trompetista de la Orquesta Sinfónica desde 2014. Cortesía.

Santy Abril dice que aprovechó la cuarentena para ampliar su repertorio escuchando el Concierto para violín y orquesta de Beethoven, las sonatas y partitas de Bach y los caprichos de Paganini.

“Beethoven significa mucho para mí, no solo por tratarse de uno de mis compositores favoritos, sino porque este año celebramos el 250 aniversario de su nacimiento y espero culminarlo con la ejecución de este maravilloso concierto como solista junto a la OSNE”, dice.

Los artistas, afirma Abril, “estamos tan ansiosos”, como también el público, por encontrarnos en los escenarios, algo que ocurrirá muy pronto, tal como se difundió recientemente en las cuentas de redes sociales de la OSNE y de la Casa de la Música.

Santy Abril, violinista de la Orquesta Sinfónica desde 2014.

Santy Abril, violinista de la Orquesta Sinfónica desde 2014. Cortesía.

María Laura Terán, presidenta ejecutiva de la Casa de la Música, aseguró que después de tres meses de llegar al público por medios online, ahora se hará “desde nuestro escenario”.

El presidente de la OSNE, Hernán Vásquez, destaca en la misma promoción que después de 100 días de presentaciones virtuales ya llegó la hora del encuentro con el público.

No se menciona específicamente cómo será el “distanciamiento social”, pero en el video promocional se aprecia claramente cómo será la distribución de los instrumentos.

Esta “relación mágica que ocurre entre artistas y público en un concierto es un privilegio que hemos extrañado muchísimo”, dice Santy Abril.

El confinamiento, asegura Abril, nos ha dejado una lección muy grande para la humanidad: la música y las artes en general son una parte tan fundamental en nuestra vida que, como dijo Nietzsche, sin ellas la vida sería un error.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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