Miércoles, 24 de abril de 2024
De la Vida Real

El viejo truco de los deberes y los papás

Valentina Febres Cordero

Valentina Febres Cordero

Es periodista y comunicadora. Durante más de 10 años se ha dedicado a ser esposa y mamá a tiempo completo, experiencia de donde toma el material para sus historias. Dirige Ediciones El Nido. 

Actualizada:

26 Ene 2020 - 19:00

-¿Cómo te fue con el deber, Pacaí?

-Má, fatal. La profe dijo que sería bueno que revisen los papitos los deberes.

-Pero, Pacaí, lo hicimos juntos. Prácticamente te di haciendo todo.

-Ahí sí, má, no sé. Me preguntas cómo me fue, y yo te cuento lo que dijo la profe.

En ese instante me vino un flashback, como en las películas. Estaba en quinto curso y tenía una materia que se llamaba “Problemas del mundo actual”. La profesora nos mandaba a leer cosas incomprensibles y luego a escribir el ensayo respectivo.

La clase me gustaba mucho, pero tenía serios problemas para entregar los análisis de las lecturas. Hice uno del problema en el Medio Oriente y me saqué 9/20. Nunca fui buena alumna y odiaba quedarme en supletorios, pero el destino estaba escrito. Ante eso, no podía hacer nada. 

Hasta que se me ocurrió la brillante idea de pedirle a mi papá que me ayudara a hacer estos ensayos. Yo leía, le contaba de lo que se trataba y él escribía. Le propuse esta estrategia y él aceptó, feliz.

Hicimos el primero. Nota: 12/20.

-Valen ¿Cómo nos fue en el deber?

-Pá, nos puso 12. Creo que debes leer tú mejor y hacer todo tú. Tal vez mi resumen no fue tan claro. 

-Perfecto, Tinita, dame las lecturas, y yo te doy haciendo encantado.

Hizo el segundo ensayo. Nota: 10/20.

-Tinita ¿Cuánto me saqué?

-Pá, te sacaste 10/20. La profe me dijo que no tengo idea de redacción, que debo escribir bien e hilar correctamente los párrafos. También me dijo que sería bueno que tú me revises los deberes, porque tú eres un gran periodista y escritor, que definitivamente yo no sirvo para escribir.

Y así, semana a semana, mi pá no subía de 13/20. Se esmeraba, leía, subrayaba, investigaba y nada. La profe siempre decía que debo mejorar, que si sigo entregando deberes con tan baja calidad de redacción, me va a dejar a supletorios.

Pero me daba una pena decirle a mi pá que ya no los haga. De verdad se sacaba el aire, y yo le veía feliz.

Una vez nos mandaron a hacer uno sobre la problemática indígena en el Ecuador. Mi pá me dice:

-Tinita, ahora sí me voy a lucir, vas a ver. En el diario me dieron toda la información antropológica, histórica y sociológica del movimiento indígena.

-Pá, por favor, lúcete. Con cada ensayo que entrego me va peor.

-Vas a ver, Tinita de mi corazón, vas a ver que ahora sí voy a brillar.

Entrego el deber. Calificación: 12.5/20.

-¿Cómo me fue, Valen?

-Pá, creo que lo tuyo no es la escritura y mucho menos la investigación histórica. La profe me dijo: “Valentina, este es un análisis de un niño de sexto grado. No hay contexto histórico. No hay nada lógico entre idea e idea”.

Mi pá se obsesionó con esta clase, con estos deberes, y le odiaba con toda su alma a la profesora. Yo le decía que era buena gente, a lo que él me contestaba: “claro, como no es tu esfuerzo, qué te va a importar”. En eso le daba toda la razón. No era mi esfuerzo.

Me quedé en supletorios, pasé el año con las justas. Por milésimas, creo. 

Luego de algunos años, mi pá llega a la casa de una exposición de arte y me dice:

-Tinita, ni sabes con quien me encontré.

-¿Con quién, pá?

- Se me acerca una mujer muy guapa y elegante, bastante distinguida, y me pegunta si soy tu papá. Se presentó como tu profesora y me contó que te daba “Problemas del mundo de la actualidad”. Dijo que eras muy alhaja, pero pésima alumna. Te recuerda con mucho cariño. Le conté que estás terminando la carrera de periodismo, y me dijo: “no puedo creer. Era una bestia para escribir. Nunca entendí por qué ustedes jamás le ayudaban con los deberes. Me daba ternura la Valen. Por más que se esforzaba en sus trabajos, no daba pie con bola”. 

-Pá ¿Y le dijiste que tú me hacías los deberes?

No, Tinita, cómo crees que te iba hacer quedar mal.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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