Lunes, 29 de abril de 2024
Columnista invitado

Apaguemos la llama de la xenofobia en Ecuador

Jefferson Díaz

Jefferson Díaz

Periodista. Se especializa en la cobertura de temas migratorios.

Actualizada:

15 Dic 2023 - 5:57

Hay 1.440.580 migrantes ecuatorianos en el mundo, según datos del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas y del Ministerio del Interior de Ecuador.

Los ecuatorianos saben lo que es migrar. No sólo por la migración forzada que vivieron a principios de los 2000, cuando el país cayó en una espiral descendente económica que expulsó a miles hacia España y Estados Unidos, sino por los USD 1.353,45 millones que ingresaron al país por remesas, durante el segundo trimestre de 2023, según datos del Banco Central.

Y esos son sólo dos ejemplos de lo que la migración ha significado para Ecuador durante las dos primeras décadas del siglo XXI. 

Por lo que uno creería que la mayoría de los ecuatorianos tenemos (sí, porque el que escribe también es ecuatoriano) un sentido bastante desarrollado sobre lo que debe ser la solidaridad y la empatía hacia el migrante. 

Pero luego pasan cosas como la supuesta «marcha por la paz» en Pelileo, Tungurahua.

Una marcha que no sólo mostró las peores facetas del ser humano, sino que encendió una mecha muy peligrosa de xenofobia por todo Ecuador. 

Al ver los videos de la marcha, en donde parte de los marchantes arrastraban dos monigotes simulando el linchamiento de dos migrantes venezolanos, y al escuchar los insultos y las consignas xenófobas, me pregunté si todo eso era legal. Si el Estado ecuatoriano debe permitir este tipo de narrativas de odio. 

No es legal. Según el artículo 177 del Código Integral Penal de Ecuador: "La persona que cometa actos de violencia física o psicológica de odio, contra una o más personas en razón de su nacionalidad, etnia, lugar de nacimiento, edad, sexo, identidad de género u orientación sexual, identidad cultural, estado civil, idioma, religión, ideología, condición socioeconómica, condición migratoria, discapacidad, estado de salud o portar VIH, será sancionada con pena privativa de libertad de uno a tres años".

Entonces, ¿cómo las autoridades de Pelileo permitieron este despliegue de xenofobia? ¿Por qué la Policía Nacional, el alcalde de Pelileo, Gabriel Zuñiga -que estaba marchando- no sancionaron y condenaron estos actos violentos y de discriminación? 

Los migrantes ecuatorianos saben muy bien lo que es vivir xenofobia. Recuerdo que en España, por ejemplo, se generalizaba con que todos eran parte de los Latin Kings y en los medios de comunicación se decía que la mayoría de los delincuentes latinos eran de Ecuador.

Entonces, ¿no deberíamos rechazar aquello que hemos padecido?

Cuando, desde el Estado ecuatoriano se promueve una xenofobia institucionalizada, se da paso a que los migrantes se conviertan en chivos expiatorios

Los altos índices de inseguridad que azotan al Ecuador actualmente, no son culpa de los migrantes venezolanos. El Ministerio del Interior, la Policía Nacional y el SNAI lo han repetido varias veces: si bien hay delincuentes venezolanos en el país (en todas las nacionalidades hay delincuentes) estos no inciden de manera sustancial en la criminalidad.

Generalizar sobre toda una población migrante está mal. Todos los que habitamos Ecuador tenemos el mismo chance, lamentablemente, de ser víctimas de la inseguridad. 

Las consignas y actos xenófobos que vimos en la marcha de Pelileo no se deben repetir jamás. 

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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