El boxeador ecuatoriano busca clasificarse a sus cuartos Juegos Olímpicos y mantiene intacta la esperanza de ganar una medalla.
Julio Castillo es un referente del boxeo ecuatoriano. A sus 35 años, ya participó en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, Río 2016 y Tokio 2021.
Además, el ecuatoriano fue campeón en los Juegos Suramericanos Asunción 2022 y subcampeón en los Juegos Panamericanos en Guadalajara 2011 y Lima 2019. Su nuevo objetivo es París 2024.
Julio Castillo ya ha perdido la cuenta de las veces que ha subido al cuadrilátero. Victorias, derrotas, títulos y muchos sueños han quedado sobre la lona.
El pugilista recuerda con nostalgia sus inicios en el deporte "porque son cosas que uno vive de niño que me trajeron hasta este lugar tan bonito donde estoy ahora".
El oriundo de El Coca, provincia de Orellana, asegura que tenía tíos que eran boxeadores y por ellos decidió seguir sus pasos.
Al principio no fue fácil. Julio Castillo veía como sus tíos seguían sus sueños y fueron a boxear a Napo. "Se fueron y me quedé prácticamente solo en El Coca".
Fue en ese momento, cuando María Torres, su madre, se dio cuenta del cambio de actitud que tenía. Veía a su hijo solitario y rebelde, así que decidió presentarlo con el entrenador cubano Cirilo López Palma para que se familiarice aún más con el deporte y lo pueda practicar.
A los 14 años Julio Castillo hizo las pruebas correspondientes y fue así como inició su carrera deportiva. Aunque reconoce que "por inmadurez hubo dos años de para" en sus actividades, pero su sueño de boxear fue más grande. Y continuó.
Esa decisión lo llevó a vivir del deporte de alto rendimiento, a clasificarse a tres Juegos Olímpicos y ahora a soñar con una cuarta participación.
El boxeador ecuatoriano, Julio Castillo, posa con sus guantes luego de una entrevista con PRIMICIAS.
En una entrevista con PRIMICIAS, Julio Castillo asegura que todas sus experiencias en Juegos Olímpicos las vivió de la misma manera: con nervios, ilusión y alegría.
"La misma sensación, la misma alegría, se me enchina la piel cuando entro a la villa. Es una locura", asegura.
Con tres ediciones ya disputadas y con la experiencia vivida, el ecuatoriano reconoce que ahora su mayor meta es conseguir el cupo en los Juegos Panamericanos de Chile y lograr una medalla olímpica en París 2024.
La presea es una deuda pendiente que tiene el boxeador. "Yo creo que tenemos las condiciones, estamos entrenando bien. Espero que París sea mi oportunidad".
El retiro
Han sido alrededor de 20 años que Julio Castillo le ha dedicado al deporte. La vida de un boxeador deja muchas secuelas y es muy traumático, él mismo lo confiesa.
Aunque ame subirse a un cuadrilátero y pelear por un reconocimiento, por su satisfacción personal y porque eso es el sustento de él y su familia, está consciente de que su retiro está cada vez más cerca.
"Sería lindo retirarme por la puerta grande con una medalla olímpica".
Julio Castillo, boxeador ecuatoriano.
"Creo que un deportista nunca se retira. El retiro es algo simbólico, pero sí hay que salir del alto nivel y de las competencias fuertes. Juegos Olímpicos sería la última oportunidad de Julio Castillo".
Independientemente de lo que ocurra en París 2024, Julio Castillo colgará los guantes, pero seguirá ayudando a jóvenes promesas y nuevas generaciones de boxeadores.
Para el pugilista sería injusto salir del deporte sin ser recíproco y enseñar todo lo que sabe. "Hay chicos que necesitan saber todo lo que yo aprendí" y describe que ha pensado en involucrarse como entrenador o en el área dirigencial. Pero aún no lo define.
De lo que sí está seguro es que cuando deje su carrera deportiva, pasará más con su esposa Génesis Vallejo y sus tres pequeños: Julio, Julia y Bruna.
Además, de que le dedicará más tiempo a otra de sus pasiones: la cocina. Con su familia, amigos o en momentos especiales, él cambia los guantes de box por los de cocina y se convierte en el chef.
Julio Castillo asegura que tiene una buena sazón y que le encanta preparar mariscos. Pero también uno de los platos que mejor hace es el 'tapao', típico de la gastronomía esmeraldeña.
Sus recetas no las cuenta, pero sí hace que sus seres más queridos disfruten de su comida. Quizá, después del retiro aún más.
También le puede interesar:
