Viernes, 19 de abril de 2024

Autor:

Felipe Larrea

Actualizada:

3 Jul 2020 - 0:05

Pablo Repetto: "Tengo claro el estilo de juego a pesar de las críticas"

Pablo Repetto

Autor: Felipe Larrea

Actualizada:

3 Jul 2020 - 0:05

Pablo Repetto, en el partido frente a River Plate de Argentina, el 4 de marzo de 2020, en el estadio Rodrigo Paz. - Foto: API

Pablo Repetto nació el 14 de marzo de 1974, en Montevideo, Uruguay. Como entrenador, empezó en las divisiones formativas de Fénix, en su país, en 2006. También pasó por otros equipos como Cerro y Defensor. En 2012, llegó a Ecuador para dirigir a Independiente del Valle hasta 2016. Después de una corta aventura por Emiratos Árabes y Paraguay, regresó a Ecuador, en julio de 2017 para entrenar a Liga de Quito.

Repetto, de 46 años, también se desempeñó como futbolista en Uruguay. Su carrera arrancó en 1989, en las formativas de Montevideo Wanderers y Racing Club. A los 20 años debutó como profesional en Fénix.

Sin embargo, una fractura de tibia y peroné, que lo alejó de las canchas por un año, fue decisivo para alejarse del fútbol profesional a los 26 años. "Sabía que era difícil volver (de la lesión). Además no era un jugador de buen nivel. Ese fue el motivo por el que comencé a dirigir tan joven", comentó Repetto en una entrevista con PRIMICIAS.

Durante su estadía por Ecuador, el DT uruguayo se ha caracterizado por tener una buena relación con jugadores y dirigentes. Asimismo, sus equipos han demostrado mucha eficacia en la cancha. Entre sus logros más importantes están la final de la Copa Libertadores en 2016 con Independiente y el título del torneo local con Liga, en 2018.

Pep Guardiola dice que los entrenadores tienen que robar ideas. ¿Usted lo ha hecho?

No he robado de alguien en especial. De todos mis entrenadores he sacado algo positivo. No tengo un referente. Lo que sí, he sacado mucho de lo que hace Óscar Washington Tabárez en cuanto al manejo de grupos.

Uno mira mucho fútbol y por ahí se encuentra movimientos de equipos que son interesantes. A partir de eso, sumado a lo que uno trabaja diariamente, conforma una idea con respecto a lo futbolístico y el manejo de grupos. Por eso destaco lo que hace Tabárez, que con la selección uruguaya ha logrado estabilidad.

¿Por qué es importante manejar bien un grupo?

Para sacar el máximo de cada jugador. Hoy el fútbol se ha vuelto muy parejo. Pero cuando el futbolista se siente contento e importante dentro de un grupo, siempre se obtiene un mayor rendimiento. Eso potencia a un equipo.

¿Cómo ha sido el manejo del grupo en Liga de Quito desde el regreso a los entrenamientos?

Estas últimas semanas, el estar con todo el grupo ha sido más fácil. Uno maneja con mayor tranquilidad las situaciones a nivel grupal. Estamos entrenando muy bien. El grupo está fuerte en cuanto a las relaciones. Algunas se han solidificado, sobre todo por los tres meses que entrenamos desde casa. Eso generó un vínculo mayor.

¿Va a renovar por un año más con Liga?

Llegamos a un acuerdo con el tiempo de contrato, pero todavía no hemos definido el tema contractual porque hay detalles, sobre todo el tema económico, que no se ha acordado todavía. Hoy estamos enfocados en el presente, en retomar el campeonato y que el equipo tenga el nivel que esperamos.

¿Se considera un entrenador efectivo?

No se. Pero los números marcan que sí. Nosotros tenemos claro a lo que jugamos y lo que queremos. Quizá dentro de mi trayectoria, hay equipos que son más vistosos que otros. Pero lo fundamental y lo que queremos todos los entrenadores es el logro deportivo. A mi me pueden criticar en algún momento por el estilo de juego de un equipo, pero yo tengo claro lo que quiero y siempre va detrás del éxito deportivo.

¿Qué es jugar bien y mal?

Jugar bien es atacar bien y defender bien. Cuando digo defender bien es no correr riesgos innecesarios; cuando digo atacar bien es tomar las mejores decisiones para poder convertir el gol. Con esto apunto a que cuando hay que ser vertical, el equipo es vertical. Cuando hay que poseer el balón, el equipo lo tiene. Eso para mi es jugar bien. Mientras que jugar mal es hacer todo lo contrario.

¿Cuál es el partido más importante que ha dirigido?

Uno fue la final que ganamos a Emelec, en 2018. Es el partido que más he disfrutado, dentro de ciertas tensiones que son parte de ese tipo de partidos.

El otro fue cuando ganamos con Independiente frente a Boca Juniors, en La Bombonera, en Buenos Aires, por la semifinal de la Copa Libertadores en 2016. Esa noche hacía mucho frío. Caía una llovizna molestosa. Para mi era de día, estaba soleado y hacía calor. El frío y la lluvia no lo sentí. Uno cuando está tan concentrado y tan compenetrado en lo que es el partido, parece que no se siente el clima ni las sensaciones negativas.

¿Cómo fue el vestuario esa noche en Argentina?

Ese tipo de finales son de alegría porque uno tiene que disfrutar el momento en donde está. Eso, por encima de las tensiones y presiones que hay. Pero uno llega motivado y tiene el autoestima arriba porque se juega algo importante.

Los vestuarios son diferentes de acuerdo a los partidos. Nosotros siempre tratamos de que haya un clima distendido, porque eso es bueno previo a la concentración del 100% que debe tener el jugador a la hora de jugar los 90 minutos.

¿Cómo es dirigir a Antonio Valencia?

Es fácil. Es un jugador que te facilita el trabajo. A pesar de la gran experiencia que tiene, que es dócil a la hora de darle una indicación, todo se hace fácil. Hay que disfrutar porque uno sabe que tiene un jugador que ha tenido una trayectoria admirable y que es de los referentes del fútbol ecuatoriano a lo largo de la historia. Es un orgullo poder dirigir un jugador del nivel de Valencia.

¿Qué piensa de las críticas del público hacia Valencia?

Han sido injustas. Siempre lo dije. En un momento hice una comparación que algunos la malinterpretaron. Yo cuando comparé a Valencia con Maradona apunté a que por ejemplo, en Argentina, a un ídolo que se ha equivocado muchas veces, se lo perdona. Y acá, a un ídolo como es Antonio, por un error (Copa América 2019) se lo crucificó prácticamente. Fue muy violento el clima hacia él. No creo que haya sido para tanto.

¿Recibió algún llamado para dirigir la selección ecuatoriana?

No. Nunca hubo un llamado oficial. Sí rumores. Recuerdo que cuando estaba en Independiente del Valle y fuimos a jugar en Argentina un partido por Copa, me encontré con Luis Chiriboga. Me manifestó que yo era una opción para dirigir la Selección, en el momento que se decidieron por Gustavo Quinteros. Si no era Quinteros, querían que yo fuera el entrenador.

¿Le gustaría dirigir una selección?

Sí. Pero eso es algo que el entrenador no busca, no se tiene como una meta. Eso ocurre en el momento menos indicado. Lo principal para un entrenador de selección es justamente saber seleccionar. Esa es la gran diferencia con el de un equipo. Generalmente, el de un club, además de ser buen seleccionador, tiene que ser buen director técnico.

¿Cómo se siente hoy como DT?

Estoy muy contento en el lugar en el que estoy, sobre todo por cómo arranqué. Si en el momento en el que estaba en Fénix me decían que iba a lograr lo que logré y estar en un equipo como Liga, era un sueño. Pero uno sigue soñando y hoy tengo otros objetivos en mi carrera. Todo ligado a logros deportivos.

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