Pero la dolarización no es ni un milagro ni una panacea. También tiene sus contras, lo importante es estar conscientes de que los pros superan con creces a los contras
Los dos contras ciertamente reales son: en caso de crisis no se puede imprimir dinero para que haya más circulante en la economía y no se puede empujar o permitir la devaluación de la moneda frente a otras monedas del mundo.
Obviamente la pregunta es: ¿para qué sirve devaluar? Respuesta: para abaratar a la economía frente al exterior, bajar los precios y los salarios expresados en moneda extranjera (dólares).
Comúnmente se dice: se ha ganado competitividad. Eso es cierto porque es más fácil vender con precios y salarios más bajos. Pero viene la siguiente pregunta: ¿es bueno bajar precios y salarios para vender más? Respuesta: evidentemente no, el objetivo de cualquier persona es ir mejorando su trabajo para ganar más.
También una empresa trata de ofrecer mejor servicio y calidad para valorar más su producto. En realidad, al vender más barato se está regalando el esfuerzo y se está empobreciendo.
Sin embargo es cierto que temporalmente puede ser bueno abaratarse. Hay malos momentos, y entonces la persona acepta una rebaja en su sueldo para mantener el empleo, o la empresa hace descuentos, ofrece 2x1. Pero solo debe ser temporal.
Obviamente con la dolarización hemos perdido esa facultad temporal, pero como en un país indisciplinado y de baja institucionalidad como Ecuador, ese instrumento no lo habíamos utilizado de manera temporal sino como un estímulo permanente para abaratarnos y exportar, indudablemente es mejor no tenerlo.
Ciertamente hemos perdido un instrumento, pero lo ganado es infinitamente mayor.