Viernes, 29 de marzo de 2024

Academia halló variante del SARS-Cov-2 solo reportada en Ecuador

Autor:

Carolina Mella

Actualizada:

5 Ene 2021 - 0:03

Gracias a la vigilancia epidemiológica que realiza la academia ecuatoriana, se ha podido detectar una variante del SARS-Cov-2 que provocaba síntomas más graves que el virus original y que sólo se ha reportado en Ecuador. Hubo dos reinfecciones y un caso particular de reactivación del virus en un paciente.

Trabajadora del laboratorio del INSPI haciendo pruebas el 18 de marzo de 2020.

Autor: Carolina Mella

Actualizada:

5 Ene 2021 - 0:03

Trabajadora del laboratorio del INSPI haciendo pruebas de Covid-19, el 18 de marzo de 2020. - Foto: INSPI

Gracias a la vigilancia epidemiológica que realiza la academia ecuatoriana, se ha podido detectar una variante del SARS-Cov-2 que provocaba síntomas más graves que el virus original y que sólo se ha reportado en Ecuador. Hubo dos reinfecciones y un caso particular de reactivación del virus en un paciente.

En agosto de 2020, los científicos de las universidades Espíritu Santo (UESS) y San Francisco de Quito encontraron un caso de reactivación del SARS-Cov2 en un paciente, un descubrimiento que hasta ese momento sólo se había reportado en Brasil.

El paciente es un médico, de 35 años, que trabaja en el Hospital Teodoro Maldonado Carbo de Guayaquil y que se había enfermado de coronavirus el 7 de abril.

Sus síntomas fueron leves, sólo un poco de fiebre, tos y malestar nasal. Los exámenes de los pulmones eran normales. 

Cuatro meses después, el paciente volvió a presentar síntomas, pero esta vez graves, al punto que terminó en terapia intensiva por casi una semana.

¿Era un caso de reinfección? fue lo primero que se preguntaron, explica el científico Paúl Cárdenas, de la Universidad San Francisco, uno de los integrantes de la investigación. 

Pero “al secuenciar el genoma del virus nos dimos cuenta de que se trataba de la misma variante del virus, lo que estamos comprobando es que tal vez ese virus se quedó en esa persona”. 

Es un caso de persistencia del virus, explica el director del Centro de Investigaciones de la UEES, Fernando Espinoza.

Eso significa que el virus, al infectar la célula del paciente, "atravesó las membranas y se llevó una cantidad de fosfolípidos. Es como si fuese una bolsita de grasa y el virus se quedó ahí".

Cuando la célula, en un procedimiento natural del organismo, se dividió, "entonces activó de nuevo al virus, empezó a reproducirse y causó la segunda infección", dice Espinoza.

Este análisis se pudo realizar gracias a las muestras que la UEES ha guardado de algunos pacientes desde el inicio de la pandemia, cuando empezaron a hacer pruebas de PCR de hisopado.

"Guardamos todas las muestras para la próxima fase, que era la secuencia del genoma de este virus", añade el director del proyecto.

Además de este caso, la academia ha podido encontrar dos más de reinfección, que han sido documentados para entregarlos al Ministerio de Salud y a la comunidad científica internacional.

Una variante ecuatoriana del virus

Desde que fue reportado el nuevo coronavirus, en marzo de 2020, la academia ha sido la primera en hacer la vigilancia epidemiológica de las posibles mutaciones del SARS-Cov-2 en el país.

La Universidad San Francisco de Quito fue pionera en secuenciar el genoma del virus unos días después del anuncio del primer caso en Ecuador. 

Desde entonces, ha logrado secuenciar 107 genomas del virus, en los cuales ha encontrado 24 mutaciones.

Una de esas variantes, detectada en abril, preocupó a los científicos, porque la mutación era más peligrosa que la original.

Se trataba de unos pacientes que se infectaron gravemente en el hospital del IESS Sur, en Quito. Y era “una variante del virus que no ha sido detectada en ninguna otra parte”, explica Cárdenas.

Afortunadamente, no se la ha encontrado nuevamente en ningún otro paciente en el país, ni ha sido reportada en alguna parte del mundo.

“Uno detecta cuando busca”, recalca Cárdenas; ese es el objetivo de la vigilancia epidemiológica.

Gracias a eso, Reino Unido alertó de una nueva cepa. En ese país, la academia y lo público se unieron en abril para conformar un consorcio de investigación y juntos han secuenciado más de 140.000 genomas del virus.

Ecuador no llega a 300. 

La difícil tarea de investigar en el país

La investigación es una importante tarea y el Gobierno no le ha prestado la atención necesaria.

Lo reconoció el ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, en varias ocasiones frente a la prensa, ante la pregunta de qué está haciendo esta institución para vigilar la nueva cepa de Covid-19, altamente contagiosa, reportada en Reino Unido.

“Se hace muy poquito”, respondió el ministro Zevallos, el 21 de diciembre de 2020. “La secuenciación y vigilancia genómica de los virus es muy restringida”. 

¿Qué restringe la vigilancia genómica del virus en Ecuador? Las respuestas llevarían al propio Ministerio de Salud, que 10 meses después de que inició la pandemia no ha coordinado con las universidades la investigación del genoma del virus.

Para los científicos es más difícil gestionar la logística para obtener las muestras de los pacientes que están en los hospitales, que hacer su trabajo en el laboratorio.

“Nosotros debemos contactarnos con los médicos de hospitales públicos directamente en cada una de las provincias. Les enviamos viales (frascos para guardar muestras) y los consentimientos informados para que firmen los pacientes”, explica Cárdenas.

Las universidades asumen también los gastos de envíos. 

Y algunas veces ni siquiera han obtenido una respuesta. “O si logramos enviarles los viales, algunos no nos los regresan”, comenta el científico, quien destaca que lo que han conseguido ha sido gracias al apoyo de médicos y enfermeras comprometidos con la investigación.

“Si tuviéramos acceso a las muestras... podríamos secuenciar hasta unos 100 genomas a la semana”.

Paúl Cárdenas, investigador de la Universidad San Francisco.

Aunque esto también requiere de apoyo económico, que al menos esta universidad ha obtenido a través de fondos internacionales. 

“Hemos mejorado”, dice Paúl Cárdenas, porque “antes, secuenciar un genoma nos valía unos USD 200, ahora nos cuesta aproximadamente USD 40”.

Los investigadores de las universidades San Francisco, UEES, UTPL e Ikiam han revisado las muestras desde septiembre para detectar si en las secuencias aparece la nueva variante reportada por Reino Unido, pero hasta ahora no la han encontrado. 

Los datos que cita el Ministro de Salud en sus últimas intervenciones son justamente las que proveen las universidades.

Según él, “se están haciendo contratos, porque no queremos bajar las manos en esto y hacer lo que hemos propuesto desde el principio, que es vigilancia genómica”, dijo en una rueda de prensa el 4 de enero. 

No especificó qué tipos de contratos, pero el investigador de la universidad San Francisco asegura que el Ministerio de Salud ha pedido información al centro educativo, pero “todavía no hemos tenido una respuesta sobre si se nos van a enviar muestras o no”.

También ha tenido acercamientos con el director del centro de investigaciones de la UEES, Fernando Espinoza, para proponerles "un convenio en el que la UEES podría secuenciar los virus que el Estado, a través de los hospitales, pueden identificar" y entregarles.