Domingo, 28 de abril de 2024

"Las redes sociales me ayudaron a llegar", dice migrante que viajó a Estados Unidos

Autor:

Mariela Cevallos

Actualizada:

19 Feb 2024 - 0:05

Adrián Guzmán salió de la terminal terrestre de Quitumbe el 5 de diciembre de 2023 y llegó a Estados Unidos 24 días después. Los problemas económicos y la inseguridad le empujaron a migrar.

Autor: Mariela Cevallos

Actualizada:

19 Feb 2024 - 0:05

- Foto: En Guatemala, hay sitios instalados en plazas para que los migrantes puedan comer y ducharse.

Adrián Guzmán salió de la terminal terrestre de Quitumbe el 5 de diciembre de 2023 y llegó a Estados Unidos 24 días después. Los problemas económicos y la inseguridad le empujaron a migrar.

Adrián Guzmán es parte de la población joven que en los últimos 10 años optó por migrar hacia países de América y Europa en la búsqueda de mejores oportunidades de trabajo y de vida.

La crisis de inseguridad que azota al país y los escasos ingresos que percibía como enfermero motivaron a este quiteño, de 25 años, a embarcarse en una peligrosa travesía de 24 días y recorrer más de 4.000 kilómetros rumbo a Estados Unidos.

Adrián viajó el 5 de diciembre de 2023 y fue uno de los 57.250 ecuatorianos que cruzaron el tapón del Darién en ese año, según cifras del Servicio Nacional de Migración de Panamá.

En su travesía, fue asaltado y secuestrado, pero logró pasar el muro que divide a Estados Unidos con México y se entregó a las autoridades norteamericanas. Y como muchos, dice, solo llevó su cédula de identidad.

Aquí su relato:

"Meses antes de diciembre (2023), empecé a revisar cuentas de Tik Tok e Instagram que te muestran como llegar a Estados Unidos, las ciudades que tienes que pasar, los buses que tienes que tomar, las horas de los recorridos, todo.

Y tomé la decisión y usé las redes sociales para hacer mi viaje, también llevé un mapa.

Partí solo de la terminal terrestre de Quitumbe el 5 de diciembre de 2023 con USD 2.500, tomé otro bus en la frontera y llegué a Pasto. En Colombia me encontró un guía (coyotero) y me pasó por todo ese país, de ciudad en ciudad.

Fue un largo recorrido de subir y bajar de buses. De dormir en lugares que no me cobren mucho.

Antes de empezar el viaje hacia Panamá e iniciar el recorrido por la selva (del Darién), me pidieron pagar el paso en Necoclí (localidad colombiana cerca de frontera con Panamá y el punto crítico para los migrantes), y compré un boleto para cruzar el Golfo (de Urabá).

Lo que ví aquí es que las mafias están muy organizadas, aquí hay que pagar sí o sí, de lo contrario no se cruza y depende de cada coyotero cuánto cobran a cada migrante o familia. A mí me cobraron USD 400 y pude subir a un bote que me llevó a la entrada de la selva, donde había un campamento con comida y hasta internet, pero por lo que también se tenía que pagar.

Parecía como si todo estaba organizado en medio del desorden y del caos, me dieron una manilla (banda de color en la muñeca) que según 'los guías' era para cuidarnos durante el paso por la selva. Era un camino señalizado con fundas plásticas azules, para no perdernos.

Es imposible determinar un número de personas que caminan por estas rutas que son varias, unas más largas y supuestamente 'baratas' por las que nos pedían USD 300 y otras más cortas y muy caras, desde USD 900. Incluso te ofrecen pasar en mulas.

Pero decidí caminar solo, sin guía, junto con decenas de personas que hacían lo mismo para pagar lo menos posible. Había muchos comentarios de que los coyoteros llevaban a migrantes a 'las fincas' en donde les secuestran para exigirles más dinero para que continúen su rumbo.

Estos guías nos decían que ahora las 'mafias ya no asesinan, ahora cuidan a los migrantes pero a cambio de dinero'.

Comía solo una vez al día, porque en la selva la comida es cara, USD 10 cada comida. Pude ver menestra, chuleta, frejol, arroz.

Pero logré salir de la selva luego de tres días y en mi camino por Costa Rica, Nicaragua y Honduras fui haciendo algunos amigos. En ninguno de estos países nos detuvieron, pero en algunas ciudades de frontera a las que llegábamos había coyoteros que nos identificaban y nos abordaban. Sabían todo.

Tuve suerte de avanzar desde Panamá hasta Guatemala. Pero, ahí empezó el temor. Cacheos de policías a migrantes que viajábamos en buses y una serie de amenazas.

¿Si tuve miedo?, bastante, sobre todo cuando tomamos 'unas balsas para pasar un río (Suichate) de Guatemala que era la ruta para seguir a México. Un grupo de hombres nos robó a todos los que subimos a una de las balsas, nos quitaron dinero, celulares y ropa. Yo pude lanzar mi teléfono.

A hombres y mujeres nos desnudaron para verificar que no escondiéramos dinero.

Secuestro en México

Una hora antes de llegar al cruce de la frontera con Estados Unidos, en territorio mexicano, uno de los guías nos dijo que para pasar el muro hay que pagar entre USD 500 y USD 800. Nos llevaron a una casa con la promesa de que 'mañana pasaremos a EE.UU'.

Esa mañana no llegó y seguía aumentando el valor del cruce. 'Si no pagan, simplemente no salen de aquí', nos dijo.

No tenía como pagar. Ellos nos dejaban usar teléfonos para llamar a las familias para que hagan las transferencias.

Luego de confirmar los pagos (se reserva el monto del pago), al tercer día de secuestro, nos llevaron cerca a Sonoyta, donde crucé y me entregué a la policía de Estados Unidos. Me tomaron los datos, pidieron mis pertenencias y la dirección a donde llegaría en este país.

Estuve en las "hieleras" por un día. Era una especie de albergue. Me entregaron un papel con la orden de presentarme en la corte en diciembre de 2024.

Por ahora, con los documentos que cargo puedo circular, pero no puedo trabajar, debo contratar un abogado para que tramite una orden de permiso de trabajo.

¿Que si extraño Ecuador? Extraño a mi familia, a mi madre, el clima. El clima de acá es 'achachay'. Acá unos nos ven bien y otros nos ven mal, la vida no es como se ve en las redes sociales, eso es mentira.