En sus Marcas Listos Fuego
Tinta revolucionaria

PhD en Derecho Penal; máster en Creación Literaria; máster en Argumentación Jurídica. Abogado litigante, escritor y catedrático universitario.
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¡Qué maravilla es la ciencia moderna! ¡Y qué gran injusticia que los premios Nobel no hayan puesto la mirada en Ecuador! Porque lo que aquí ha ocurrido no es un simple proceso electoral. Ha sido un despliegue de tecnología cuántica, química avanzada y, por supuesto, magia negra, y todo sobre una papeleta electoral mágica.
Resulta que, según un hombre delirante y enfermo, las elecciones fueron manipuladas con la ayuda de tinta ideológicamente comprometida. Una tinta de vanguardia que, con una lealtad a prueba de fuego, se niega a transferirse hacia la casilla de Luisa González, pero en cuanto detecta una rayita sobre su nombre, corre desesperada a depositarse sobre la casilla de Daniel Noboa.
Una tinta, señores y señoras, niños y niñas, que además tiene la decencia de alinearse geométricamente. Porque todos sabemos que, al doblar una papeleta en medio del frenesí de la jornada electoral, las líneas caen perfectamente sobre el adversario. Ni Euclides hubiese imaginado semejante perfección en la geometría del fraude.
Ecuador no es tierra de valientes, es tierra de Pitágoras. Somos genios. Cada elector afín a Luisa fue capaz de doblar la papeleta de exactamente la misma manera. Alucino con la nueva Álgebra de Rafador.
Esta tinta, además, resulta que es nerviosita y fotofóbica, capaz de esfumarse al primer destello de un flash. Por eso prohibieron las fotografías del voto, para evitar que la tinta del casillero de Noboa se volatilice con la elegancia de Copperfield. La Revolución Ciudadana elevando la prestidigitación electoral a niveles olímpicos.
Por supuesto, toda esta operación logística fue impecable. Se necesitaron millones de esferos especiales, papeletas tratadas en laboratorios secretos (probablemente bajo la supervisión de Marie Curie y Tony Stark), y un ejército de cómplices que jamás cometió un desliz, jamás filtró una imagen, jamás dejó rastro. Este fraude no lo ejecutaron cientos de humanos, sino de androides programados con Inteligencia Artificial.
Y yo me pregunto: si la tinta mágica existía, ¿por qué no la usaron desde la primera vuelta? ¿Se atrasó el envío por problemas aduaneros o meteorológicos?
Pero no nos quedemos sólo en la burla (que hace llorar de la pena porque ahora sí es digna del coeficiente intelectual de Maduro). Si esta tinta es real, propongo que el correísmo la patente, que inicie una línea de productos de papelería ideológica que revolucione el mercado y así, por fin, puedan encontrar, más allá de la corrupción, una nueva línea de negocio.
¿Cómo denominaremos al invento? ¿Esferos borrón ya va de nuevo? Esos serían ideales hasta para borrar su prontuario judicial. ¿O que tal tinta el buen reír? Para matarnos de la risa juntos. ¿O los bolígrafos ya son de todos? Para que al menos los esferos sean de todos, porque la patria solo fue de ellos.
Y ya que están en esto, que vendan también espejos. Pero unos cualquiera, normalitos. Unos que, al mirarlos, devuelvan la imagen de la responsabilidad política y no la de un eterno conspirador que, incapaz de aceptar la derrota, prefiere seguir haciendo el ridículo internacional.
Miren, esto es sencillo: si yo fuese Correa seguiría el camino fácil: denunciaría en Fiscalía. Si yo fuese Atamaint haría algo aún más simple: dejaría que abran las urnas y tomen 100 muestras de papeletas al azar, para que pasen por una pericia química. ¿Para qué? No solo para cerrar bocas, sino para clausurar cerebros.
¿Por qué no denuncian? Porque tienen miedo a que la tinta con la que impriman la denuncia tenga afinidades políticas y termine confesando lo que no quieren que sepamos.
No quiero acabar esta burla sin ponerme serio, porque detrás de la tragedia que vive quien de ser un hombre pasó a ser el hazmerreír de todo el país, existen temas relevantes que tratar.
Es evidente que Correa está atravesando un brote psicótico. No necesita aduladores, necesita Haloperidol o Clorpromazina. Esto va mucho más allá de la ideología política, esto es un asunto de salud mental.
Sus aliados no le hacen ningún favor al replicar sus delirios. Lo están matando. Deben pensar en su salud, que finalmente es un ser humano que necesita ayuda psiquiátrica.
Y ya que están de inventores, inventen urgente el centro psiquiátrico para tiranos, porque los locos y sus locuras, cuando dañan a su entorno, deben aislarse con misericordia.
Es duro ver como la sed de poder puede dañar de forma irreversible la psiquis de un ser antaño pensante. Pero más duele ver que quienes dicen quererlo, lo incentiven a autodestruirse.
Atentamente,
(Si no ven mi firma es porque la tinta se transfirió a una columna que en coautoría con Newton escribí en el multiverso)