Santiago Basabe

El financiamiento público a las campañas electorales es vital. El problema no está ahí sino en el excesivo número de organizaciones políticas. Eso es lo que se debe regular.

La corrupción en Ecuador es estructural. El Estado está capturado por intereses particulares y, como consecuencia, los escándalos de corrupción son la regla, no la excepción.

Hay que incentivar a profesionales capaces y honestos para que postulen al cargo de fiscal general. De lo contrario, pronto el crimen organizado se tomará esa institución.

La gente que trabaja con el Poder Judicial aprendió a convivir con ese basural hace mucho tiempo, sin decir nada. Sorprenderse ahora tiene algo de hipocresía.

Nuestros políticos necesitan una Corte Constitucional con esbirros, corruptos y mediocres. Ahora intentarán colocar tres ejemplares de esas características.

Los dueños de emprendimientos electorales aparecen como candidatos a la Asamblea y buscan un tonto útil, a veces inútil, para que ponga la cara en la papeleta presidencial.

Por primera vez, muchos de los posibles terceros apoyarán a la Revolución Ciudadana en segunda vuelta. Acuerdo estratégico o casualidad. Eso está por verse.

El sainete de la democracia interna solo sirve para que la gente confíe cada vez menos en el régimen democrático. Sin partidos, todo lo demás es irrelevante.

Los amigos de Maduro: los Lulas, los Petros, los Amlos, los RC. Ojalá los votantes latinoamericanos no olviden quienes están del lado del déspota.

Sin acuerdos políticos mínimos, ningún esfuerzo en lo económico sacará al país adelante. El problema es que no tenemos liderazgos para asumir esa tarea.