El Chef de la Política
Los distintos tipos del NO a la asamblea constituyente
Politólogo, profesor de la Universidad San Francisco de Quito, analista político y Director de "Pescadito Editoriales"
Actualizada:
No todos los votos por el NO a una asamblea constituyente se sustentan en las mismas razones. El primer grupo es el de los defensores de la Constitución de Montecristi. Para estas personas, la kilométrica constitución altiva y soberana, cargada de visiones ideológicas que datan del momento previo a la caída del muro de Berlín, es lo mejor que le ha pasado al país y, como consecuencia de ello, no hay motivos suficientes para cambiarla. Algunas de las personas que engrosan este grupo son afines a la RC y otras no. Por tanto, quien vota NO por las razones expuestas no puede ser necesariamente encasillado en una posición político partidista específica. Hacerlo no aporta al debate nacional.
El segundo grupo de afines al NO consideran que, si bien la Constitución de Montecristi tiene muchas falencias, se las podría corregir a través de reformas llevadas a cabo por la Asamblea Nacional. Dado que el gobierno goza de mayoría legislativa, los cambios podrían ventilarse sin necesidad de una asamblea constituyente. Ese es el argumento. Algunos de quienes son parte de este grupo fueron cercanos a RC en algún momento, otros siempre han visto con distancia a esa organización partidista y hay también quiénes se han mantenido históricamente indiferentes a la disputa política del país. Igual que en el caso anterior, quienes están en este grupo tienen sus razones propias y no responden necesariamente a una corriente política en particular. Hay que evitar los encasillamientos injustificados.
El tercer grupo de afines al NO señala que, si bien la Constitución de Montecristi debe ser reemplazada, la coyuntura que rodea a la vida política del país no es la más adecuada para una asamblea constituyente. Dado que no existe claridad en cuanto a las ideas matrices de la nueva carta política y tampoco acuerdos básicos entre diferentes actores políticos y sociales entonces es preferible esperar a otro momento para intentar el cambio. Este grupo está integrado por una diversidad de orientaciones políticas que, por encima de todo, tienen mucha aversión al riesgo de lo que puede pasar si el país entra en la vorágine que implica un cambio constitucional. En forma similar a lo ocurrido con los dos grupos previos, quienes son parte de este grupo no responden necesariamente a una única posición político partidista. Las estigmatizaciones nunca traen buenas consecuencias.
Como se ve, estos tres grupos de votantes que están en la línea del NO ante una posible asamblea constituyente difieren en sus argumentos, pero coinciden en el resultado final. Así es la política. Pero estas aparentes paradojas no solo suceden en la política, algo similar ocurre en otras esferas de la vida pública, como en la toma de decisiones judiciales. Hay ocasiones en las que un tribunal está de acuerdo en la dirección que asumirá una sentencia, pero algunos de los jueces discrepan en las razones por las que se debe llegar a esa decisión. Esto es lo que los juristas denominan voto concurrente. Por lo dicho, siempre es mejor observar las motivaciones y no solamente los resultados pues, de lo contrario, podemos perder de vista las distintas interpretaciones de los hechos sociales.
En el caso de los tres tipos de votantes por el NO, comparten otra característica: si su posición resulta perdedora en el próximo proceso electoral, eso no les deslegitima para participar activamente, desde diferentes espacios y posiciones, tanto en el proceso de elección de asambleístas como en la discusión de los contenidos de la nueva constitución. Cada disputa política es independiente y a la vez abre nuevas oportunidades de participación en los escenarios que de allí se derivan. Argumentar, por tanto, que en caso de que el SI resulte triunfador aquello implica una exclusión del debate posterior a quienes no estuvieron en esa línea, simplemente no tiene asidero dentro de un régimen democrático.
Desde otra perspectiva, si el NO es la opción triunfadora, tampoco se debe asumir que se ha dado una señal de respaldo a la Constitución de Montecristi. Habrá un sector, el correspondiente al primer grupo, que así lo asumirá. Sin embargo, los que creen en reformas profundas y los que abiertamente piensan que hay que cambiar la constitución, pero bajo una coyuntura política diferente, de ninguna manera habrán legitimado la matriz profundamente ideologizada de la Constitución de Montecristi.
***
Los tres grupos a favor del NO a la asamblea constituyente se parecen en cuanto a la forma como votarán, pero a la vez se diferencian en cuestiones de fondo, bien de fondo. Por eso es necesario hurgar en las razones del NO antes de emitir juicios de valor.