El Chef de la Política
Lo más terrible se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida

Politólogo, profesor de la Universidad San Francisco de Quito, analista político y Director de la Asociación Ecuatoriana de Ciencia Política (Aecip)
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Así dice la canción de Silvio Rodríguez. Hay que transitar mucho, muchísimo, para apropiarse de valores, prácticas y rituales, que nos conducen a una vida plena y armónica. Nada o muy poco nos reporta, de otro lado, aprehender de lo más bajo e instintivo. Comportamiento propio de la naturaleza humana, dirán algunos. Resabio de las convulsionadas sociedades en las que vivimos, opinarán otros. Por las razones que fueren, lo cierto es que nos demanda mucho esfuerzo valorar lo que éticamente no luce bien, para dejar de hacerlo. Nos pasa en lo cotidiano y también en la vida política. Una prueba de lo dicho está en el resultado de las elecciones de autoridades legislativas ocurridas en Ecuador, apenas unos días atrás.
ADN, el nuevo partido en el poder, hizo y deshizo en la designación de las principales dignidades de la Asamblea Nacional. Apenas ha surgido como organización política y ya aprendió de las mañas, vicios y perversiones de la mala práctica política del país.
Asumieron, igual que otros en el pasado, que el poder es eterno y que la configuración de fuerzas políticas ahora presente, y que les favorece, se va a mantener siempre, sin variación. Nada más falaz que aquello. Basta ver la historia reciente del país para hallar un sinnúmero de casos en los que, quienes en algún momento estuvieron henchidos de poder y excesos, al poco tiempo terminaron en el olvido, envueltos en la ignominia pública o simplemente hacinados en el cadalso en el que reposan las almas miserables y viles.
Compartir el poder no es claudicar. Por el contrario, hacerlo da cuenta de una comprensión de lo que es la democracia. Este régimen político, a diferencia del autoritarismo, se caracteriza por gobernar lo público en medio de las diferencias de distinta naturaleza. Por esa razón es que la convivencia política en regímenes democráticos es tan complicada y llena de vericuetos, conflictos y desenfrenos. Por ello, siempre será menos complicado administrar las sociedades desde las dictaduras. Ahí las diferencias se licúan a punta de violencia y restricciones. Cuba, Nicaragua y Venezuela, son solo algunos ejemplos de lo dicho.
Si los procesos electorales son un termómetro de las preferencias políticas en un momento dado, lo que en Ecuador se evidencia es que RC es una organización partidista que representa a una porción importante de la ciudadanía. Como consecuencia de ello, RC debería tener un espacio de influencia dentro de la Asamblea Nacional. No lo tiene y eso no habla bien de la comprensión que tiene ADN sobre la democracia.
No es una defensa de RC. Es una defensa de los principios democráticos. No es una defensa de los hechos provocados en el país por RC, es una declaración cívica en función de lo que normativamente es deseable para que el régimen democrático pueda tener un mayor espacio en nuestro país.
Si siete espacios existen en el Consejo de Administración Legislativa, al menos dos de ellos debían corresponder a RC. Sin embargo, tomando para sí la equivocada lógica de asumir que la fotografía política del momento se perennizará en el tiempo, ADN optó por seguir la tradición de acapararlo todo. Craso error. No aprendieron nada de la forma autoritaria de manejar el poder de RC. No aprendieron nada de la máxima política de dice que hay que evitar que los adversarios políticos se conviertan en enemigos. No aprendieron nada de la fina política, en la que se pueden hacer cambios sin que ello implique exclusión abierta de las opciones políticas adversas.
Es cierto que con RC es poco o nada lo que ADN puede acordar. Es cierto también que RC tuvo comportamientos iguales o aún peores en las legislaturas previas. Pero precisamente por ello, por todo ello, el país demandaba un manejo más inteligente al momento de distribuir el poder político al interior de la Asamblea Nacional.
Aunque parezca contradictorio, la posibilidad de que la mayoría oficialista, ahora en un dudoso proceso de consolidación, tenga a futuro una mayor cohesión, dependía de que RC no sea relegado de la forma que ha sido. Desafortunadamente, las prácticas de exclusión y persecución, históricamente vistas en el país, pero esencialmente encarnadas por RC en las últimas décadas, pronto han sido reproducidas por ADN.
Ojalá, por el bien del país, el gobierno rectifique. Lo más terrible se aprende enseguida y lo más hermoso nos cuesta la vida, dice la canción.