Leyenda Urbana
En medio de la oscuridad, los candidatos a la Presidencia enmudecen
Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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Mientras a Ecuador le cubren las tinieblas y la gente empieza a perder la calma, los candidatos a la Presidencia de la República han usado la oscuridad como un escudo para ocultarse y no referirse a los temas urgentes del país.
Resulta sobrecogedor que la mayoría de esa legión de candidatos que busca llegar a Carondelet haya guardado extraño silencio sobre la carencia de energía eléctrica que le significa a Ecuador cuantiosas pérdidas diarias y un evidente deterioro de la calidad de vida de la sociedad.
Cómo pretenden pedir el voto si no tienen un plan para solventar el déficit energético, cuya solución se ha convertido en la mayor aspiración del país, y, debería significar para los candidatos un irrenunciable compromiso con los electores.
Si no tienen propuestas viables, para qué se postulan.
En una actitud que los muestran de cuerpo entero, algunos de ellos ni siquiera han expresado su solidaridad con Quito, la capital del país, víctima de un atroz incendio, ni con las otras ciudades y provincias que también fueron atacadas, causado a todos una sensación de desamparo y vulnerabilidad, a más de dejar a varias familias sin hogar y graves afectaciones a la naturaleza.
Tan ruin ha sido el proceder de ciertos aspirantes, que la generosidad y solidaridad ciudadana para ayudar a sofocar las llamas, mitigar los riesgos y asistir a la gente en peligro, no les ha conmovido, habiendo sido la muestra más sentida de la condición de seres humanos excepcionales con los que cuenta el país.
¿De qué están hablando los candidatos? En realidad, la mayoría, de nada, porque eso también parecen representar: nada; mientras al país le faltan líderes.
Apenas un puñado de aspirantes ha usado sus redes para decir algo, pero aun así se mueven en puntillas porque es evidente que no tienen una propuesta en firme ni para generar energía, ni para las otras urgencias de un país en apuros.
En este escenario, la precampaña parece haberse concentrado en el presidente-candidato que ha buscado copar el debate nacional aludiendo a temas diferentes cada día, y la candidata de la Revolución Ciudadana que, para inscribirse en el CNE, lució un nuevo estilismo, con terno blanco y collar de perlas.
El hecho de que algún postulante se haya vestido de bombero para ir a Guápulo no significa que tenga un plan contra los incendios, porque no lo ha exhibido; mientras que el candidato que publicó los nombres de quienes podrían integrar su gabinete ministerial, tampoco ha quedado exento de presentar propuestas firmes, al igual que aquel que en las redes alude a un plan contra la inseguridad, pero su partido que estuvo recién en el poder no aplicó esa estrategia.
Un aspirante que culpa de los apagones a la improvisación tampoco presenta una alternativa, sino que, usando el sombrero de titular de la Asamblea, se limita a anunciar que llamará a comparecer a las autoridades; en tanto que otro candidato anticipa que presentará el plan para solventar la crisis, pero que lo hará en el debate de enero; y, la candidata que sí se ha referido a lo que implica el cambio climático, solo retuitea un reportaje sobre generación eólica y nada propone. En fin.
Desde siempre se ha sabido que la piedra filosofal de la política es el relato, pero la mayoría de quienes aspiran a gobernar el Ecuador se mantiene con la boca cerrada, porque, con certeza, ni siquiera saben lo que pasa a su alrededor; y, si lo saben, no parece importarles.
El plazo para las inscripciones termina en pocas horas, pero los ecuatorianos desconocen las propuestas de los aspirantes en materia de empleo, un largo y doloroso problema en un país que expulsa a sus ciudadanos porque aquí no existen oportunidades.
Nada igualmente se sabe de cómo harán frente a la violencia imparable que se cobra vidas a diario, ni de cómo someterán a los grupos armados que envilecen al país y han convertido en prisioneros a miles de ecuatorianos en diferentes zonas del territorio nacional, hoy bajo su control y dominio.
Del cuantioso déficit fiscal que es un desafío para las autoridades y para cada uno de los ecuatorianos que nace con una deuda bajo el brazo, no se les ha escuchado decir ni pío.
Tampoco sobre el cambio climático convertido en un drama para toda la humanidad, y que en Ecuador lo estamos ya sufriendo. Tendrán siquiera una idea de cómo mitigar sus efectos; o, ¿acaso serán de aquellos que niegan su existencia para desentenderse del tema?
Y habrá algún candidato con una propuesta creíble para combatir la corrupción y acabar con la impunidad, sabiendo que son la génesis de casi todos los males que atormentan al país.
El año próximo, por estas mismas fechas, cuando similares tormentos nos abrumen, muchos se rasgarán las vestiduras, pero será tarde e inútil. Es ahora, antes de darles el voto, cuando hay que exigir respuestas a quiénes quieren gobernarnos.
Y ¿por qué los candidatos a la Presidencia de Ecuador, que deben saber que no puede existir un líder sin un relato, guardan silencio?
Es probable que la lapidaria sentencia atribuida a Pitágoras, el filósofo y matemático griego, nacido 490 años a.C., quien dijo que: “Más le vale a un hombre tener la boca cerrada, y que los demás le crean tonto, que abrirla y que los demás se convenzan de que lo es”, resuelva el enigma nacional.
¿Qué piensa usted?