Leyenda Urbana
Noboa usa la sorpresa para Quimsacocha y para eliminar el subsidio al diésel

Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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Eliminar el subsidio al diésel para ahorrarle al Estado USD 1.100 millones anuales puede ser considerada la decisión política más audaz del presidente Daniel Noboa, en los 21 meses que lleva en el poder, no porque en la campaña aseguró, varias veces, que no lo haría, sino por el momento en el que ha tomado.
Y es que nadie podría imaginar que, tras protagonizar una “marcha por la paz”, en Guayaquil el jueves 11 de septiembre, que culminó con un discurso en el que dijo que la consulta popular es para él “la batalla final”. Y donde sus palabras fueron munición contra la Corte Constitucional, convertida en el “blanco oficial”, cualquier decisión del Gobierno solo tendría relación con el regreso a las urnas, el 30 de noviembre.
Eliminar el subsidio al diésel, con lo cual el costo del galón pasa de USD 1,80 a USD 2,80; una decisión parecida que a Lenín Moreno, en 2021, le supuso once días de convulsión del país, hasta que terminó derogando su propio Decreto.
Y a Guillermo Lasso, en 2022, un estallido social tan fuerte que también debió dar marcha atrás con la medida, y cuyos efectos le significaron un desgaste político del que nunca pudo recuperarse, no es tema menor.
Por eso, la línea de tiempo, así como el contexto en el que Noboa decidió eliminar el subsidio al diésel deben ser mencionados porque el viernes 12 de septiembre de 2025, cuando se hizo el anuncio, tomó otra gran decisión política.
Terminada la marcha de Guayaquil, el presidente de la República fue a Cuenca donde había tensión y gran expectativa por alguna declaración suya respecto del proyecto minero Loma Larga, que ha movilizado a todos los sectores de la ciudad y la provincia.
Fue estresante porque, a lo largo del día, Noboa no dijo nada, a pesar de que habló en dos ocasiones en eventos oficiales.
Recién por la noche, y cuando parecía que el silencio era la única respuesta oficial, en un comunicado de la Presidencia de la República, en las redes sociales, se pudo avizorar que Quimsacocha se salvaría.
Eso anunció Noboa el viernes 12 de septiembre, a primera hora de la mañana, cinco días antes de la Marcha por el agua, al declarar que no va a seguir con el proyecto, y, aunque endosó la responsabilidad al Municipio y a la Prefectura, de lo que pudiera ocurrir, con posibles demandas de la minera, había desistido de Loma Larga.
¡Cuenca respiró!
Dar un paso atrás en un tema como el minero que el Gobierno había defendido con tenacidad, no disminuye la autoridad, ni debilita la imagen del primer mandatario; al contrario, significa que el presidente Noboa escuchó al pueblo cuencano y eso es plausible.
Solo falta que la ministra Inés Manzano, que otorgó la licencia ambiental a la minera, revoque la misma.
Pero el vienes 12 no terminaría sin otro sorprendente anuncio, que fue comunicado por cuatro ministros: Eliminar el subsidio al diésel que tomó desprevenido a todos.
Usar la sorpresa como estrategia debe ser entendida como lección aprendida de la historia reciente del Ecuador, para no repetir las jornadas de dolor y llanto que se vivió apenas años atrás, cuando se tomaron medidas parecidas y la gente reaccionó y salió a las calles.
Ya lo dijo el pensador y político francés Alexis de Tocqueville: Cuando uno camina hacia el futuro, sin la luz del pasado, camina en tinieblas.
Neutralizar al movimiento indígena, en sus propios dominios, habría conseguido Noboa al trasladar, de forma temporal, la sede del Gobierno a Latacunga.
Cualquier reacción a futuro, será considerada tardía, porque el Gobierno habrá logrado entregar la compensación de entre USD 400 y USD 1.000 a los transportistas que han comenzado a inscribirse, con lo que se garantiza que no paralizarán su servicio.
De los adversarios políticos -porque aquí no hay oposición-, no parece que el Ejecutivo deba preocuparse porque habitan una realidad paralela. La prueba está en el comunicado del Partido Social Cristiano (PSC) que, con un populismo irredento, pide se reestablezcan los subsidios.
En la Asamblea, sí tienen que mirar a los aliados de Pachakutik porque suman los votos que ADN necesita; pero por nada más.
Lo que ocurre con la Revolución Ciudadana es distinto. Y da lástima.
La medida llega cuando vive sus horas más bajas después de mirar a su líder cometer suicidio político en público, en Caracas, al entrevistar para el canal de Putin al dictador Maduro, el personaje más repudiado del hemisferio.
En una sola jornada, el 12 de septiembre de 2025, Noboa ha tomado dos decisiones inesperadas: prescindir de Loma Larga y mantener Quimsacocha para siempre, y eliminar los subsidios; las dos decisiones llegan tras grandes reflexiones y tienen proyección a futuro.
Con la primera, recupera a Cuenca que, en la elección de abril, le dio un rotundo apoyo en las urnas. Con la eliminación del subsidio, cuando faltan 74 días para la consulta popular, dispone de tiempo suficiente para poner en marcha las 18 medidas de compensación anunciadas, la mayoría de las cuales son entrega de dinero en efectivo que los ecuatorianos tendrán en sus manos camino a las urnas.
La sorpresa, en política, es un arma estratégica.