Leyenda Urbana
La muerte política de Cristina de Kirchner y el fallecimiento de Violeta de Chamorro

Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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Por motivos tan conmovedores como diferentes, dos mujeres poderosas que llegaron a la cúspide del poder político de sus países han vuelto a ser noticia mundial en la misma semana, dejando una estela de pesar por todas partes donde se ha hablado de ellas, de manera intensa.
Son dos historias distintas y sus legados absolutamente disímiles, pero ambas dejan lecciones.
El fallecimiento de Violeta Barrios de Chamorro, a los 96 años, en su exilio en Costa Rica, el 14 de junio de 2025, habiendo sido la primera mujer presidenta en América elegida en las urnas, ha causado honda tristeza, al recordar que como mandataria de Nicaragua trajo paz al atormentado país, después de la horrenda dictadura de Anastasio Somoza, aunque hoy padece la atroz dictadura de Daniel Ortega y su mujer, la copresidenta Rosario Murillo.
En Argentina, la sentencia a seis años de prisión de Cristina Fernández de Kirchner (72 años), luego de haber sido dos veces presidenta de la República (2007-2015), ex vicepresidenta, exdiputada, exsenadora y viuda del expresidente Néstor Kirchner, y su inhabilitación de por vida para ejercer cargos públicos, lo que implica su muerte política, ha sacudido las conciencias, al confirmar, una vez más, que la corrupción mata.
Junto con Cristina Kirchner han caído también el otrora poderoso secretario de Obras Públicas, José López, aquel que ocultó bolsos llenos de dólares en un convento, como mostró el insigne periodista Jorge Lanata, que descubrió la trama de corrupción de los Kirchner. Y el no menos poderoso Lázaro Báez, testaferro de la pareja presidencial.
Lo de Violeta Barrios de Chamorro es totalmente diferente.
Su llegada al poder, en 1990, tras derrotar en las urnas al sandinista Daniel Ortega, fue un hito histórico, por ser la primera mujer elegida por voto popular en el continente; por lograr una transición pacífica en la Nicaragua armada y polarizada. Y por no usar su cargo ni para la vanidad ni la venganza.
Doce años atrás, en 1978, su esposo, el periodista Pedro Joaquín Chamorro, director del diario La Prensa, fue asesinado a tiros, en una calle de Managua, desatando una rebelión que aceleró la caída del dictador Somoza, a quien había combatido y denunciado.
En los seis años que gobernó Doña Violeta, como la llaman en Nicaragua, consiguió la reconciliación del país, el desarme de miles de combatientes y mejoró la economía.
Pero los pueblos no siempre aciertan en las urnas y destruyen su porvenir.
El sucesor de Chamorro, Arnoldo Alemán, entronizó la corrupción y degradó las instituciones -como dice el escritor Sergio Ramírez-, y abrió las puertas del poder dictatorial a Daniel Ortega, mediante un pacto político espurio.
Se instaló la dictadura y el terror se apoderaron del país, que hasta hoy no ha podido liberarse de la crueldad de la pareja gobernante.
El miedo a perder el poder llevó a Ortega a encarcelar a Cristina Chamorro, hija de Violeta, cuando, en 2021, asomaba en las encuestas como favorita a la Presidencia, y la desterró a Estados Unidos, la despojó de su nacionalidad, al igual que a su hermano Carlos Fernando, figura del periodismo independiente.
Todo esto afectó a la expresidenta que ya estaba mal de su salud, por lo que debió permanecer en Nicaragua solo con su hija Claudia y las enfermeras que la cuidaban, hasta que pudo salir a Costa Rica en un avión ambulancia y exiliarse.
Ortega y Murillo se aprovecharon para confiscar sus propiedades, incluido el influyente diario de la familia Chamorro, a la que odiaban porque nunca dejaron de denunciar sus crímenes.
Cuando la Unesco y la Fundación Guillermo Cano concedieron al diario La Prensa el Premio Mundial a la Libertad de Prensa 2025, Rosario Murillo montó en cólera y sacó a Nicaragua de ese organismo de Naciones Unidas.
Fundado en 1926, La Prensa es hoy un medio digital, y sigue informando. La pequeñez moral de los dictadores no alcanza para entender lo que implica la lucha por la verdad y la libertad.
La conducta de Cristiana Kirchner hacia a los medios y el periodismo estuvo en las antípodas del de Violeta de Chamorro.
Durante el kirchnerismo la prensa fue hostigada y los periodistas perseguidos con ferocidad; siguiendo el manual del socialismo del Siglo XXI se dictó una ley para limitar la libertad de expresión y asfixiar a los medios.
La arbitrariedad, el abuso del poder y la prepotencia de Kirchner, que usaba los aviones hasta para que le entregasen los periódicos en la Patagonia, todos los días, marcaron su Gobierno signado por la corrupción.
En noviembre de 2024, la Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal confirmó la condena a seis años de prisión, pero Kirchner apeló al Supremo. El 10 de junio de 2025, los tres jueces ratificaron la sentencia por unanimidad.
Ha sido condenada en la llamada “Causa Vialidad” que investigó irregularidades en la adjudicación de 51 obras viales en la provincia de Santa Cruz a compañías del empresario Lázaro Báez.
Fue declarada culpable de perjudicar al Estado argentino en unos USD 500 millones. Se acabó el “lawfare”.
En marzo pasado, la administración Trump anunció que no podrán ingresar a Estados Unidos la expresidenta, su familia y su exministro de Planificación, Julio de Vido, por su “participación en importantes actos de corrupción”.
Encerrada y sin salir de casa por seis años e inhabilitada de por vida para ejercer cargos públicos su final político asemeja una tragedia griega. Hizo tanto daño que ha terminado ella misma auto infringiéndose.
Violeta de Chamorro y Cristina de Kirchner fueron elegidas en las urnas y dejaron huella en los países que gobernaron. La nicaragüence falleció el sábado 14 junio; la argentina tiene muerte política.
Sus historias son ejemplares.
Escoja usted.