Efecto Mariposa
El capital humano puede salvarnos
Profesora e Investigadora del Departamento de Economía Cuantitativa de la Escuela Politécnica Nacional EPN. Doctora en Economía. Investiga sobre temas relacionados con pobreza y desigualdad.
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Inundaciones, sequías, olas de calor, deslizamientos de tierra, huracanes y tornados se hacen presentes en todo el mundo, evidenciando los efectos del cambio climático.
De hecho, en los últimos 20 años, las muertes ocasionadas por las olas de calor incrementaron en un 68%, a escala mundial. Según los especialistas, si no se disminuyen las emisiones de los gases de efecto invernadero, el calor extremo podría causar en el año 2100 más decesos que todas las enfermedades infecciosas juntas.
En este punto, la pregunta que cabe ya no es si podemos detener el cambio climático, sino si contamos con las herramientas necesarias para enfrentarlo.
Para responder a esta cuestión, se puede pensar en tecnologías verdes y políticas gubernamentales. Sin embargo, hay un elemento que es fundamental para contrarrestar los efectos del cambio climático: el capital humano.
El capital humano es esa riqueza intangible que reside en las habilidades, conocimientos, experiencias, capacidades y en la buena salud de una persona.
En general, los individuos que poseen mayor capital humano son más saludables, productivos y tienen una mejor condición económica. No obstante, el capital humano no solo se refleja en mejores condiciones de vida a nivel individual, sino que es indispensable para promover el crecimiento económico y el desarrollo sostenible e inclusivo de los países.
El Banco Mundial, en un estudio recién publicado, ofrece una síntesis de diversas investigaciones sobre los efectos del cambio climático en la vida de las personas y propone cinco estrategias para invertir en el capital humano, en el contexto del cambio climático.
El documento tiene por título: Cómo proteger, desarrollar y utilizar el capital humano para abordar el cambio climático.
Las estrategias que se presentan en el estudio son:
- Crear redes de protección social que deben estar listas para activarse después de desastres naturales. En una emergencia climática, la forma más efectiva de proteger a las personas es con programas de transferencias en efectivo que permiten cubrir necesidades básicas y se convierten en herramientas de resiliencia.
- Proteger los servicios médicos y de educación, de manera que se garantice el acceso a estos servicios en una emergencia climática. Esto implica que la infraestructura y el personal de salud y de educación deben estar preparados para brindar los servicios en medio y después de un desastre natural.
- Desarrollar sistemas educativos para la acción climática. Se resalta que la educación ayudará a que las personas enfrenten mejor el cambio climático, modificando sus creencias, conductas y preferencias políticas en temas relacionados con el clima.
- Preparar a los profesionales para la transición climática. Las nuevas tecnologías requieren personas con experiencia y habilidades para desarrollar e implementar tecnologías verdes. Por ejemplo, se necesitan personas con formación en ciencias ambientales, ingeniería verde, economía sostenible. Según la investigación, la demanda de estos profesionales ha crecido dos veces más rápido que la cantidad de personas que las poseen.
- Aprovechar el capital humano de los individuos para encaminarlos en áreas relacionadas con las nuevas tecnologías, a través de programas de empleo que capaciten a los trabajadores en competencias verdes y que les permitan encontrar nuevas oportunidades.
En resumen, el capital humano es clave para enfrentar el cambio climático porque las soluciones dependen de personas que poseen el conocimiento, las habilidades y la capacidad para adaptarse e innovar. Son las personas quienes pueden desarrollar nuevas tecnologías, diseñar estrategias sostenibles y educar a la sociedad sobre la importancia de proteger el medio ambiente.
Sin el conocimiento y habilidades necesarias, las políticas y estrategias implementadas podrían ser ineficaces o insuficientes para mitigar los impactos del cambio climático, exponiendo a las comunidades a mayores riesgos, poniendo en riesgo la vida y el bienestar de las personas.
Asimismo, la falta de inversión en capital humano puede limitar la capacidad de crear nuevos empleos en sectores verdes, mermando oportunidades para un crecimiento económico sostenible.
De este modo, no invertir en capital humano comprometerá la capacidad de enfrentar el cambio climático de manera efectiva, poniendo en riesgo no solo el medio ambiente, sino también la estabilidad económica, política y social a largo plazo.
Para Ecuador, un país con problemas económicos, sociales, institucionales y políticos estructurales, el desafío de invertir en capital humano para enfrentar el cambio climático es enorme. Es precisamente en este contexto donde la inversión en educación, capacitación y desarrollo de habilidades se vuelve urgente porque es una estrategia para asegurar un planeta habitable para las generaciones futuras, así como para reconstruir el tejido social y económico del país.
Apostar por el desarrollo del capital humano le permitiría a Ecuador no solo hacer frente a los desafíos ambientales, sino también comenzar a sanar las heridas causadas por la corrupción, la violencia y la inseguridad.
En efecto, la lucha contra el cambio climático podría convertirse en una oportunidad para revitalizar la economía, generar empleo y recomponer a la sociedad. La inversión en el capital humano puede salvarnos.