Efecto Mariposa
¿Quién se preocupa por la salud mental de los empresarios?
Profesora e Investigadora del Departamento de Economía Cuantitativa de la Escuela Politécnica Nacional EPN. Doctora en Economía. Investiga sobre temas relacionados con pobreza y desigualdad.
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El 10 de octubre de cada año se celebra el Día Mundial de la Salud Mental para crear conciencia sobre los problemas de salud mental que afectan a personas de todo el mundo.
El tema escogido para la celebración de este año 2024 es: “es tiempo de priorizar la salud mental en el lugar de trabajo”.
Según la OMS, se escogió este tema porque se reconoce que existe una relación fuerte entre la salud mental y el ambiente laboral.
En efecto, se sabe que los espacios laborales seguros y saludables benefician la salud mental de los trabajadores, mientras que los entornos hostiles son determinantes en el deterioro de su salud mental y calidad de vida.
Además, los problemas de salud mental de los trabajadores afectan negativamente sus lugares de trabajo debido al ausentismo, la reducción de la productividad y el aumento de los costos de atención médica.
Si bien la celebración del Día Mundial de la Salud Mental tiene una connotación colectiva y los discursos y las campañas de concienciación se enfocarán en los trabajadores en general, esta vez quiero centrarme en el lado menos visible de la problemática: los empresarios, especialmente los hombres.
En el mundo empresarial, la figura del "hombre de verdad" ha sido construida sobre pilares de fortaleza, autosuficiencia, adopción de roles masculinos rígidos, agresión y control, entre otras características.
A lo largo del tiempo, esa narrativa ha perpetuado la idea de que los hombres no deben, ni pueden, mostrarse vulnerables, especialmente en los espacios laborales. Como resultado, este modelo ha generado individuos que ocultan su vulnerabilidad y se presentan ante la sociedad como hombres independientes, dominantes e inexpresivos.
Y esa es precisamente la razón por la que elegí centrarme en este grupo: los hombres empresarios son quienes cargan con la presión social de ser fuertes siempre y demostrar que son capaces de todo, dejando de lado el cuidado emocional. Simplemente, los hombres no pueden darse el lujo de admitir que sufren agotamiento, estrés crónico o ansiedad.
Sin embargo, esta fachada de invulnerabilidad, muchas veces falsa, puede afectar no solo la vida personal de los empresarios, sino también su vida profesional y la de todos quienes los rodean.
Actualmente, existe abundante evidencia que sugiere que los empresarios que padecen agotamiento emocional tienen un menor desempeño empresarial con respecto a quienes no tienen esta condición.
El agotamiento emocional es un estado en el que una persona se siente emocional, física o mentalmente exhausta debido a que ha estado expuesta a situaciones de estrés prolongado, sobrecarga de trabajo o intensas demandas emocionales.
Se considera que el agotamiento emocional es la dimensión más crítica del síndrome de burnout y es una respuesta al estrés laboral crónico.
El agotamiento emocional se manifiesta con actitudes y sentimientos negativos hacia los demás miembros de la organización, así como con comportamientos que reflejan mínimo esfuerzo en el trabajo, errores recurrentes, falta de compromiso con las actividades laborales y pérdida de creatividad para la resolución de problemas.
Además, el agotamiento emocional se caracteriza por una sensación de cansancio profundo, falta de energía y disminución de la capacidad para gestionar el estrés o realizar tareas cotidianas. Las personas que experimentan agotamiento emocional suelen sentirse desbordadas, desconectadas de sus emociones y pueden mostrar signos de irritabilidad, apatía o depresión.
Ecuador puede ser un lugar particularmente difícil para los empresarios, ya que deben enfrentar un entorno marcado por la incertidumbre económica, la inestabilidad política, la inseguridad, la crisis energética y la necesidad de adaptarse a cambios globales.
No obstante, aunque a menudo los empresarios son vistos como los malos de la novela, es innegable que este sector es fundamental para la generación de empleos y la dinamización de la economía nacional.
La importancia del sector empresarial en la economía ecuatoriana motivó a Cintya Lanchimba y Carlos Valladares, de la Escuela Politécnica Nacional, junto a Dianne Welsh, de la Universidad de Greensboro, Estados Unidos, a realizar una investigación para analizar cómo el agotamiento emocional de los empresarios ecuatorianos está afectando su desempeño.
Asimismo, investigaron si existen diferencias en términos del impacto del agotamiento emocional en función del género de los empresarios. Para esto aplicaron encuestas a los propietarios y copropietarios de empresas ecuatorianas.
Los resultados, que saldrán próximamente en una publicación, señalan que el agotamiento emocional sí pasa la factura al desempeño económico de las empresas ecuatorianas, especialmente a aquellas lideradas por hombres. En otras palabras, las empresas lideradas por hombres que experimentan agotamiento emocional obtienen menos ganancias.
Esto no implica que las mujeres no sufran agotamiento emocional; más bien, los autores de la investigación explican que las mujeres suelen acudir con mayor frecuencia a sus redes de apoyo, lo que les permite enfrentar de mejor manera las adversidades y los momentos de estrés emocional.
Además, los investigadores reportan que el apoyo social que existe en las empresas familiares puede atenuar significativamente los efectos negativos del agotamiento emocional sobre el desempeño empresarial, subrayando la importancia de fomentar las redes de apoyo en el contexto empresarial ecuatoriano.
Los resultados de la investigación mencionada revelan una problemática que se esconde en la necesidad de proyectar la imagen de empresarios inquebrantables. Sin embargo, la negación del agotamiento emocional puede conducir a decisiones empresariales precipitadas, conflictos familiares y, en casos más graves, a problemas de salud irreversibles.
Este hallazgo pone en evidencia la necesidad de que los empresarios utilicen herramientas y recursos para superar el agotamiento emocional, como la terapia psicológica, las redes de apoyo y la implementación de estrategias de autocuidado.
El primer paso es reconocer la necesidad de ayuda como un acto de responsabilidad, tanto con la propia vida como con la empresa y sus trabajadores. Derribar el mito del “hombre de verdad”, ese que no sufre ni muestra vulnerabilidad, es esencial para avanzar.
Romper con esta expectativa no solo mejorará la salud mental de los empresarios, sino que también potenciará su rendimiento, capacidad de liderazgo y, sobre todo, su calidad de vida. La verdadera fortaleza reside en aceptar la fragilidad humana, no en crear una imagen artificial de invulnerabilidad.
Es fundamental cuidar la salud mental y construir una sociedad que valore el bienestar emocional de todos, sin importar género o posición. Los hombres, los empresarios y todos aquellos que parecen invencibles también pueden sufrir problemas de salud mental. No es justo que sean invisibilizados a costa de un éxito que podría costarles la vida.