El clamor de los migrantes en Madrid al votar: que en Ecuador haya seguridad
Unos 26 mil ecuatorianos en la capital española votaron en una jornada que transcurrió con normalidad. La presencia de las banderas tricolores fue una constante, así como el deseo de un Ecuador más seguro, una de las reflexiones más repetidas al votar.

Luz María Villao, guayaquileña de 72 años, residente en Madrid, acudió a votar envuelta en la bandera tricolor ecuatoriana.
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Soraya Constante
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MADRID. La línea 8 del metro de Madrid, que lleva al aeropuerto de Barajas, se convirtió este domingo en una pasarela involuntaria de identidades cruzadas. Turistas rumbo a la terminal aérea compartieron vagón con cientos de ecuatorianos que se dirigían al recinto ferial donde se habían instalado las mesas electorales para recibir a los más de 74.000 inscritos para votar en la capital española, de un total de 196.249 en toda España. Muchos venían desde el sur de la ciudad, como la familia Arias Toro, que viajó desde Alcorcón. Mientras cruzaban quejas porque unos no habían invitado a otros a la colada morada, hacían un repaso acelerado de la consulta popular. En ese grupo de cinco migrantes de Guayaquil, solo una conocía el contenido de las preguntas y tenía decidido su voto por el “sí”. Basaba su decisión en que una conocida suya no había podido abrir una tienda de barrio. “Le pidieron dinero apenas abrió el local, imagínese”, dijo.
Ese temor fue palpable en las entrevistas que PRIMICIAS hizo en el pabellón electoral. El país aparecía en sus palabras como un lugar querido pero también como un territorio al que cada vez cuesta más regresar. Blanca Calderón, una de las tantas que se fotografió en el photocall con la bandera ecuatoriana de fondo, describió la situación del país como “desastrosa” y reconoció que “la inseguridad y la delincuencia es desesperante”. De cara a la gestión del presidente Daniel Noboa, esta mujer de 60 años opinó que lleva “muy poco tiempo” en el poder y que hay “mucha mucha mano torcida de por medio”.

Pero a pesar del temor, no todos los consultados se mostraron favorables a la consulta popular. Carmen Satián, que fue a votar con su pareja de Perú y su hija nacida en España, y reconoció el miedo de volver incluso de vacaciones, rechazó el intento de reducir asambleístas. “Eso dejaría a las ciudades pequeñas menos representadas”, dijo esta mujer de 48 años, que tiene familia en Chimborazo. También rechazó la presencia de bases militares extranjeras porque “nuestro país tiene que ser soberano”.
Luz María Villao González, guayaquileña de 72 años, que se presentó envuelta en una bandera tricolor, reconoció que le da “mucha pena” la situación de Ecuador aunque prefiere mantenerse “neutral” porque cree que “los gobiernos son iguales; aquí, allá, donde quiera”. Justificó su voto por el “sí” porque piensa que el presidente Daniel Noboa “no es que ha encontrado todo perfecto y todo lo está dañando” y que la gente “tienen que esperar, tener paciencia”.
La bandera de Ecuador curiosamente también estuvo colgada durante toda la jornada en la junta electoral número ocho. La llevó Fernando Ramos, presidente de la junta, quien contó que ha sido convocado en unas ocho ocasiones y que siempre lleva su bandera. Esta vez contó que observó “mucho desconocimiento” sobre las preguntas del referéndum.

Los datos de participación en Madrid se cerraron con unos 26.000 ecuatorianos, fue después de Jumilla, en Murcia, la localidad con mayor participación. Pero en términos general la asistencia bordeó el 30%, según la embajadora Wilma Andrade.
Todo transcurrió con normalidad, excepto cuando ocurrió el enfrentamiento entre los correístas y los defensores de Daniel Noboa. Fue necesaria la intervención de los guardias privados del recinto y la Policía urbana de Madrid, pero no hubo detenciones.
Las votaciones terminaron sobre las siete de la noche y fueron más que nada una forma de no romper del todo el hilo con un país que sienten cada vez más lejos pero del que tampoco logran despedirse.
Al final en el recinto solo quedaron los veedores y llamó la atención la presencia del exministro del correísmo, Richard Espinosa, que dijo después que el conteo estaba siendo difícil porque no todos los votantes rechazaron o apoyaron en plancha las preguntas.
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