Motivaciones divididas en la marcha del Gobierno en Guayaquil, entre el respaldo y la obligación
La multitud que recorrió las calles céntricas de Guayaquil en la marcha no se movió únicamente por convicción ciudadana. Detrás de las banderas, los cánticos y las pancartas, hubo también historias de quienes llegaron empujados por un incentivo o el temor a perder un beneficio.

Por el compromiso de un Ecuador con paz justicia y seguridad, el gobierno del presidente Daniel Noboa, convocó a una marcha que recorrió varias calle de Guayaquil, el 11 de septiembre de 2025.
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El Gobierno Nacional definió como “histórica” la marcha por la paz y la justicia que acompañó al presidente Daniel Noboa en Guayaquil.
En su comunicado, el Ministerio de Gobierno agradeció la participación de “decenas de miles de ciudadanos” que, con "convicción y esperanza", llegaron desde varias provincias para respaldar al mandatario y sumarse al llamado a la unidad nacional.
Pero más allá del discurso oficial, en las calles se cruzaron realidades distintas: padres de familia convocados por las escuelas de sus hijos, jóvenes trasladados en buses con la promesa de un día libre, beneficiarios de bonos sociales que temían perder la ayuda y ciudadanos que marcharon convencidos de apoyar al presidente. Una diversidad de motivaciones que marcó la jornada y que queda reflejada en los testimonios de sus protagonistas.
"Si no vengo, me borran del bono"
“Si no vengo, después me borran del bono, y esa platita le sirve a mi nieto”, confesó una mujer de la Isla Trinitaria, cuya familia recibe el bono Joaquín Gallegos Lara, entregado por el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) a personas con discapacidad severa o enfermedades catastróficas.
Según cuenta, funcionarios del MIES pidieron a los parientes de beneficiarios acudir en representación. Para ella, el miedo pesó más que la política: marchó porque temía que la ayuda, vital para su nieto con discapacidad, pudiera desaparecer, pues si no asistía podían trabar su proceso de renovación del bono.
Puntos, días libres y viajes: relatos de presión en la marcha
En un colegio fiscal del barrio Las Malvinas, sur de Guayaquil, padres relataron que se solicitó la presencia de un representante por estudiante, con el incentivo de un punto adicional y un día libre para los alumnos. Una madre asegura que igual habría asistido porque cree en la necesidad de buscar paz, pero admite que la presión terminó de inclinar la balanza.
También jóvenes en formación se vieron movilizados. Un interno de medicina de Latacunga contó que, junto a sus compañeros, fue trasladado en bus hasta Guayaquil. El viaje incluía desayuno, almuerzo y la promesa de un día libre. La consigna era clara: la asistencia no era opcional.
El volumen de personas reflejó el alcance de la convocatoria hecha por el presidente Daniel Noboa. La ministra de Gobierno, Zaida Rovira, informó que se esperaba la llegada de más de 58.000 asistentes, mientras que más de 350 buses provenientes de distintos cantones y provincias arribaron a la ciudad, una cifra que el alcalde de Guayaquil, Aquiles Alvarez, elevó hasta 500 unidades.
Voces de respaldo a Daniel Noboa
En medio de los relatos de presión y beneficios también hubo voces de respaldo. Rodrigo Aparicio, del cantón Durán, aseguró que marchó en apoyo directo al presidente Daniel Noboa. Destacó su juventud y preparación, convencido de que, pese a los tropiezos propios de un país marcado por la corrupción y la violencia, sabrá sacar adelante al Ecuador.
La jornada, así, dejó al descubierto las dos caras de la marcha: la de quienes caminaron con esperanza y respaldo, y la de quienes lo hicieron porque había algo en juego, ya fuera un beneficio social, un punto en la libreta escolar o la promesa de un día de descanso.
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