Sin una vocería presidencial, Carondelet apuesta por vídeos de sus autoridades en redes sociales
Después de casi 20 meses en el cargo, la Secretaria de Comunicación, Irene Vélez, empieza a ocupar un papel público en la comunicación del Gobierno.

Imagen referencial de la Secretaria de Comunicación, Irene Vélez (der.), como parte de la comitiva oficial que acompañó al presidente Daniel Noboa a Buenos Aires, el 21 de agosto de 2025.
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La derrota del Gobierno en la consulta popular y referendo del 16 de noviembre provocó, además de la reorganización del gabinete ministerial, la salida de la vocera presidencial, Carolina Jaramillo.
Sin embargo, Carondelet no puede quedarse sin voceros que transmitan sus mensajes clave, aunque sea únicamente en redes sociales. Especialmente, desde que el mismo presidente Daniel Noboa ha bajado radicalmente la publicación de contenido digital, que era uno de los pilares de su propaganda.
Ese papel lo está tomando poco a poco la secretaria de Comunicación, Irene Vélez, uno de los rostros menos conocidos del Palacio, aunque ocupa el cargo desde abril de 2024. Ahora, la funcionaria participa en las publicaciones gubernamentales y compromete a los otros ministros a responder sus preguntas, siempre esquivando las crisis que atraviesa el país o las polémicas por las que guarda silencio el Gobierno.
Y es que el hermetismo con el que se maneja la información legalmente pública es cada vez más severo. Y ese estilo se ha contagiado hacia todas las instituciones del Ejecutivo, en las que la tónica es ignorar las interrogantes de la prensa y de la ciudadanía.
Por ejemplo, nunca se difundieron los objetivos de la reunión con el presidente de Perú, José Jerí, ni del tradicional gabinete binacional. Al final del encuentro, nuevamente empujado por la tradición de los demás gobiernos de exponer los resultados, al presidente Noboa le tocó enfrentarse a un podio frente a la prensa nacional, aunque, sin permitir preguntas.
El nuevo estilo de vocerías
Los mensajes que acostumbra a emitir Carondelet se limitan a la propaganda política, que se enfoca en las promesas y logros de la gestión gubernamental, usualmente sin cifras ni detalles que prueben las afirmaciones.
Por ejemplo, justo antes de la última votación popular, la estrategia de la Secretaría de Comunicación se concentró en difundir videos de jóvenes y emprendedores, agradeciendo los incentivos económicos y becas de inglés ofrecidos por el Ejecutivo.
Una de las primeras apariciones de Vélez se dio dos días antes de la derrota electoral, para denunciar una campaña sucia de estafa a los ciudadanos sobre presuntos bonos gubernamentales. Sin embargo, ese sólo fue el preámbulo, pues ahora su participación en los vídeos promocionales es frecuente.
Ya sin una vocería semanal, que duró poco menos de seis meses, la Secretaría empezó a intentar reconstruir la imagen de Noboa con una primera campaña sobre los resultados de sus dos años de gestión, que se cumplieron el 23 de noviembre.
Pero, como sucede usualmente, el mensaje fue difícil de sostener y las críticas inundaron las redes sociales. Por ejemplo, según la verificación de Lupa Media, apenas cinco de los 15 indicadores presentados por el Gobierno eran reales y confiables. Ante los insistentes pedidos de información al respecto, la Secretaría volvió a guardar silencio.
En su primera entrevista de este nuevo momento, Vélez confirmó que hubo "muchos cambios a la interna", después del remezón político que sufrió Acción Democrática Nacional (ADN). La funcionaria, además, ha retomado desde entonces la actividad en su cuenta personal de Instagram, puesto que la de TikTok nunca despegó y fue abandonada en julio de 2024.
Desde entonces, la Secretaria de Comunicación ha empezado a utilizar un discurso personal, a hablar de su vida y su familia, con unos videos más 'informales'. Y a presionar a los otros ministros, con retos, para que sigan sus pasos.
Esto ha hecho, por ejemplo, que la secretaria de la Administración Pública, Cynthia Gellibert, cuente el origen de su apodo 'Titi'; la ministra de Energía y Ambiente, Inés Manzano, cuente que tiene ocho perros; o que el ministro de Transporte, Roberto Luque, cuente que le gusta el hornado.
Vélez también ha protagonizado videos en los que pide a otras autoridades que le expliquen cómo funciona la asignación de presupuesto público; o da clases a la ciudadanía sobre los supuestos beneficios de la firma del tratado de protección de inversiones con Emiratos Árabes; o haciendo promoción de la reducción de la inflación.
Esto dio pie a un nuevo reto, en el que los ministros debían promocionar el mismo tema, comprando productos en los mercados y compartiendo recetas de su autoría. Ese mismo día, en las dos horas siguientes, los ministros del Trabajo, Harold Burbano; de Agricultura, Juan Carlos Vega; de Educación, Gilda Alcívar, y de Riesgos, Carolina Lozano, publicaron sus respuestas.
Burbano hizo la tarea completa y fue a un restaurante a cocinar un llapingacho, mientras Vega se dio tiempo de hacer un guacamole. Sin embargo, Alcívar pidió que alguien lo haga por ella y Lozano fue al mercado a hacer una encuesta y comerse un hornado.
La nueva estrategia de comunicación del Ejecutivo apuesta así por la cercanía de sus funcionarios con la ciudadanía. Aunque los temas que preocupan a los ecuatorianos, como la creciente violencia en las calles y la crisis hospitalaria, siguen sin respuesta.
Por ejemplo, en las redes sociales, la Secretaría de Comunicación nada ha dicho sobre la caída del millonario contrato con Healthbird, que impulsaba uno de los proyectos clave del presidente Noboa para supuestamente modernizar y automatizar la gestión de todo el sistema de salud público.
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