Quito ajusta las rutas de buses mientras persisten barrios sin servicio y otros que soportan largas esperas
Un recorrido de PRIMICIAS por el norte de Quito evidenció que persisten las largas caminatas, el uso de camionetas y las frecuencias irregulares. El Municipio promete completar la reestructuración de 70 rutas antes de finalizar 2025.

Bus en el parque central de la parroquia de Calacalí, en el norte de Quito, 1 de diciembre de 2025.
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Andrés Salazar / Primicias
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La movilidad en Quito es uno de los problemas que las últimas administraciones no han logrado resolver. Mientras la reestructuración de rutas y frecuencias de los buses de Quito avanza en numerosos barrios el transporte cotidiano sigue dependiendo de largas caminatas, camionetas comunitarias y esperas que superan los 30 minutos.
En sectores del norte de la ciudad, como Calacalí y Pomasqui, los habitantes aseguran que la falta de cobertura y la baja frecuencia de buses condicionan su movilidad y aumentan sus gastos diarios.
PRIMICIAS recorrió estas parroquias para documentar cómo se movilizan sus habitantes.
En Calacalí, por ejemplo, el único bus que llega lo hace únicamente por la vía principal y no ingresa a los barrios. Quienes viven en las zonas altas deben caminar hasta media hora para llegar al parque central, o comunicarse con a una cooperativa de camionetas que cubre las rutas que el transporte público no alcanza.
“Yo trabajo en Calacalí y sí es complicada la movilización”, cuenta una vecina que prefiere no dar su nombre. “Tenemos que esperar unos 20 minutos para el recorrido normal, y en la mañana puede ser 30. Si uno pierde el bus, ya llega tarde a su trabajo”.

La tarifa del bus es de USD 0,35. La segunda opción es subirse a uno de los buses interprovinciales que pasan por la zona —sin ingresar a los barrios— pero estos pueden costar entre USD 0,50 o USD 1.
En la parada de camionetas, un conductor explica que una de las carreras más solicitadas es desde Calacalí hasta la Mitad del Mundo, donde hay más líneas de bus. El trayecto cuesta USD 3,50.
Para llegar a las zonas altas, el valor puede superar los USD 4. “La gente toma camioneta porque no hay otra opción”, dice.
La situación se repite en Pomasqui. Allí, los buses, de la cooperativa Mitad del Mundo, solo circulan por la avenida principal. Una residente asegura que, incluso por deporte, prefiere caminar los 20 a 30 minutos hasta la vía principal, pero que transitar de noche por los accesos a su barrio, donde no hay alumbrado ni transporte público, se vuelve complicado.
Estas realidades contrastan con los anuncios municipales sobre la reorganización del sistema.
¿Qué dice el Municipio?
Según el secretario de Movilidad, Alex Pérez, la reestructuración surge tras el concurso fallido de 2020, que dejó contratos en disputa y un proceso administrativo detenido.
Él asegura que la actual administración revisó las 260 rutas del sistema metropolitano, de las cuales alrededor de 50 ya operan bajo el nuevo esquema.

“Llegaremos a entre 70 y 80 rutas reestructuradas este año”, afirma Pérez, quien detalla que la reorganización prioriza conectar zonas sin cobertura con los corredores principales. Agrega que se ha incorporado servicio a 41 barrios que nunca habían tenido buses, entre ellos Lloa.
¿Y los nuevos barrios?
El municipio ha difundido como mérito de su gestión la regularización de barrios, incluso por las fiestas de fundación de Quito se entregaron 2.000 títulos de propiedad. De hecho, esta administración informa que se han entregado 7.800 escrituras de barrios que estaban en situación irregular durante décadas.
Pero, la regulación de barrios también exige que el Municipio llegue con obras básicas, como el agua potable, recolección de basura y el transporte público.
PRIMICIAS consultó a la Unidad Regula Tu Barrio del Municipio de Quito sobre la cantidad de barrios regularizados y titularizados, pero hasta la tarde del 1 de diciembre de 2025 no hubo respuesta.
Alex Pérez reconoce que aún existen sectores regularizados —legalizados por el Municipio— donde no se ha implementado transporte público porque la demanda es baja o la infraestructura vial es insuficiente.
Esas decisiones, explica, se basan en estudios de demanda, distancias, condiciones viales y sostenibilidad operativa.
La respuesta técnica, sin embargo, no satisface a quienes caminan largas distancias o deben pagar camionetas a diario.
En barrios del sur y del Valle de los Chillos también se reportan frecuencias irregulares y poca presencia de autoridades para controlar el servicio, lo que alimenta la percepción de abandono frente al sistema de superficie, criticado desde hace años por usuarios por las competencias entre unidades, aglomeraciones y esperas prolongadas.
Pérez señala que el nuevo mapa de rutas está socializado en la mayoría de zonas y en etapa de pruebas. Faltan ajustes en el Centro Histórico, rutas transversales y la conexión hacia Tumbaco.
“El alcalde nos ha pedido terminar el proceso este año. Si quedaran rezagos, serían dos o tres rutas puntuales”
Alex Pérez
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