El señor del búnker: alias 'Fito' cayó dos veces en escondites subterráneos, siguiendo el guion de un capo de telenovela
El líder de Los Choneros registra dos recapturas en los últimos 12 años, en ambos casos se lo halló escondido bajo tierra, en casas de familiares y en las dos ocasiones volvió a una celda en La Roca.

José Adolfo Macías, alias 'Fito', en el interior de un vehículo militar blindado en la Base Aérea Simón Bolívar de Guayaquil, la noche del 25 de junio de 2025, previo a su traslado a La Roca.
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Secretaría de Comunicación
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Redacción primicias
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La historia es cíclica, se repite como tragedia y como farsa. Y en el devenir personal de José Adolfo Macías Villamar, alias 'Fito', el líder de la banda Los Choneros, se confirma la teoría de que los hechos tienden a repetirse en el tiempo, con patrones recurrentes, de una inquietante (y hasta cómica) similitud.
Doce años después de fugarse en 2013 de la cárcel de máxima seguridad de La Roca —y de ser recapturado tres meses después en una caleta bajo la casa de un familiar—, el cabecilla criminal volvió a ser encontrado este 25 de junio de 2025 en condiciones similares, aunque con matices.
El narcotraficante salió de un búnker bajo el piso corredizo de un mesón de mármol, en una lujosa vivienda levantada en una zona modesta y apartada de Montecristi (Manabí), cuando la maquinaria excavando en su búsqueda estremeció la losa de su escondite, y él creyó que la casa se le venía encima.
Fito ha sido recapturado dos veces en escondites subterráneos, en viviendas de parientes en Manabí -las dos en el área metropolitana de Manta-, al estilo de 'El capo' de la telenovela colombiana (Fox/RCN, 2009-2024). Se trata de una serie que representa la vida de grandes capos de la droga, de la que Macías Villamar se hizo fanático durante su larga estancia en la cárcel Regional de Guayaquil.
En sus dos escapes, el líder de Los Choneros había fugado del complejo carcelario del norte de Guayaquil y, tras las sendas capturas, volvió a una celda en la cárcel de máxima seguridad La Roca. En ambas ocasiones también ha sido delatado.
Los paralelos entre las dos capturas
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La primera fuga en 2013 y una caleta en El Palmar
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El 11 de febrero de 2013, Fito lideró una fuga en lancha de 18 reclusos desde La Roca, en Guayaquil. Salieron en bote por el aledaño río Daule. Y el 26 de mayo de ese año, la Policía lo halló en una cavidad subterránea (“una caleta”) en una casa del sector El Palmar de Manta. La pista llegó al correo personal del entonces ministro del Interior, José Serrano, gracias a un ciudadano que decidió denunciar. En la vivienda de enfrente, perteneciente a un familiar, fue capturado su hermano Ronal Javier, alias Javi.
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Una mansión de lujo ocultaba al fugitivo más buscado
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La madrugada del miércoles 25 de junio de 2025, un operativo militar rodeó una lujosa vivienda de tres pisos en la ciudadela Monterrey, en Montecristi, con pocas casas vecinas a su alrededor, donde se ocultaba el fugitivo más buscado del país. El domicilio de tres pisos, ubicado cerca al monumento de La Tejedora, entre Manta y Montecristi, contaba con altos muros, piscina cubierta, gimnasio y más de 10 habitaciones. Por más de 12 horas se realizaron búsquedas con drones, perforaciones, gases lacrimógenos y el escaneo de un densitómetro. Sobre las 17:00, una retroexcavadora trasladada al sitio para la búsqueda golpeó la losa que cubría el escondite de más de cuatro metros de profundidad, lo que obligó a Fito a salir del recinto por temor a quedar atrapado. Junto a Fito fueron capturados cuatro de sus guardaespaldas, de los cuales uno tiene antecedentes por asesinato, robo y porte de armas.

Un cerco de seguimientos, denuncias y rastreos
El ministro del Interior, Jhon Reimberg, insistió este jueves 26 de junio en que la captura se concretó principalmente por el seguimiento que agentes de inteligencia hicieron a Cristian Germán Mendoza Vélez, de 32 años, vigilante de tránsito del Municipio de Manta. Se trata de un hombre que pocas veces acudía a trabajar a la Empresa de Movilidad y todos los días se dirigía al escondite de alias Fito.
Reimberg dijo que no se entregará recompensa por este caso porque fueron las Fuerzas Armadas las que hicieron toda la labor de inteligencia para la captura.
Pero fuentes de inteligencia militar sostienen que también fue clave seguir la pista de una de las llamadas a la línea de denuncias 131, alertas que se multiplicaron tras la distribución aérea de panfletos que simulaban billetes de USD 100 del Plan de Recompensas, hace dos semanas en Manta. El trabajo de inteligencia incluyó triangulaciones e interceptaciones telefónicas.
La vivienda donde se escondía Fito contaba con puertas blindadas y había sido allanada al menos en otras seis ocasiones. En una intervención en el lugar, el 26 de enero pasado, se descubrió un sistema de vigilancia con reconocimiento facial, se realizaron detenciones y, entre otros indicios, se descubrió ropa de la Agencia de Tránsito Municipal de Manta, lo que más tarde resultaría clave para la investigación.
Durante más de una década, alias Fito convirtió a la Cárcel Regional de Guayaquil en su centro de operaciones y escapó de esa prisión en enero de 2024, tras conseguir que un juez impidiera su regreso a la vecina La Roca, atacada con un dron con explosivos en septiembre de 2023.
Ahora las autoridades buscan acelerar la extradición del narcotraficante a Estados Unidos a fin de evitar que se repita un nuevo patrón de fuga, ocultamiento, delación y recaptura.
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