Crianza en "spanglish": así crecen los hijos de migrantes ecuatorianos en Estados Unidos
La comunidad ecuatoriana crece en Estados Unidos, y con ella una generación bicultural que se debate entre el Spanglish, el bolón, TikTok y las raíces familiares.

Montaje fotográfico de jóvenes de origen ecuatoriano que residen en Estados Unidos, junto a los libros de sus escuelas.
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Cuando Isabella, de 14 años, sube al escenario del colegio en Queens para interpretar un ensayo sobre la migración, lo hace en perfecto inglés, pero entre versos intercala palabras que aprendió de su abuela en Guayaquil: mijita, ñañita, chuta. “A veces me siento confundida”, confiesa. “En la escuela soy americana. En casa, todo es Ecuador: la comida, la música, la forma en que hablamos”
La comunidad ecuatoriana en Estados Unidos ha crecido más de un 80% en las últimas dos décadas. Según el Pew Research Center, en 2024 había más de 740.000 ecuatorianos viviendo en Estados Unidos, principalmente en Nueva York, Nueva Jersey y Florida. Una parte significativa de esa población son hijos nacidos en Estados Unidos, que viven a diario el cruce de dos culturas: la que heredaron de sus padres y la que los rodea.
“Mi hijo habla más inglés que español. A veces me pide que no le mande arroz con menestra en la lonchera porque ‘huele raro’ y los otros niños se burlan”, cuenta Jéssica, madre de un niño de 10 años. “Yo me siento triste, pero también entiendo que él quiere encajar”. Como ella, muchos padres intentan mantener vivas las tradiciones ecuatorianas en un entorno donde sus hijos se sienten más cómodos con hamburguesas que con hornado.

Ese deseo de pertenecer puede convertirse en una lucha silenciosa. La psicóloga comunitaria Sandra Vinueza, quién trabaja en una reconocida fundación para migrantes, explica: “Los hijos de migrantes viven una tensión identitaria constante. Les toca construir un equilibrio emocional entre dos realidades: la de sus padres, que suele mirar hacia atrás, y la del entorno social, que les exige adaptarse sin mostrar diferencias”.
Camila Rivera, profesora de secundaria en Nueva Jersey, ve esa dualidad en sus alumnos: “Se sienten más seguros hablando inglés, pero se emocionan cuando en clase se menciona algo sobre América Latina. Es como si les recordaran que también tienen otras raíces”. Ella lidera un club cultural donde los estudiantes comparten platos, bailes y leyendas latinas con sus compañeros.
En casa, las madres se convierten en guardianas de la memoria. Como Mayra Guillén, ecuatoriana que vive en Estados Unidos. desde hace más de 15 años y tiene un hijo que nació en Ecuador, pero que llegó a New Jersey cuando tenía cinco años.
“A ellos les interesa la cultura ecuatoriana, les llama la atención porque es muy diferente. Les encanta el bolón, el ceviche de camarón. El idioma lo entienden más de lo que lo hablan, pero lo practican conmigo. A veces celebramos la Navidad como en Ecuador, pero mis hijos ya se acostumbraron a los feriados de acá. Tienen sus propias referencias”.

Mayra también se ríe al hablar de las diferencias en la crianza. “Aquí a los niños se les habla suavecito, con muchas explicaciones… pero yo soy más a la ecuatoriana”, dice entre risas. “La chancleta sigue siendo decorativa en casa, como quien dice: la tengo por si acaso, no más”.
Sus hijos ya entienden el código familiar. “A veces me dicen: ‘a mis amigos sí los dejan salir hasta tarde’, y yo les respondo: ‘sí, pero yo no soy su mamá’. Aquí la crianza es distinta, pero uno le pone su toque criollo”.
En su hogar, Mayra ha convertido pequeños gestos en rituales de conexión con sus raíces. “De chiquitos les cantaba las canciones que nos enseñaban allá”. También mantiene la costumbre de rezar con ellos antes de dormir, “porque eso siempre se hacía en Ecuador, y aquí casi no se ve”.
Aun así, reconoce que el idioma es un campo de batalla. “Hablan más inglés que español, y aunque me entienden, ya no lo usan tanto”. No es un caso aislado: según el Pew Research Center, solo el 40% de los latinos de tercera generación en Estados Unidos. sigue hablando español en casa.
Diversos estudios indican que el uso del español disminuye con cada generación. Sin embargo, el 90% de los padres aún desea que sus hijos sean bilingües, según el National Latino Family Report 2024.
La pregunta “¿me siento más ecuatoriano o más estadounidense?” no siempre tiene una sola respuesta. Como dice Isabella, la joven poeta del principio: “Soy un poco de los dos. Cuando estoy con mis abuelos, me siento ecuatoriana. Cuando estoy con mis amigos en TikTok, soy estadounidense. Pero al final, soy yo. Y eso también está bien”.
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