Viernes, 26 de abril de 2024

Píllaro espanta a sus 'diablos' en un rito popular para iniciar el año

Autor:

Orfaith Rivera

Actualizada:

4 Ene 2020 - 0:05

PRIMICIAS hace un repaso por los orígenes, los personajes y los rituales que componen la Diablada de Píllaro, una de las fiestas populares más vistosas de Ecuador.

Autor: Orfaith Rivera

Actualizada:

4 Ene 2020 - 0:05

Diablada destacada ok - Foto: Diego Corrales

PRIMICIAS hace un repaso por los orígenes, los personajes y los rituales que componen la Diablada de Píllaro, una de las fiestas populares más vistosas de Ecuador.

Todos los años, del 1 al 6 de enero, los Diablos, los Cabecillas, las parejas de línea, las Guarichas y los Capariches se toman las calles de Santiago de Píllaro, un cantón de Tungurahua.

Las partidas y legiones de diablos desfilan por el pueblo bailando al son de la música de las bandas de pueblo con santashpas, sajuanitos, capishcas y albazos. Los diablos brincan, gruñen y exhiben aterradoras máscaras.

Píllaro, con una población aproximada de 75.000 habitantes, está ubicado en Tungurahua, en el centro del país. Y su Diablada fue reconocida como Patrimonio Cultural Intangible de Ecuador, por el Ministerio de Cultura, el 29 de diciembre de 2008.


El origen

“La diablada no se puede definir como un acontecimiento que pasó en una determinada fecha, la diablada es un proceso.”

Esta festividad tiene sus inicios en la época de la colonia, dice Néstor Bonilla, concejal de Píllaro, como un acto de rebeldía indígena y mestiza contra el poder y contra la religión católica.

En la tradición popular, la versión más conocida es la siguiente:

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Otra versión, dice Bonilla basado en la investigación del antropólogo Pedro Reino, es que en la época de la colonia un cacique de la actual ciudad Pelileo, cansado de los impuestos y demandas de la corona española, organizó una revuelta que coincidiría con la celebración del Corpus Cristi (fiesta católica). Para demostrar su inconformidad iban a  irrumpir en esta fiesta disfrazados de Diablos. 

Este intento de rebelión fue frustrado porque la noticia se filtró entre los habitantes de la localidad.

“Es una toma simbólica del espacio de poder”


Las caretas

Las caretas de los Diablos son el distintivo de esta festividad. Son la representación de la rebeldía y libertad de las comunidades indígenas frente al conservadurismo católico.

Por eso, inicialmente, estas caretas eran hechas por artesanos de las comunidades que preferían mantener el anonimato.

Fue, a partir de 2008 tras la declaratoria de patrimonio cultural, que sus artesanos son reconocidos.

Y han dado un paso más con la venta de las caretas: en los locales de Píllaro se puede comprar estas artesanías por precios que oscilan entre los USD 25 y USD 500. Un extranjero incluso, cuentan en el pueblo, llegó a pagar USD 1.000 por una careta de Diablo.

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Cuernos naturales: pueden ser de
venado, toro o chivo.

Cuernos artificiales: se los fabrica con resina. Los cuernos se cosen a la
máscara con hilo o se aseguran con alambre.

Estrías de expresión: resaltan las emociones que desea transmitir
el artesano o su cliente.

Estas estrías son la “marca registrada”
de las máscaras de Píllaro.

Coronilla: es un tocado para
la parte posterior de la máscara
que se elabora con papel celofán
y cartón.

 

“Es una fiesta que ha resistido a la discriminación de los sectores dominantes y sigue siendo contestataria, manteniendo su presencia con o sin declaratoria de patrimonio cultural.”


Los personajes

La Diablada, como se conoce al desfile, identifica a las comunidades de Marcos Espinel y Tunguipamba. Entre el primero y el sexto día del año sus habitantes se convierten en el centro de atención al tomarse las calles de Píllaro. 

Según la tradición, sólo ellos podían participar en las festividades. Ahora, sin embargo, está permitido que los habitantes de otras ciudades bailen junto a ellos vestidos de diablos o de otros personajes.

Cada uno de los personajes que integran las legiones tiene su historia y su razón de ser en la Diablada.

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Diablos

Son los guardianes de sus territorios y comunidades locales, protegen a las parejas de línea bailando a su alrededor, asustando y divirtiendo a los espectadores.

Personajes que conservan la memoria de antiguos enfrentamientos, mitos y leyendas de la rebeldía de las comunidades.

Guaricha

Son alegres disfrazados que representan a la mujer en una faceta menos aceptada por el conservadurismo de la ciudad (pícara, coqueta y juguetona).

Abren espacio entre las parejas de línea y los espectadores con burlas y juegos, lleva un boyero, un muñeco de plástico, y una bolsa de colaciones para repartir a los niños.

Parejas de línea

Representan a las élites del pueblo de cierta manera sarcástica en sus inicios, tomando sus movimientos en el baile de salón y acoplándolos a la música indígena y mestiza.

Las parejas de línea encantan destreza al momento de ejecutar el baile, sus movimientos son acompasados y elegantes.

Capariche

Son personajes que representan a los indígenas que trabajaban de barrenderos de la ciudad, que en su momento era conciderado el trabajo más bajo y por ende peor pagado.

Llevan una escoba elaborada de espinos, retama y ortigas para “limpiar las calles” y abrir espacio para el baile de las parejas de línea.

Banda de Pueblo

El conjunto musical que anima la celebración entona sanjuanito, pasacalles y tonadas. En los repasos los músicos interpretan violín y guitarra.

En la fiesta la banda resuena con bombo, platillos, trombones, trompetas, saxos, clarinetes y tambores.

Cabecilla

Organizador de la fiesta en cada comunidad, su misión es trasmitir los conocimientos a las nuevas generaciones y verificar un buen desenvolvimiento de sus bailadores y acompañantes.

Galería

  • Investigación, ilustración, video y animación: Orfaith Rivera Márquez. 
  • Diseño y fotografía: Orfaith Rivera Márquez, Diego Corrales. 
  • Desarrollo web: Darío Chuquilla.