El ecuatoriano Karl Egloff no logra subir y bajar el Everest en menos de 24 horas
El alpinista ecuatoriano-suizo Karl Egloff no logró culminar el reto de subir y bajar el Everest (8.849 metros) sin oxígeno complementario en menos de 24 horas, después de que decidiera dar marcha atrás antes de llegar al campamento 3, situado a unos 7.100 metros, debido a las malas condiciones meteorológicas.

El ecuatoriano-suizo, Karl Egloff, durante su ascenso al Everest.
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Tomado del Instagram de Karl Egloff
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"Es difícil tomar la decisión, pero siempre hay que saber escuchar, y por eso me siento feliz (...) La cima no es el objetivo, ¡pero llegar a casa sano y salvo sí lo es!", escribió Karl Egloff en su cuenta de Instagram una vez que regresó al campamento base.
El reto de Egloff, de 44 años y nacido en Quito, era romper la marca que instauró el ultrafondista español Kilian Jornet en 2017, cuando ascendió el Everest y regresó al campamento 2 (6.500 metros) en 26 horas y media.
El alpinista, de madre ecuatoriana y padre suizo, llegó a Nepal a comienzos de abril con el reto de bajar de las 24 horas e intentar la hazaña por la ladera sur de la montaña más alta del mundo, en un trazado de 10 kilómetros entre la ida y la vuelta y unos 3.500 metros de desnivel.
Después de varias semanas de aclimatación, Egloff inició la ascensión en la jornada el viernes 23 de mayo, con un pronóstico del tiempo incierto, por lo que ya desde el comienzo asumió la posibilidad de que la gesta no pudiera completarse.
"Sabíamos desde hacía una semana que ningún día era bueno para ascender y descender en un solo día sin oxígeno embotellado debido a los vientos y las temperaturas que venían marcando la temporada. Sin embargo, buscamos una última ventana de oportunidad que nunca me dio confianza por lo impredecible y corta que parecía", relató.
Con la idea de "ir paso a paso" y observar la evolución meteorológica, Egloff avanzó durante la noche y tras pasar el campamento 2, empezó a sentir debilidad debido a la altitud, lo que le hizo ralentizar el ritmo.
En el tramo hacia el campamento 3, que abordó en solitario, fue cuando decidió tirar la toalla: "Tenía la sensación de que la montaña no nos recibiría. Tenía un mal presentimiento".
"Bajé sin parar toda la noche hasta llegar al campamento base con una fuerte nevada durante el descenso. Cuando me di la vuelta y vi la cima a lo lejos, mi presentimiento se cumpliría con vientos de más de 80 kilómetros por hora, insoportables para alguien sin oxígeno artificial. Nunca hubo un día perfecto y hay que aceptarlo. Por suerte, es la montaña la que decide, solo somos visitantes", apuntó el ecuatoriano.
En su despedida, Egloff se mostró agradecido por haberlo podido intentar: "Me voy con el corazón lleno de tanta gente maravillosa, tanto tiempo rodeado de gigantes y una cultura sherpa que admiro muchísimo. Gracias, Everest, por todo".
El montañista ecuatoriano afrontó el reto de la cima del mundo después de haber logrado récords en ascenso y descenso del Kilimanjaro (5.895 metros), en Tanzania; del Aconcuagua (6.961 metros), en Argentina; del Denali (6.190 metros), en Estados Unidos, y del Elbrús (5.642 metros) en Rusia.
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