Con tanques de gas y niños en brazos, así cruzan el abismo que dejó la erosión regresiva en la vía Quito–Lago Agrio
La desesperación obliga a comuneros a cruzar un precipicio de más de 100 metros tras el colapso de la vía Quito–Lago Agrio, en la provincia de Napo, lo que llevó a paralizar los oleoductos petroleros.

Personas cruzan con animales, alimentos y niños en brazos tras la erosión del río Coca, zona del río Loco, que se llevó la vía y dejó incomunicadas a familias en la provincia de Napo
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Pobladores
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Cargando tanques de gas, alimentos y con niños en brazos; así cruzan, a filo de montaña, las comunidades el despeñadero de más de 100 metros de profundidad que dejó la erosión lateral del río Coca, a la altura de la desembocadura de uno de sus afluentes, el río Loco, en el cantón El Chaco, provincia amazónica de Napo.
El tramo que tienen que recorrer tiene entre 300 a 400 metros de largo, pero solo cuenta con cinco metros de ancho en ciertas partes y en otras apenas tres.
Un estrechísimo paso que es de alto riesgo, además, porque llueve, hay lodo y maquinaria trabajando para restablecer el bombeo de los oleoductos. "Es un viacrucis", lo que viven las comunidades, dice Gildo Velasco, exconcejal de El Chaco.
"Es la desesperación" lo que los lleva a arriesgarse y cruzar ese tramo, dice el alcalde de El Chaco, Óscar de la Cruz.
Estos comuneros no tienen otra forma, por ahora, de llegar a sus fincas, donde tienen animales que requieren cuidado y cultivos que podrían perderse debido a que la erosión se llevó un tramo de la vía E45 o Quito - Lago Agrio, dejándolos incomunicados. De hecho, el puente sobre el río Loco está a punto de colapsar.
La erosión regresiva es un extraño fenómeno que empezó en febrero de 2020 y avanza aguas arriba carcomiendo su lecho y sus márgenes y afectando sus afluentes como el río Loco (que también se erosiona) que es donde se vive la actual emergencia.
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Otra forma de llegar a sus tierras es regresar hasta Papallacta, ir a Orellana y luego a El Coca para luego regresar a El Chaco, una vuelta que toma de 10 a 12 horas al día, lo que no es viable para estos comuneros que deben ir y volver todos los días a sus fincas.
Movilizarse no es el único problema para estas familias. Aquellas que viven en el barrio San Rafael y otras del barrio San Luis se quedaron sin energía eléctrica y sin Internet desde el 29 de junio, cuando la erosión se llevó casi 300 metros de tierra hacia dentro desde la orilla original del río Coca, dice el Alcalde de El Chaco.

Piden abrir "paso humanitario"
El pedido del Alcalde de El Chaco es que se haga una variante provisional o, al menos, un paso humanitario, mientras se termina la solución vial definitiva, que sería hacer un nuevo trazado por la otra orilla del río (la derecha).
Esto iba a ser solicitado el jueves 17 de julio de 2025 en una reunión a la que fueron invitadas las autoridades de Gobierno, como los ministros de Transporte y Energía, pero a la que no asistieron ni enviaron delegados, dice el Alcalde.
Restaurantes y negocios cerrados
La economía también ha sido golpeada, pues El Chaco es un cantón que vive del sector de transporte, el turismo y la agricultura.
De la Cruz calcula en USD 30.000 las pérdidas para este cantón, que tiene unos 9.200 habitantes en seis parroquias.
Los barrios más afectados son San Luis y San Rafael, donde viven unas 50 a 60 familias, añade Velasco.
Pero ahora las dos gasolineras que existen están sin ventas, hay restaurantes y vulcanizadoras que están cerrados y hoteles vacíos, dice el exconcejal de El Chaco, Gildo Velasco.
Igual situación se vive en la parroquia Reventador (cantón Gonzalo Pizarro), en donde las tiendas, restaurantes reportan pérdidas. Y, los agricultores y ganaderos no pueden movilizar con facilidad sus productos hacia los mercados.
Temen que se olvide el problema vial
La preocupación del Alcalde es que se reactive la operación de los oleoductos y la maquinaria deje el sitio sin atender el problema de conexión vial, dejando incomunicada a esta zona del país.
De la Cruz dice que no sería la primera vez que pasa, pues la erosión también destruyó un tramo en la zona de Piedra Fina y durante casi dos años no hubo una solución, hasta que las propias comunidades tuvieron que abrir su propia vía rudimentaria.
Además, reclama que no se haya previsto una solución vial con tiempo ante un riesgo en el río Loco que se venía advirtiendo desde hace dos o tres años.
"Hemos estado insistiendo con Celec, Petroecuador y el Ministerio de Transporte sobre necesidad urgente de una nueva conectividad vial(...). Hasta ahora solo han existido soluciones parche" en esta zona, insiste De la Cruz.
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