La petrolera estatal Petroecuador declara la emergencia para el SOTE, ¿cuál es la razón?
Petroecuador declaró la emergencia en el SOTE por la actividad del volcán Reventador. Pero informes técnicos advierten un riesgo más inminente para el oleoducto petrolero: la erosión del río Coca.

Foto referencial del SOTE, en 2023.
- Foto
Petroecuador (Red X)
Autor:
Actualizada:
Compartir:
La petrolera estatal Petroecuador declaró la emergencia en el Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE) en un tramo ubicado en la provincia amazónica de Napo, mediante resolución PETRO-PGG-2025-0076-RSL del 23 de octubre de 2025.
El documento señala como evento inmediato la reciente actividad del volcán El Reventador, que el 12 de octubre provocó una importante caída de ceniza, flujos de lodo y un incremento en la inestabilidad del terreno.
Este hecho se considera el elemento “imprevisible” que permite legalmente declarar la emergencia, conforme al artículo 58 de la Ley Orgánica del Sistema Nacional de Contratación Pública, apunta la resolución de Petroecuador, firmada por su gerente, Leonard Bruns.
La erosión, otro riesgo latente y más cercano
Sin embargo, los informes técnicos de distintas áreas de Petroecuador citados en los considerandos de la resolución recalcan un riesgo más latente y cercano para el oleoducto SOTE: la erosión regresiva del río Coca, que además provoca ahora una erosión lateral agresiva a la altura de la confluencia del río Loco.
La erosión regresiva del río Coca es un extraño fenómeno que avanza aguas arriba, carcomiendo su lecho, pero también sus márgenes, formando grandes quebradas, lo que pone en riesgo a los oleoductos OCP y SOTE, a la carretera Quito–Lago Agrio y a la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, la más grande del país.
De hecho, por la erosión, Petroecuador ha tenido que construir nueve variantes provisionales para alejar al SOTE de la erosión regresiva.
Y tras fuertes lluvias, la erosión lateral a la altura del río Loco se reactivó y provocó la suspensión de operaciones de los oleoductos SOTE y OCP por 27 días en julio de 2025.
Compartir:

"Desafíos técnicos" para construir nueva variante del SOTE
Frente a esa situación, Petroecuador empezó la construcción de la décima variante del SOTE en la zona de la confluencia del río Coca con el río Loco.
Sin embargo, los informes que respaldan la reciente declaratoria de emergencia sobre la inestabilidad del suelo, alertan de “importantes desafíos técnicos” debido al tipo de suelo y de rocas del lugar para avanzar en la obra.
El estudio indica que el terreno está formado por rocas fracturadas y debilitadas, lo que complica las obras y aumenta los riesgos de deslizamientos. También señala que, aunque la actividad del Reventador representa un riesgo bajo, la zona es muy propensa a sismos.
En cuanto a los movimientos del suelo, los técnicos concluyeron que el riesgo es moderado, excepto en las partes más empinadas, donde las pendientes superan el 70%.
Los informes advierten que si la situación no se controla, podría provocar el colapso del ducto, un derrame de crudo, pérdidas económicas para el Estado y daños ambientales severos.
Entre las recomendaciones que apuntan los técnicos en la resolución están que Petroecuador debe realizar nuevos estudios de suelo, monitorear los procesos erosivos del río Loco y crear un plan de emergencia para reaccionar ante posibles movimientos del terreno.
A largo plazo, los técnicos sugieren mover el trazado de la variante hacia la margen derecha del río Quijos, siguiendo estudios previos del Oleoducto de Crudos Pesados (OCP).
Con base en esos informes, el Gerente de Transporte formalizó la solicitud de emergencia el 22 de octubre de 2025, a través del memorando PETRO-TRA-2025-1027-M, señalando que la medida permitirá actuar de inmediato y evitar daños graves o interrupciones en el transporte de petróleo.
Finalmente, el Procurador de la empresa, en el memorando PETRO-AJU-2025-2623-M del 23 de octubre, confirmó que la situación cumple con los requisitos legales para declarar la emergencia.
La declaratoria de emergencia tendrá una vigencia de 60 días y permitirá realizar contrataciones directas para ejecutar obras urgentes de protección y mitigación, apunta la resolución de Petroecuador.
Los oleoductos, en medio de dos riesgos naturales
Para la catedrática universitaria Carolina Bernal, no solo el SOTE, sino el OCP, están en medio de dos riesgos, la erosión regresiva y el volcán Reventador.
Y añade que si bien la construcción de las variantes provisionales ha permitido que Petroecuador aleje el SOTE de la erosión del río Coca, pero al hacerlo se ha acercado a la zona de influencia del volcán Reventador. "Están saliendo del problema de la erosión para meterse en otro problema que es el volcán Reventador", dice Bernal.
De ahí que Bernal cree que la solución final para este problema es la construcción de una variante definitiva por la otra margen del río Coca, la margen derecha. Actualmente, se ubican en la margen izquierda.
De hecho, hay estudios de pre factibilidad para construcción de una variante definitiva para el SOTE y el Poliducto Shushufindi-Quito en la zona afectada por la erosión regresiva del río Quijos desde 2023, pero hasta ahora no se construye.
¿Qué pasa con el volcán Reventador?
El volcán El Reventador, ubicado en la provincia de Napo, continúa en proceso eruptivo casi continuo desde 2002, con variaciones en su nivel de actividad, explicó Benjamin Bernard, vulcanólogo del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional (IG-EPN).
En las últimas semanas, el Instituto ha detectado un aumento en la actividad sísmica y superficial, lo que culminó el 12 de octubre de 2025 con una erupción más fuerte de lo habitual.
Según Bernard, no fue una explosión violenta, sino una emisión de lava más abundante, que luego colapsó y generó flujos piroclásticos, es decir, nubes ardientes de gas, ceniza y fragmentos calientes de roca que descendieron por los flancos del volcán. Estos flujos alcanzaron una distancia de 3,2 kilómetros, un valor que generó preocupación por el mayor volumen de material expulsado.
Tras este evento, el Reventador retornó a su patrón normal de actividad alta y continua, caracterizado por pequeñas explosiones diarias, caída de ceniza y un flujo de lava activo cerca del cráter.
Bernard señaló que la erupción del 12 de octubre fue una de las más intensas desde 2017, pero no se acerca a la magnitud de la gran erupción de 2002, cuando los flujos piroclásticos llegaron hasta la carretera Quito–Lago Agrio, dañaron el Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE) y afectaron la construcción del Oleoducto de Crudos Pesados (OCP). Aquella vez, la ceniza incluso llegó hasta Quito.
“No estamos para nada en la misma magnitud de erupción”, aclaró el vulcanólogo.
El flujo de lava actual mide unos 800 metros de largo y se mantiene cerca del cráter, por lo que no representa un riesgo directo para las infraestructuras cercanas. El peligro aparece solo si ese flujo colapsa, ya que podría generar nuevos flujos piroclásticos.
Sin embargo, Bernard indicó que, incluso en ese caso, estos no alcanzarían la vía Quito–Lago Agrio, ni el SOTE ni el OCP, a menos que se produzca una erupción de mucha mayor magnitud.
El experto también precisó que los ríos más expuestos a recibir material volcánico son el Marker, Reventador y Azuela, no el río Loco.
Sobre los próximos meses, Bernard explicó que la actividad del volcán sigue siendo alta, con decenas de explosiones diarias, caída constante de bloques de ceniza por los flancos y un flujo de lava activo.
“No hay señales de que el volcán esté acumulando nueva energía que anticipe un evento mayor, pero seguimos atentos”, concluyó.
Compartir:










