Diésel y gas de uso doméstico, los subsidios intocables y que más pesan en las finanzas públicas de Ecuador
En 2024 el Ministerio de Finanzas proyectó gastar USD 2.244 millones en subsidios al gas de uso doméstico y al diésel. Esto representa la mitad del presupuesto destinado al Ministerio de Educación.

Imagen de archivo de una distribuidora de gas de uso doméstico en la avenida Pumapungo, en Cuenca.
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Desde inicios de los años 80 varios gobiernos han intentado desmotar con distintos mecanismos algunos subsidios a los combustibles pero hay dos que han resultado virtualmente intocables: el subsidio al diésel para los vehículos (diésel premium) y el destinado al gas de uso doméstico (GLP).
Se trata de una de las medidas más difíciles de revertir, porque cada vez que los gobiernos han intentado eliminar o reducir el subsidio estatal han estallado fuertes protestas sociales que han traído cuantiosas pérdidas económicas, enfrentamientos en las calles y hasta manifestantes fallecidos, como en el paro nacional de 2019.
Desde su implementación, en 1974, el gasto en subsidiar combustibles ha sido millonario, pero además, poco transparente, lamenta el ex viceministro de Finanzas, Fabián Carrillo.
Según el último reporte del Banco Central de Ecuador (BCE), entre 2010 y 2023, el Estado gastó USD 53.922 millones en subsidios a los combustibles. Esto representa casi 20 veces lo destinado al presupuesto del Ministerio de Salud para 2025, que es de USD 2.798 millones.
Del total del monto destinado a estos subsidios en esos 13 años, el 61% fue para el diésel y el gas de uso doméstico.
Ecuador se ha acostumbrado a tener combustibles subsidiados de una época en la que el país importaba menos combustibles porque la economía era más pequeña, y producía más petróleo, dice Carrillo.
Pero ahora la realidad es otra, pues el país importa más derivados y produce cada vez menos petróleo, con lo que mantener subsidios es insostenible, agrega Carrillo.
Por ejemplo, el 96% del gas que se ha consumido en el primer semestre de 2025 en Ecuador fue importado. Y alrededor del 85% del diésel vino del exterior.
"Este año, con todos los problemas de la Refinería de Esmeraldas ha aumentado la importación de derivados y se ha sumado la caída de exportaciones por las roturas de oleoductos, con lo que hay menos ingresos para costear el combustible importado", menciona Carrillo.
Medio siglo y leves cambios para evadir el subsidio al diésel
El esquema subsidio a los combustibles fue introducido en Ecuador en 1974 en la dictadura del general Guillermo Rodríguez Lara, cuando Ecuador apenas comenzaba a ser país exportador de petróleo y los precios de esta materia prima estaban en auge.
En varias ocasiones, gobiernos intentaron reducir el subsidio al diésel de los vehículos e incluso del gas de uso doméstico, pero enfrentaron severas protestas.
Abdalá Bucaram, por ejemplo, eliminó el subsidio del gas, con lo que enfrentó fuertes protestas y poco después, en medio de escándalos de corrupción, fue derrocado.
Más tarde, los gobiernos de Lenín Moreno y Guillermo Lasso también intentaron tocar el diésel.
En 2019 Moreno eliminó el subsidio al diésel. Y, más tarde, en 2022, Lasso elevó el precio del diésel lo congeló en USD 1,90. Los dos gobiernos enfrentaron fuertes levantamientos de transportistas e indígenas y revirtieron sus decisiones.
Así, en el país solo se han ido eliminando subsidios que no pesan tanto en las finanzas públicas. Por ejemplo, en 2018, Moreno eliminó el subsidio a la gasolina de mejor calidad, la Súper. Y Lasso eliminó el subsidio al diésel de las camaroneras en 2022.
Con los antecedentes de protestas por el diésel, Daniel Noboa ha optado por el gradualismo en otros subsidios. Desde junio de 2024, las gasolinas Extra y Ecopaís, que antes tenían un precio fijo de USD 2,46, ahora se rigen por un sistema de bandas, con el que los precios fluctúan cada mes con una fórmula atada lo que ocurre en el mercado internacional, pero con un porcentaje de subsidio estatal.
Sin embargo, desde el 12 de agosto de 2025 ese subsidio es menor, por una nueva fórmula para calcular los precios de estas gasolinas, implementada en el decreto ejecutivo 83.
Así, desde que comenzó el sistema de bandas de las gasolinas de bajo octanaje, los precios de estas gasolinas pasaron de USD 2,46 por galón a USD 2,75 por galón en agosto. Se trata de un alza de USD 0,29 en 14 meses.
Diésel y gas de uso doméstico, una carga millonaria
El mayor desafío para reducir el gasto en estos dos subsidios son las fuertes protestas sociales, pues beneficia a sectores con menos ingresos, aunque hay distorsiones, explica Hanns Soledispa, director de la firma de investigaciones Exponential Research.
Por ejemplo, los buses de transporte público usan diésel y elevar su costo podría llevar a un alza de los pasajes.
Además, el gas de uso doméstico es usado por la mayoría de los hogares, entre ellos aquellos que viven en pobreza.
Soledispa dice que se ha vuelto un problema sobre todo político porque aunque hay mecanismos para implementar una focalización, los gobiernos tienen temor de nuevas protestas e inestabilidad en sus mandatos.
"Del gas ni hablar, es más, cada vez que un gobierno pone sobre la mesa el tema de los subsidios tiene que salir a aclarar que no se incluirá el gas", añade.
Sin embargo, hay otros desafíos que son más difíciles de abordar. Y es que el diésel y el gas también venden de contrabando por la frontera.
Además, con el crecimiento del narcotráfico y la minería ilegal, el diésel es cada vez más demandado en estos mercados negros, dice Soledispa.
No obstante, Carillo considera que en algún momento será impostergable reducir este gasto, porque el dinero del Presupuesto estatal no alcanza y el país tiene que endeudarse cada vez más para sostener el gasto público.
El ex viceministro añade que esos recursos pueden ir a otras necesidades más importantes, como la salud y la seguridad.
¿Pero cuánto pesa el presupuesto para subsidiar estos dos hidrocarburos?
Según Petroecuador, en promedio, en lo que va de 2025, el Estado ha destinado USD 1 por galón en subsidiar el diésel premium, para vehículos.
Entre el 12 de agosto y el 11 de septiembre de 2025, el galón de diésel está subsidiado en USD 1,117; es decir, debería costar USD 2,91, pero se vende en USD 1,80.
Solo en 2024, el Ministerio de Finanzas estimó destinar USD 1.506,4 millones a subsidiar diésel y USD 737,2 millones a subsidiar gas. En total, USD 2.244 millones, lo que equivale a casi la mitad del presupuesto destinado al Ministerio de Educación para 2025, que es USD 4.011 millones.
Aunque no se puede conocer el valor total destinado a subsidiar este combustible en lo que va de 2025, porque el Gobierno no los publica, hay datos -al menos- del subsidio al diésel importado.
Así, en el primer semestre de 2025, el Estado gastó USD 371 millones a subsidiar diésel importado. Esto es más del triple del presupuesto para el programa Jóvenes en Acción de 2024, que fue de unos USD 100 millones.
No obstante, se trata de un valor menor a los USD 541 millones destinados a subsidiar diésel importado en igual período de 2024. Pero esto se debe a que el precio del petróleo ha caído un 14% en ese período, con lo que los derivados como el diésel, también han bajado de precio, aclara Carrillo.
En cambio, el cilindro de gas de 15 kg en Ecuador se vende en USD 1,65. Un valor bastante bajo frente a lo que cuesta en países sin subsidio. En Perú, por ejemplo, un cilindro de 10 kg se vende en alrededor de USD 14 a USD 15.
En el primer semestre de 2025, el Estado gastó USD 282 millones en subsidiar gas importado para los hogares; una cifra mayor a los USD 254 millones gastados en igual período de 2024.
¿Cómo implementar cambios sin provocar caos?
Carrillo y Soledispa coinciden en que la reducción del subsidio a estos combustibles debe darse con mecanismos de compensación a los sectores que se verían realmente afectados.
Soledispa menciona que en el caso del gas, el Gobierno debería identificar a los sectores más vulnerables y con menos ingresos de la población y brindar ayudas como transferencias económicas similares al Bono de Desarrollo Humano.
Y en el caso del diésel para los transportistas se les podría dar beneficios como menos aranceles para los repuestos, eliminar el IVA para este combustible y exoneraciones en tasas.
Carrillo añade que, a la par, es necesario que haya más transparencia y eficiencia en la compra de derivados de petróleo del exterior, para que el gasto sea más eficiente y haya mayor ahorro.
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