La entrada en la universidad es una fase clave en el desarrollo personal y académico de los jóvenes, que puede generar dudas, inseguridades y temores.
Según la Revista electrónica de investigación educativa el modelo mentor-mentorado data de tiempos ancestrales debido a su aporte en el desarrollo de conocimientos y habilidades.
Es así, que en los últimos años, con la masificación del acceso a universidades, los programas de mentoría han ganado popularidad. De acuerdo con el estudio de la compañía consultora Gallup, los estudiantes que han tenido acceso a guías y programas de apoyo con mentores reportaron un mejor desempeño académico.
Los estudiantes encuestados afirmaron que el 64% de los casos fue un maestro, resultando en un mejor desempeño educativo y una mayor confianza en sí mismos.
En cuanto al apoyo que proveen los distintos mentores, el 30% recibieron información muy útil por parte de los servicios de su carrera en comparación con el 49% que dice lo mismo sobre los consejos de profesores o miembros del personal académico.
Entre los temas tratados, el 92% recibió orientación académica, mientras que solo el 53% obtuvo consejos sobre su salud física o mental. Únicamente el 26% de los alumnos fueron asesorados sobre problemas financieros.
Sin embargo, a pesar de los beneficios que conlleva tener un mentor; el 23% de los encuestados nunca recibieron este servicio de parte del profesorado o personal académico.
Reportes de una investigación educativa muestran distintas razones que impulsan los procesos de mentoría en centros de educación superior:
- Apoyar procesos formativos como elevar niveles de logro académico.
- Promover aspectos de identidad individual o grupal.
- Facilitar la transición entre estados de desarrollo.
- Reducir o evitar la deserción.