Viernes, 26 de abril de 2024

Cuarta temporada de 'The Crown': la TV debe ser así

Autor:

Eduardo Varas

Actualizada:

20 Nov 2020 - 0:05

La historia "de amor" entre el Príncipe Carlos y Lady Di es uno de los platos fuertes de esta temporada de "The Crown".

Autor: Eduardo Varas

Actualizada:

20 Nov 2020 - 0:05

La historia "de amor" entre el Príncipe Carlos y Lady Di es uno de los platos fuertes de esta temporada de "The Crown". - Foto: PRIMICIAS

La historia de la familia real inglesa, de 1977 a 1990, se retrata en esta temporada de la serie de Netflix, una de las más caras y mejor armadas de la historia de la TV.

Solo se pueden hablar maravillas de una serie como The Crown. Porque no hay espacio en esta producción de Netflix -creada por Peter Morgan- que no se haya cubierto con precisión.

Todo lo que debe funcionar en la historia de la Reina Isabel II de Inglaterra y su familia -desde 1947 en adelante- funciona. Se puede hacer un checklist alrededor de esto:

  • ¿Es buena la dirección de arte de la serie? Es brutal.
  • ¿El diseño de vestuario? Pues justifica el viaje en el tiempo.
  • ¿La fotografía? No habría manera de hablar de lo grandilocuente, absurdo, abrasivo y demandante que puede ser el mundo de la realeza sin el gran trabajo en la imagen.

Y sí, no hay nada en esta serie que esté sobrando. Pues si cada capítulo supera los USD 6,5 millones en costo de producción, algo debe hacerse bien.

La calidad se ha mantenido en todas las temporadas y ha conseguido sobrevivir al cambio total del elenco, para mostrar el paso del tiempo en la vida de los personajes. Mientras Claire Foy y Matt Smith fueron la Reina Isabel II y Felipe, Duque de Edimburgo, en las dos primeras temporadas; Olivia Colman y Tobias Menzies lo son en las temporadas tres y cuatro.

Esto no ha rebajado el nivel actoral de la serie. En realidad es un mecanismo interesante para mantener la curiosidad y sorprender al espectador. Y en esta cuarta temporada el nivel presentado en The Crown sobrepasa todo lo demás. La buena televisión es aquella que consigue no solo contar algo, sino dejar que cada una de sus piezas esté al servicio de la historia, el ambiente y el tono que se quiere manejar.

Por eso resalta la precisión que hay aquí; tanto con los guiones -los diálogos puede ser dagas que atraviesan la pantalla- como con las actuaciones y la puesta en escena.

La televisión siempre debería ser así: agarrar de la cabeza y no soltar a quien ve los episodios.

Esa historia más reciente

La generación que creció en los años 80 va a encontrar en estos diez episodios varios acontecimientos históricos ligados a Reino Unido y a su realeza que pueden resultar familiares.

Por ejemplo, está el matrimonio del Príncipe Carlos -un impresionante Josh O’Connor- con Diana Spencer -Emma Corrin da en el clavo en esta interpretación-. La guerra de las Malvinas también tiene su espacio; así como los actos terroristas del Ejército Republicano Irlandés que, en su momento, cobrarían la vida de Lord Mountbatten.

Sin embargo es la presencia gravitante y poderosa de Margaret Thatcher  -¿es posible una mejor actriz que Gillian Anderson para este rol?- la que va a ser determinante.

The Crown se convierte así no solo en un documento de ficción -hay mucho dramatizado, desde luego- que intenta explicar una realidad de hace 30 años. Es también una revisión en retrospectiva a ese pasado, a la política de entonces, a cierto contexto que tiene sus ramificaciones en la actualidad. 

La serie no es un objeto de revisionismo histórico. Pero sí utiliza un momento de la historia más reciente para hablar de temas ligados al ser humano.

Con la diferencia de que estos seres humanos son realeza, completamente anacrónicos y encerrados en un sistema en el que el deber es más importante que su felicidad.

Y casi todos los personajes, sin excepción, se mueven en un terreno de marcada infelicidad, que los vuelve en seres adoloridos y capaces de generar dolor.

Así, la serie de Morgan, transmitida por Netflix, se enriquece de esa necesaria curiosidad que ha movido páginas y páginas de un tipo particular de periodismo: saber lo que pasa con los reyes y reinas de hoy en día.

Llena vacíos, dramatiza momentos, recurre a relatos, informes y biografía para armar escenas complejas y generar algo que impresiona.

Un acierto absoluto

The Crown se asienta en guiones que muestran el nivel superior que tienen en Inglaterra para escribir sobre conflictos y encontrar formas de resolver los dilemas de cada episodio, sin necesidad de dar respuesta.

Así como en un montaje en el que está su elemento crítico más evidente, cortando de una toma de personas con mucho dinero, en un momento de esparcimiento, a la fila de desempleados buscando ayuda del Estado, bajo la administración de Margaret Thatcher.

O con el que consigue acercar situaciones que pasan en lugares distintos, al mismo tiempo, para dar otro sentido a cada escena.

Sin embargo hay algo que sostiene todo lo demás: un tremendo trabajo actoral que, sin importar la circunstancia, se centra en la fuerza de dos personajes contrapuestos y enfrentados en algún momento de cada episodio.

Así sean un padre y un hijo, afectados por la muerte de una figura importante, lanzándose bofetadas con cada frase.

O una escena en la que una madre le dice a su hijo que debe casarse sí o sí con la persona que han escogido.

Y cuando una joven novia almuerza con la mujer que su futuro esposo ama. O un intruso que consigue llegar a la habitación de la Reina para hablar con ella.

O dos mujeres poderosas enfrentadas en visitas semanales a sus visiones contrapuestas sobre el destino de un país y las posibilidades que tienen en sus manos.

La cuarta temporada de The Crown brilla porque no solo el mundo conoce a esos personajes, sino por la forma en que los retrata y la manera en que decide mostrar esa opulencia, utilizando un poco de comedia de situaciones, suspenso, thriller y drama para darle fuerza a una ficción que se basa en seres reales. 

Es una serie, no es la realidad. Porque esta sería más terrible de soportar.

'The Crown': temporada 4

Creada por: Peter Morgan

Elenco: Olivia Colman, Tobias Menzies, Gilliam Anderson, Josh O’Connor, Erin Corrin, Helena Bonham-Carter.

Netflix, 2020

Otras recomendaciones

“The Iron Lady”, de Phyllida Loyd

Meryl Streep lo hace siempre

“The Iron Lady”, de Phyllida Loyd

20th Century Fox, 2011

Una biopic de Margaret Thatcher que todo el mundo debe ver, más allá de cualquier idea que se tenga sobre ella.

La película no va a cambiar el punto de vista, pero si ayudará a matizarlo mejor, sobre todo por el trabajo de Streep, el que, sin rozar la imitación, consigue reflejar a la mujer real, en un momento de su vida en el que recuerda su pasado, enfrentada a una situación cercana que la golpea.

Y, desde luego, Meryl Streep ganó su tercer Óscar por este rol, en 2012.

“The Queen”, de Stephen Frears

Otra representación de la realeza

“The Queen”, de Stephen Frears

Pathé Distribution, 2006

Antes de The Crown, Peter Morgan escribió el guion de esta película que se acerca muchísimo a lo que luego haría.

Enfocada en la reacción de la realeza británica ante la muerte de la Princesa Diana, en 1997, la película muestra la lucha entre la apertura y el reconocimiento, así como la del mantenimiento de las formas y la tradición ante un hecho que le dolió a buena parte del mundo y a una familia real distante, que debe recapacitar qué hacer en esas circunstancias.

Helen Mirren es fabulosa como la Reina Isabel II.