Martes, 23 de abril de 2024

El sector editorial del país en la cuerda floja a causa de la pandemia

Autor:

Eduardo Varas

Actualizada:

21 Abr 2020 - 0:05

Escritores, editoriales, distribuidores, imprentas y librerías: hay todo un sector editorial en riesgo en este momento de pandemia.

Autor: Eduardo Varas

Actualizada:

21 Abr 2020 - 0:05

Escritores, editoriales, distribuidores, imprentas y librerías: hay todo un sector editorial en riesgo en este momento de pandemia. - Foto: Foto de Adolfo Félix, en Unsplash

La paralización impide que la cadena editorial se mueva con normalidad. Hay ajustes en el modelo, pero sobre todo hay crisis generalizada.

El mercado editorial casi en su totalidad está detenido. Hay cosas que se pueden hacer -dependiendo de la ciudad, por ejemplo-, pero en términos generales lo que existe es poco.

Por eso prefieren no hablar de cifras, ni cuantificar sus pérdidas. Las librerías que todavía funcionan, mantienen, en cierta medida, sus servicios de venta en línea. Pero sus números son mínimos.

Según la Cámara Ecuatoriana del Libro, la edición de títulos nacionales ha bajado un 99%. Todavía hay gente que se aventura a hacer libros, pero de seguro no podrán imprimirlos pronto.

Espacios dedicados a libros están cerrados. Los clubes de lectura buscan mantenerse vía 'online'. Las ferias de fines de semana no existen. Quizá hay autores escribiendo y publicando por su cuenta, pero son las excepciones.

Es un momento de crisis para el sector editorial, de acuerdo Oswaldo Almeida, presidente de la Cámara Ecuatoriana del Libro. El sector ha buscado alternativas en medio de esto, que por lo pronto se enfocan en la subsistencia diaria.

Oswaldo Almeida (extremo derecho) durante la rueda de prensa de presentación de agenda de la FIL de Quito, 2019, en diciembre pasado. Junto a Sara Jaramillo, representante de OEI; María Fernanda Ampuero, exgerenta del Plan nacional de Lectura y Juan Fernando Velasco, ministro de Cultura

Oswaldo Almeida (extremo derecho) durante la rueda de prensa de presentación de agenda de la FIL de Quito, 2019, en diciembre pasado. Junto a Sara Jaramillo, representante de OEI; María Fernanda Ampuero, exgerenta del Plan nacional de Lectura y Juan Fernando Velasco, ministro de Cultura  Eduardo Varas

La Cámara Ecuatoriana del Libro tiene un carácter provincial y reúne al menos a 130 socios dedicados a la industria, desde editoriales, librerías y distribuidoras. Pero no son todos.

Fuera de la asociación se encuentran, por ejemplo, imprentas y espacios atípicos de distribución de libros -como supermercados-, entre otros.

Desde la Cámara están preparando una propuesta para enviar a las autoridades, que deberá estar lista en un par de semanas.

Para Almeida se debería declarar en emergencia el sector. Y ajustar requisitos para créditos a la industria editorial, que debe cumplir con pagos, pese a no generar dinero:

El terreno de las editoriales  y librerías independientes

Fuera del sector oficial agremiado, el panorama es el mismo, moviéndose en dos enfoques para lograr subsistir:

  1. Lograr acuerdos entres varios proyectos privados
  2. La ayuda estatal

Germán Gacio está a la cabeza de La Caída Editorial y de la librería Palier Café Libro, ambos negocios con base en Cuenca.

Es una de las caras más visibles de la asociación Editores Independientes de Ecuador. Y para él, la situación se complica en términos evidentes -se han parado proyectos, colecciones y publicaciones nuevas-, pero esto va más allá.

Germán Gacio Baquiola (centro) junto a colaboradores, en el stand de la Asociación de Editores Independientes de Ecuador, en la pasada edición de la FIL de Quito.

Germán Gacio Baquiola (centro) junto a colaboradores, en el stand de la Asociación de Editores Independientes de Ecuador, en la pasada edición de la FIL de Quito. Gabriela Ruiz Agila / Facebook

Sobre todo porque insiste en que hay una mirada alrededor del trabajo editorial en el país, que termina por romantizar la precariedad de la labor que hacen:

"Somos microempresas, tan pequeñas que a veces somos empresas unipersonales. Estamos a la deriva de un escudo o leyes o políticas que nos visibilicen o nos defiendan".

Germán Gacio

Y esta precarización hace que el sector pase desapercibido o ignorado.

El panorama también ha significado que procesos privados e independientes busquen alianzas entre ellos, para generar algún tipo de propuesta en estos tiempos.

Es lo que ha llevado a Karina Sánchez, de la librería Tolstoi, de Quito, a ser la promotora de un proyecto que está en sus primeras etapas. La idea es crear una red para enfrentar la crisis.

"Es necesario reinventarnos ante esta nueva realidad, que de momento es muy difícil y compleja para todos".

Karina Sánchez

Dentro de la reinvención, Sánchez ha mantenido el servicio de venta en línea -por ahora solo del catálogo que tiene, ya que no puede importar más títulos- y que ella se encarga de distribuir el día que tiene libre a la semana, para transitar. Sus ventas han bajado un 75%.

Con eso en mente, la semana pasada hubo una reunión vía Zoom con representantes de otra librería y de dos editoriales independientes.

Los libros que se encuentran en Tolstói Librería

Los libros que se encuentran en Tolstói Librería Facebook Tolstói Librería

Ahí hablaron sobre publicitarse en la web, sobre estrategias para mejorar los envíos de las compra -"(...) por Glovo resultan un poco costosos si la librería o editorial asume el costo del envío dentro de la ciudad"-.

Así como de encontrar alguna alternativa digital económica, como el desarrollo de apps o de plataformas gratuitas, para mantenerse con vida.

"También hablamos de elaborar una especie de manifiesto-comunicado que pueda servir a las instituciones estatales como una base para el desarrollo de políticas públicas en torno al libro y la lectura".

Karina Sánchez

Severo editorial es una de las editoriales que está participando en estas reuniones. Fausto Rivera es una de sus cabezas y asegura que lo principal es dar posibilidad a los lectores de acceder a los libros, en vista de las circunstancias.

Hay que acompañarse en una situación como esta, dice Rivera. Especialmente en un país en el cual las políticas públicas con relación a lo editorial han sido ausentes o poco claras.

Severo es una editorial joven, con apenas dos títulos en el mercado. La crisis, como a otras, les ha obligado a parar y a buscar alternativas.

Algunas propuestas en el camino

Este 20 de abril hubo una primera reunión entre representantes del sector editorial independiente con representantes del Ministerio de Cultura.

Como eje central -además de explicar las acciones que se están tomando en medio de la crisis- se habló de definir cuáles eran las necesidades principales del sector en este momento.

Las que serían tomadas en cuenta en la segunda fase, enmarcada en mantener vigente a la industria.

Se hablaron de revisar las contribuciones impositivas del sector, así como la posibilidad de una compra masiva de catálogo.

Esto se relaciona con una serie de sugerencias que Editores Independientes de Ecuador ha hecho en un documento titulado Un sector históricamente en emergencia, un análisis de la industria editorial en Ecuador durante la cuarentena COVID-19.

Donde se recomiendan algunas acciones al Estado, como medidas de apoyo a editoriales, imprentas y librerías. Entre ellas:

  • Definición del sector editorial como uno de los sectores  en  crisis por la emergencia.
  • Posibilitar la circulación de los libros por medio del correo y couriers nacionales.
  • Elaborar un protocolo sanitario que permita retomar, de forma parcial, la actividad editorial, gráfica y librera, sin generar riesgos sanitarios.
  • Crear tarifa especial para circulación de los libros a través de Correos del Ecuador, por ejemplo.
  • Financiamiento directo a microempresas para afrontar alquileres, pago de sueldos, pago a proveedores.

La situación en Guayaquil

Guayaquil como centro de la mayor cantidad de casos confirmados de coronavirus en todo el país, tiene una dinámica particular, con relación al mercado del libro.

Todo se ha parado. La crisis es grande y es muy difícil que se pueda mantener el mercado editorial independiente.

Los espacios están cerrados, las ventas a través de redes no son fuertes y las agrupaciones como La Colectiva -que reúne a editoriales y libreros independientes- han debido ofrecer soluciones y ayudas a sus miembros, más allá de lo editorial.

Incluso las contribuciones económicas para formar parte del colectivo han podido ser retiradas por los miembros que las necesitaban de urgencia. Y otros han permitido que las suyas puedan ser usadas por sus colegas en emergencia.

Es tiempo de sobrevivir.

Para María Paulina Briones, propietaria de La Casa Morada -librería y espacio cultural- así como editora a través de Cadáver Exquisito, el panorama no es alentador. Y en su cuenta en Facebook se ha encargado de publicar las propuestas que circulan en otros países para darle impulso a la cultura, en medio de la crisis.

https://www.facebook.com/codidiablo/posts/10158332604212704

En conversación con PRIMICIAS, ella detalla las necesidades más inmediatas del sector, sobre todo desde Guayaquil donde -para ella- las soluciones tienen que ser más precisas y particulares.

En estos momentos, el mercado editorial en Ecuador, precarizado desde antes, está en una etapa en la que el trabajo en conjunto, entre iniciativas privadas y el apoyo del Estado, es la vía posible para seguir adelante.