Viernes, 29 de marzo de 2024

Faltan USD 1.400 millones para reparar refinería de Esmeraldas

Autor:

María Teresa Escobar, Silvio Guerra

Actualizada:

5 Feb 2020 - 0:05

La concesión de la planta es la única salida que Petroecuador ve para conseguir los recursos que se necesitan para repararla. Desde finales de 2019 hay anuncios de que se delegaría a un operador privado.

Refinería de Esmeraldas

Autor: María Teresa Escobar, Silvio Guerra

Actualizada:

5 Feb 2020 - 0:05

Imagen de la Refinería de Esmeraldas. - Foto: Cortesía: Petroecuador

La concesión de la planta es la única salida que Petroecuador ve para conseguir los recursos que se necesitan para repararla. Desde finales de 2019 hay anuncios de que se delegaría a un operador privado.

La petrolera estatal Petroecuador aspira a concesionar en el primer semestre de 2020 la Refinería de Esmeraldas, la mayor del país, a un operador privado que pueda invertir en ella unos USD 1.400 millones para repararla.

Esto después de un fallido proceso de rehabilitación que costó USD 2.200 millones, durante el gobierno del expresidente Rafael Correa.

A mediados de 2019 el Gobierno habló por primera vez de concesionar la planta que tiene capacidad para refinar 110.000 barriles diarios. El entonces ministro de Energía, Carlos Pérez, dijo que la concesión se iba a concretar en octubre del año pasado.

"Tenemos los términos de referencia listos, hemos trabajado con consultores internacionales", dice a PRIMICIAS el gerente de Petroecuador, Pablo Flores.

Según Flores, una vez que el Ministerio de Energía apruebe el cronograma, se abrirá la convocatoria internacional para contratar operador privado, en el primer trimestre o al menos en primer semestre de este año.

"No vamos a privatizar la Refinería de Esmeraldas, seguirá siendo un activo de Petroecuador, preservarmos al personal, pero hay que encontrar soluciones a una enorme cantidad de pendientes que tiene la planta".

Pablo Flores, Gerente de Petroecuador, durante una entrevista en enero de 2020.

Pablo Flores, Gerente de Petroecuador, durante una entrevista en enero de 2020. Cortesía Petroecuador

Hay tantos desperfectos que en 2019 Petroecuador hizo un paro programado para reparación y mantenimiento de 120 días, cuando el plazo originalmente previsto era de 90 días.

El paro "se extendió porque encontramos una serie de problemas que no estaban contemplados en las zonas más sensibles para la operación", dice Flores.

Eso incluye a la unidad FCC, una de las más importantes de la planta, que se estaba sobrecalentado en algunos puntos. "Logramos mitigar los puntos calientes de la FCC, que provocaban una inseguridad enorme", agrega Flores.

En un video de julio de 2019, se puede ver el estado en que la Refinería de Esmeraldas fue encontrada por la consultora internacional de tecnología UOP:

Muchos problemas se han solventado desde entonces, pero lo que Petroecuador no han podido solucionar es la necesidad de contar con una mejor planta de azufre, una planta de procesamiento de sosa cáustica, un sistema de manejo integral de los residuos que tienen impacto ambiental y "una larga lista de temas técnicos".

Lo que sí tiene claro la administración de Petroecuador es que "ya no queremos seguir con el modelo anterior en que Petroecuador se endeudaba con las famosas preventas petroleras, recibía los recursos, y se encargaba de gestionar con un enorme despilfarro", agrega Flores.

Por eso se han planteado la delegación de la operación.

Otra ventaja con la que Ecuador ya no cuenta es con los ingresos de un petróleo que costaba más de USD 100 en el mercado internacional. Después del derrumbe de precios en 2016, el Estado se quedó sin recursos para invertir.

La Libertad, también a concesión

La Refinería La Libertad, la segunda mayor del país y la más antigua, también necesita reparaciones e inversión y podrá ser concesionada.

"Lo más grave en esta planta es que cada distorsión en el grado API del petróleo que recibe se traduce en problemas de operación y no tenemos en este momento los 29 grados API para la cual fue diseñada", explica Flores.

El grado API indica la calidad del petróleo, entre más elevado, mejor es el crudo y menos esfuerzo debe hacer una planta para convertirlo en combustibles como gasolina y diésel.

En 2019, La Libertad recibió un crudo con hasta tres grados API por debajo de los que debería, según cifras de Petroecuador.

La Libertad necesita una solución integral, "también hay que realizar una serie de mantenimientos que se han postergado por mucho tiempo, especialmente en el sistema de almacenamiento de la refinería", agrega Flores.

Hay necesidad de realizar reparaciones y mantenimientos también en el sistema eléctrico, en el muelle a través del cual se capta el agua que la refinería necesita para funcionar y, por último, también está el problema del azufre.

Petroecuador ya tiene un análisis global de lo que debe hacer en La Libertad, además de estudios del Ministerio de Ambiente, del Ministerio de Trabajo y del Ministerio de Salud.

"Estamos discutiendo con el ministro de Energía (José Agusto Briones) el cierre temporal de esa refinería para luego inyectar recursos inmediatamente del sector privado, que permitan realizar las mejoras necesarias".

Para ello operación de La Libertad también se podría concesionar a una empresa privada.

Búnker con menos azufre

La Organización Marítima Internacional (OMI) emitió el 1 de enero una norma que limita el contenido de azufre a 0,5% en el combustible usado a bordo de los buques, conocido como fuel oil o búnker, para reducir la cantidad de óxidos de azufre que emanan de los barcos.

La refinería La Libertad puede parecer pequeña con sus 45.000 barriles diarios de capacidad pero es clave para la industria del búnker en Ecuador.

Pero La Libertad no está en capacidad de producir el fuel oil bajo las nuevas normas internacionales de contenido de azufre.

"Hay que hacer esa transición, pero mientras realizamos los arreglos tendremos que importar los insumos y los derivados para no desatender al sector del búnker", admite Flores.

No será en Manabí

Por otro lado, la Refinería del Pacífico, luego rebautizada como Refinería de Manabí, y que nunca ha salido de los planos podría ser construida por inversionistas privados, pero no en la provincia de Manabí.

Los inversionistas han señalado a Ecuador que no tiene sentido construir una nueva planta de refinación en una provincia sin oleoductos, ni poliductos y en un terreno sin puerto, es decir, sin la infraestructura necesaria para llevar petróleo y sacar los combustibles.

Flores dice que los inversionistas que han sido invitados al país han mostrado interés en el proyecto pero si éste se construye en Esmeraldas, a donde llegan los dos oleoductos ecuatorianos, el SOTE, que pertenece a Petroecuador, y el privado OCP.

En Esmeraldas ambos oleoductos tienen, además, terminales para cargar y descargar buques petroleros y ambas están ubicadas en el puerto de Balao.

De Esmeraldas parte, hacia Santo Domingo (en el noroccidente del país), uno de los principales poliductos de Ecuador.

Otra zona que les resulta interesante, por la existencia de un puerto para la importación de GLP, es la terminal de Monteverde, en la provincia costera de Santa Elena, que cuenta con un gasoducto que llega hasta las afueras de Guayaquil.