La muerte del actor Matthew Perry, estrella de 'Friends', ha desatado una ola de nostalgia y de homenajes.
Todas las seis estrellas de 'Friends' tenían su gracia, su simpatía y su atractivo. Pero el actor Mathew Perry se llevaba las palmas y recibía el mayor cariño. Claro, Jennifer Aniston era bella como ninguna, pero el Chandler que construyó Perry convirtió al actor en el favorito de 'Friends'.
La muerte de Perry, este 28 de octubre, ha desatado una ola de nostalgia y de homenajes en las redes sociales. Es obvio que así sea, pues Mathew Perry logró que Chandler Bing, el personaje que interpretó por 10 años, fuera el arquetipo de la ironía.
Chandler era la rueda dentada de una maquinaria llamada 'Friends', que se convirtió en la sitcom más amada de la historia, quizás solo comparable a 'Yo amo a Lucy'.
Recordemos. En 'Friends', Rachel es la niña rica reconvertida en independiente. Mónica era controladora. Phoebe, una hippie extravagante. Joey, el guapo pero algo tonto. Ross, intelectual, infiel y más cercano al antihéroe. Chandler contrastaba porque era divertido y porque hacía lo que el espectador (y cualquier persona) tenía ganas: ¡criticar al resto!
Perry siempre procuraba que Chandler se viera incómodo, inconforme y listo para lanzar balas de sarcasmo e ironía. Era una máquina de arrancar carcajadas.
Una clave de su éxito fue que los productores del show permitieron a Perry moldear a Chandler, que en la idea orginal sería homosexual. Perry fue el único de los seis actores que tenía permitido meter chistes en el guion.
Perry partió de que su Chandler era un cóctel de rarezas. De entrada, la infancia. Su padre tuvo un affair con el chico de la piscina, se hizo travesti y montó su propio espectáculo de burlesque. Su madre, tras el divorcio, se dedicó a la escritura de novelas eróticas.
Luego está el tecer pezón, los traumas con el Día de Acción de Gracias, los peinados imposibles de los flashbacks y la tendencias a arrojar ironías, un mecanismo de defensa de un personaje siempre alerta.
En 10 años de programa, Chandler se enfrentó a sus miedos e inseguridades, incluido el pánico de casarse con Mónica (o sea, la actriz Courteney Cox).
Los diálogos de Chandler con el resto del elenco eran los momentos más electrizantes del show. Porque, para que él funcionara, necesitaba que los demás fueran el blanco. Aunque esas secuencias con Joey (es decir, Matt LeBlanc) siempre serán una maravilla de la comedia.
Por eso, era lo más normal que Chandler tuviera a cargo las últimas palabras del capítulo final.
Lo curioso es que, pese a que era el divertido y el inseguro del grupo, también era el más romántico. Su amor por Mónica no fue esa tóxica montaña rusa que tuvieron Rachel y Ross, sino que iba en serio y 'Friends' tuvo la pareja más cursi/aspiracional del guion.
Con su muerte, Perry se lleva consigo un pedazo de las vidas de los televidentes que lo siguieron fielmente por una década entera. Y también de los que lo han conocido por las repeticiones en redes y streaming en este siglo.
Pese al cambio de paradigmas y de que 'Friends' ya no representa los ideales de la sociedad actual, de todos modos siempre tendremos a Chandler en el corazón o, mejor aún, en el tercer pezón.
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