Viernes, 19 de abril de 2024
Leyenda Urbana

Dos candidatos se han contagiado; todos esperan la vacuna. Trump encendió las alarmas

Thalía Flores y Flores

Thalía Flores y Flores

Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC de España.

Actualizada:

5 Oct 2020 - 19:01

La noticia de que el presidente Donald Trump y la primera Dama habían dado positivo para Covid-19 sacudió Estados Unidos, que contuvo la respiración. 

La onda expansiva alcanzó a todos los continentes y tuvo efectos inesperados que afectaron los mercados financieros. Los futuros de las acciones estadounidenses se desplomaron. 

La pandemia fue un golpe de realidad para el líder de la mayor potencia, que vivía en una delirante ficción, desoyendo a los científicos que le advirtieron de los riesgos del mortal virus. 

Trump falló en proteger a su país y al él mismo: 7,3 millones de estadounidenses contagiados y más de 210.000 muertes son la evidencia.

Lo sucedido en Washington tuvo repercusiones en Ecuador que, pronto, entrará en campaña, con miras a los comicios de 2021.

En una consulta telefónica, los candidatos aseguraron que evitarán poner en riesgo a sus simpatizantes, por lo que no harán grandes concentraciones y adoptarán medidas de bioseguridad.

En la campaña por la reelección, Trump ha hecho reuniones con grupos numerosos y usando, rara vez, la mascarilla. Se contagió.

“Espero que esto sirva de recordatorio: ponte mascarilla, mantén distancia social y lávate las manos”, escribió Joe Biden, en su cuenta de Twitter, tan pronto se conoció el positivo de Trump.

Fue la respuesta a la mofa de la que fue objeto durante el debate, cuando Trump le espetó:

“Cada que le ves, va con mascarilla. Puede estar hablando a sesenta metros y aparece con la mascarilla más grande que hayas visto nunca”. 

Abjurar de estas simples medidas son dos graves errores del presidente de Estados Unidos al gestionar la pandemia, que siempre minimizó.

El culto a la personalidad que marca el ambiente alrededor del jefe de la Casa Blanca recorre el enorme país, de forma peligrosa.

En diversas ciudades se han producido manifestaciones de los anti mascarilla, que han llegado a convertir a ese adminículo en obsesión ideológica. 

Pero el negacionismo frente al virus ha marcado la conducta de otros líderes, que han pagado un alto tributo: infectarse. 

Es el caso del primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, quien se dejaba ver estrechando la mano de los pacientes con Covid-19.

Un buen día de marzo dio positivo. Estuvo confinado 10 días en Downing Street, pero debió ser ingresado a una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). 

La pandemia es, hoy, para los británicos, el tema que más importa, aunque tienen otros muy serios como el Brexit, comentan observadores.

Lo del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, es otra historia desconcertante, al tratarse del líder de un enorme país y vecino nuestro.

Llamó al virus “gripecita”; culpó a la prensa de politizar el tema, y nunca dejó de hacer recorridos con miles de simpatizantes y sin usar mascarilla. Se contagió. 

También dieron positivo su esposa Michelle, su hijo y su nuera, que son parte de los cinco millones de brasileños contagiados.

La cifra de muertes, en Brasil, es espeluznante: más de 145 mil.

Antes de ser ingresado en el Centro Médico Militar Walter Reed, el presidente de Estados Unidos fue atendido en la misma Casa Blanca.

Su médico, Sean Conley, dijo que, por precaución, a Trump le inyectó una dosis alta de anticuerpos monoclonales producidos por la empresa Regeneron. 

Se trata de un fármaco experimental que aún no ha sido aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA). 

Tiene la capacidad de localizar y neutralizar al SARS-CoV-2. Uno de ellos se extrajo de un paciente anónimo que superó la enfermedad. El otro sale de un tipo de ratón que ha sido modificado genéticamente para generar anticuerpos contra el virus y que puede ser inyectado al paciente sin rechazo inmunitario.

Según el New York Times, el director ejecutivo de Regeneron, Leonard S. Schleifer, reveló que el personal médico de Trump solicitó permiso a la compañía para usar el medicamento y que recibió el visto bueno de la FDA.

El coctel de anticuerpos costaría USD 100 mil, según El País.

El médico del mandatario indicó que el presidente también estaba tomado zinc, vitamina D, famotidina, melatonina, una aspirina diaria, y remdesivir. Atacaron al virus, con todo.

A los candidatos a la Presidencia de Ecuador, también les pregunté sobre la vacuna. Todos coinciden que se la pondrán.

Al respecto, Informe Confidencial consultó, la semana pasada, en Quito y Guayaquil. 77%, en Quito y 66%, en Guayaquil, dijeron que sí se pondrán la vacuna. Apenas el 15%, en Quito, y el 27% de los encuestados en Guayaquil respondieron que no. 

Yaku Pérez y Lucio Gutiérrez han tenido Covid-19; sus experiencias han sido dramáticas. 

Que el virus haya entrado en la Casa Blanca ha encendido, otra vez, las alarmas. La pandemia sigue entre nosotros y hay que cuidarse, pero es el gobierno el que gestiona la crisis sanitaria.

¿Cuánto del enorme crédito del FMI apartará Moreno para comprar la vacuna para los ecuatorianos? Esperamos respuesta.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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