Lunes, 29 de abril de 2024
Efecto Mariposa

El primer graduado de la familia transforma vidas

Yasmín Salazar Méndez

Yasmín Salazar Méndez

Profesora e Investigadora del Departamento de Economía Cuantitativa de la Escuela Politécnica Nacional EPN. Doctora en Economía. Investiga sobre temas relacionados con pobreza y desigualdad.

Actualizada:

15 Dic 2023 - 5:56

Las ceremonias de graduación despiertan emociones inexplicables. La alegría, el orgullo, la satisfacción, el alivio por culminar la carrera universitaria y la esperanza de un futuro mejor se viven intensamente en estos actos. 

Esos sentimientos se agudizan aún más, cuando el graduado es el primer profesional de una familia. Generalmente, los primeros graduados pertenecen a familias que viven en situación de pobreza.

Anunciar al primer universitario de una familia es una noticia particularmente especial, puesto que poseer un título de educación superior puede ser un punto de inflexión en la vida no solo del nuevo profesional, sino también en las vidas de todos los miembros de su familia.

El primer profesional es símbolo de transformación radical en la situación social y económica de una familia, debido a que la educación permite ascender en la escalera de movilidad social y económica.

Toda esta transformación se debe a que las personas con estudios universitarios pueden acceder a empleos mejor remunerados. Sí, la educación universitaria abre puertas laborales antes inalcanzables, permitiendo aumentar el bienestar material de las personas. 

El efecto del primer graduado de una familia no se limita únicamente a su núcleo más próximo. En entornos de pobreza y carencias materiales, una persona con un título universitario puede convertirse en un modelo a seguir de otros jóvenes de la comunidad, inspirándolos a ingresar a una institución de educación superior. 

Asimismo, en comunidades con condiciones sociales y económicas desfavorables, la graduación del primer profesional puede cambiar la percepción de la educación, haciendo que las personas crean en que es posible ir a una universidad. 

Una graduación puede invitar a jóvenes desfavorecidos a soñar con un logro académico, a pesar de las dificultades que puedan enfrentar. Justamente, la falta de ejemplos cercanos de éxito de estudios universitarios es una de las razones por las que las personas no ingresan a una universidad, pues la ven como inaccesible, cuando nadie de su círculo más próximo ha logrado obtener un título.

En colectividades con fuerte cohesión social, la graduación universitaria de uno de sus miembros puede ser un hito cultural y comunitario que llene de orgullo y despierte el reconocimiento de comunidades enteras. 

Finalmente, los primeros graduados son una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de políticas educativas inclusivas, que garanticen el acceso equitativo a la educación universitaria. 

Esta semana tuve el honor de asistir a la graduación de un estudiante brillante que pertenece a la comunidad de Quinchuquí Alto, de Otavalo. 

Él es una persona indígena que creció en medio de privaciones, frecuentó una escuela con infraestructura mínima y se convirtió en el primer graduado de su familia y de su comunidad. Quien lo inspiró a seguir ese camino fue su abuela; ella siempre lo animó a no repetir la historia de la mayoría de las personas indígenas: no saber leer ni escribir.  

No soy partidaria de romantizar historias de superación de personas que, siendo víctimas de la corrupción y de las desigualdades sociales y económicas, salieron adelante. Y ese es el caso de los primeros graduados. 

Creo que todas las personas, que así lo deseen, deberían tener oportunidades para ingresar, cursar y graduarse en una universidad. 

Sin embargo, mientras para las personas pobres sea una hazaña graduarse en una universidad, se deberán reconocer sus esfuerzos inenarrables para convertirse en los primeros en alcanzar un título universitario, así como las luchas de las familias que los sostienen en el camino para alcanzar el logro académico.

No dejo de creer en que, en un tiempo no muy lejano, las desigualdades sociales y económicas desaparecerán. 

No dejo de soñar en un país más igualitario para todos, un Ecuador en el que escribir una columna como esta no tenga ningún sentido.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

Comentarios
REGLAS para comentar 
Suscribir
Notificación de
0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos