Miércoles, 08 de mayo de 2024
Contrapunto

Steve Reich, el pionero del minimalismo musical neoyorquino

Fernando Larenas

Fernando Larenas

Periodista y melómano. Ha sido corresponsal internacional, editor de información y editor general de medios de comunicación escritos en Ecuador.

Actualizada:

27 Abr 2024 - 5:55

Después del reciente artículo acerca del músico estadounidense Philip Glass y su extravagante ópera ‘Einstein en la playa’ pensaba continuar con otro músico de la misma época y tendencia: el pintoresco John Cage, además de músico, filósofo.

Pero a través de la red X me hicieron notar que había otro músico, incluso más importante que el mismo Glass: Steve Reich (Nueva York, 1936), considerado el precursor del minimalismo musical que se desarrolló en Manhattan a finales del siglo XX.

Admito que a veces el uso de adjetivos acarrea algunas consecuencias, tal como lo anotó Emilio Cobo (@ze_cobo), quien me hacía notar: ¿Glass más representativo que Steve Reich?

El adjetivo más el adverbio daba la idea de una conclusión que no merecería ningún cuestionamiento ni discrepancia con lo que se subrayaba en el texto.

Entonces, por un momento, olvidémonos de John Cage y vamos al músico que con tanta vehemencia defiende -con justa razón- el lector de PRIMICIAS, Emilio Cobo.

Comencemos por el hecho de que en esa corriente minimalista se encuentran, además de Cage, Glass y Reich, Terry Riley, La Monte Young y Charlemagne Palestine.

Y también que Glass y Reich fueron compañeros de clases, grandes amigos, que sin embargo terminaron peleados por cuestiones más de egos que de otra cosa.

En las biografías se destaca que durante un tiempo los dos músicos fueron taxistas para ganarse la vida y fundaron una empresa de mudanzas; debían cargar sobre sus hombros pesados muebles hacia los vetustos edificios sin ascensor de Nueva York.

Todo eso ocurría antes de que consigan la fama y comiencen a crear su propia música para dejar atrás la dependencia del jazz y la atonalidad con la que Arnold Schönberg deslumbraba a Estados Unidos.

Digamos que 'La consagración de la primavera', de Stravinski era otro fenómeno musical deslumbrante para el joven músico Reich, pero tuvo que esperar muchos años para alcanzar la fama con una obra espectacular-original como fue 'Music for 18 Musicians' (Música para 18 músicos).

Para eso tuvo que añadir cuerdas, vientos y pianos para crear una orquesta minimalista “perfectamente afinada”, anota el musicólogo Alex Ross en ‘El ruido eterno’, Editorial digital Titivillus, 2018

Estrenada el 24 de abril de 1976 es un “drama armónico y sofisticado”. En el centro de la pieza, dice Ross, se halla un ciclo de once acordes, cada uno de los cuales apuntala una sección con una duración de entre dos y siete minutos. En los años setenta el downtown de Manhattan “se encontraba en la cresta de la ola” y el público aguantaba las ocurrencias más descabelladas, según Ross.

La instrumentación de la obra la explica el mismo Steve Reich en la página web de LA Phil:

“Música para 18 Músicos es nueva en cuanto a la cantidad y distribución de instrumentos: violín, chelo, dos clarinetes doblando el clarinete bajo, cuatro voces femeninas, cuatro pianos, tres marimbas, dos xilófonos y metalófono (vibráfono sin motor). Todos los instrumentos son acústicos. El uso de la electrónica se limita a los micrófonos para las voces y algunos de los instrumentos”.

Otra de las características de esta obra es que se toca sin director, los músicos están atentos a la partitura y se comunican solo con las miradas, incluso rotan al término de una sección; el que tocaba la marimba de repente se sienta a interpretar el piano.

Volviendo a Alex Ross, el minimalismo es la historia no tanto de un solo sonido, sino una cadena de conexiones y dice:

“Schönberg inventó la serie dodecafónica; Webern encontró una quietud secreta en sus modelos; Cage y Feldman acentuaron la quietud; Reich sistematizó el proceso y le dio profundidad de campo; Glass le dio un impulso motorizado”.

La cadena no se detuvo, a partir de finales de los sesenta, una pequeña legión de artistas populares trasladó la idea minimalista a la corriente musical dominante, sostiene el musicólogo. En el mismo libro de Ross se afirma que la camaradería que caracterizaba al minimalismo no duró mucho.

Steve Reich se ofendió porque Philip Glass abrevió el título de una de sus obras ‘Two pages for Steve Reich’ a simplemente ‘Two pages’, como negando la influencia de Reich en la creación musical del siglo XX.

A Glass por su parte, apunta Ross, parece haberle sentado mal la elevada reputación intelectual de Reich; el escritor recuerda la tendencia de los críticos a identificar a Reich como el artista serio y a Glass como “el más comercial”.

Otra fuente, la musicóloga Pola Suárez afirma que el arte minimalista en la música fue practicado por primera vez en 1920 por el compositor y pianista francés Erik Satie (1866-1925) en su obra ‘Vexations (Vejaciones) para piano’, en la cual una célula de 32 compases se repite 840 veces.

Pero eso sería todo lo que hizo el compositor y pianista francés en cuanto a esta corriente musical, por eso el título de los críticos a Steve Reich como el pionero es correcto.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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